domingo, 27 de junio de 2021

Guilhermina Suggia

 

Guilhermina Augusta Xavier de Medin Suggia, más conocida como Guilhermina Suggia, nació en Oporto, Portugal, el 27 de junio de 1885, y murió en su ciudad, el 30 de julio de 1950. Violonchelista.

El sitio www.ecured.cu publicó este recordatorio.

Guilhermina Suggia llamada por los críticos de la primera mitad del siglo XX La Reina de los Cellistas, La Maga del Violoncelo, La Divina Suggía, La Princesa del chello.

Fue una violoncellista portuguesa, esposa de Pablo Casals a lo largo de siete años sin firmar en el Registro Civil, que revolucionó ese instrumento en técnica, posición y sonoridad. Hasta el 31 de diciembre de 2006 una exposición de la Câmara Oficial de Oporto en esa ciudad brinda la oportunidad de conocer la vida y la obra de una concertista sobresaliente y casi desconocida en la actualidad que abrió a las mujeres las puertas profesionales del violoncelo, un instrumento que históricamente se les había resistido.

La potencia creativa de esta intérprete que completaba su talento musical con una personalidad arrasadora le permitió llevar adelante un liderazgo que facilitó a las féminas esa opción instrumental. Si para un hombre manejar la envergadura del chello supone un considerable gasto de energía jalonado de lesiones, qué decir del esfuerzo necesario en una mujer, a quien por añadidura las buenas maneras de antaño obligaban a colocar el instrumento por delante de sus rodillas juntas o a un lado del cuerpo forzando el torso de la concertista a un retorcimiento físico doblemente agotador que sus colegas masculinos.

De ahí que al referirse a las pocas ejecutantes anteriores a Guillermina, incluida Lisa Christiani, la más conocida, a quien Felix Mendelsshon dedicó su composición Canciones sin palabras, se acostumbra a comentar de todas ellas que tenían «un débil sonido». Aún en 1930 el chello era tenido por un instrumento indecoroso para las mujeres y la Orquesta de la BBC prohibía expresamente en su formación la contratación de violoncelistas femeninas. A este respecto conviene añadir los comentarios negativos y a menudo obscenos de algunos maestros intentando apartar a las estudiantes de un camino tenido por inadecuado, como la soez observación que el profesor THOMAS BEECHAM dedicó en tono de burla a la violoncelista Beatriz Harrison, contemporánea de Suggía, cuando era una adolescente: — Señorita, tiene usted en las piernas algo capaz de dar un gran placer a miles. Y todo lo que hace es sentarse y arañarlo. Pero llegó Guilhermina Suggía y bajo la dirección de su primer maestro de música, su padre, cambió esa tradición ante la curiosidad del ambiente musical. En la fotografía que da fe de su primer concierto público con solo 7 años aparece ya con su pequeño violoncelo, regalo del vizconde Villar d'Allen, bien encajado entre sus rodillas. El Jornal de Noticias do Porto celebraba el estreno de Guillermina como solista calificándola de niña prodigio.

A continuación, la recordamos en el día de su nacimiento, con Kol Nidrei, de Max Bruch.