El Mandato británico de Palestina fue una administración
territorial encomendada por la Sociedad de Naciones al Reino Unido en Oriente
Medio, tras la Primera Guerra Mundial y como parte de la partición del Imperio
otomano, con el estatus de territorio bajo mandato. El territorio sobre el que se
estableció correspondía a la región meridional del Levante mediterráneo, una
región que el Imperio otomano perdió como consecuencia de su derrota en la
guerra.
Aunque el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda administraba
estos territorios de facto desde 1917, el Mandato entró en vigor en junio de
1922 y expiró en mayo de 1948. En un primer
momento incluyó los actuales
territorios de Jordania, Israel y la actual Palestina, si bien a partir de
septiembre de 1922 el Reino Unido separó la parte oriental del mismo, creando
el Emirato de Transjordania.
El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprobó un plan para la partición de Palestina, que recomendaba
la creación de un Estado árabe independiente y uno judío y un régimen especial
para la ciudad de Jerusalén.