El barbero de Sevilla, o Il barbiere di Siviglia, es una ópera bufa en dos actos con música de Gioachino Rossini y libreto en italiano de Cesare Sterbini, basado en la comedia del mismo nombre de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais.
El estreno tuvo lugar el 20 de febrero de 1816, en el Teatro Argentina, Roma, y resultó un fracaso. La audiencia silbó y abucheó la obra, y sucedieron varios accidentes en escena, pero la segunda interpretación corrió una suerte bien distinta. Se convirtió en un gran éxito.
Para esta ópera, Rossini, abordó la primera de las obras de la trilogía de Fígaro, mientras que la ópera de Mozart, Las bodas de Fígaro, compuesta en 1786, tomó la segunda parte.
Rossini se comprometió a escribir dos óperas para el carnaval de Roma de 1816. La primera la finalizó el 26 de diciembre de 1815 y el mismo día se puso a trabajar en la segunda.
Tan pronto Sterbini le proporcionó la historia del Barbero, y le entregó los versos, Rossini escribió la música y toda la obra se terminó en menos de tres semanas.
Casi después de doscientos años, El Barbero de Sevilla, mantiene su popularidad en la escena, y atestigua su grandeza.
A continuación, de Gioachino Rossini, la ópera El barbero de Sevilla, en la interpretación de Teresa Berganza como Rosina, Luigi Alva en el rol del conde de Almaviva; Herman Prey encarna a Figaro; Enzo Dara en el papel de Bartolo; Paolo Montarsolo en el personaje de Basilio; Stefania Malagú en el papel de Berta; y Renato Cesari como Fiorello, junto al Coro y Orquesta del Teatro Alla Scala de Milán, dirigidos por Claudio Abbado, en la producción de 1972.
La acción se desarrolla en Sevilla, España, en el siglo XVII.
Acto I
Plaza enfrente de la casa del doctor Bartolo, en SevillaEn una plaza pública en las afueras de la casa del viejo doctor Bartolo, una banda de música y un pobre estudiante llamado Lindoro están dando una serenata, sin resultado, ante la ventana de Rosina (Ecco ridente in cielo - "Aquí, riendo en el cielo"). Rosina es una pupila del doctor y éste quiere casarse con ella. Lindoro, quien en realidad es el joven Conde Almaviva disfrazado, espera conseguir que la bella Rosina le ame por sí mismo y no por sus títulos o su dinero. Almaviva paga a los músicos cuando se marchan, quedando él entristecido y solo.
Fígaro, que presume de ser el barbero más famoso de Sevilla y de que eso le abre todas las puertas, se acerca cantando (Aria: Largo al factotum della città - "Abrid paso al factótum de la ciudad"). Aprovechando que Fígaro fue en el pasado sirviente del Conde, éste le pide ayuda para encontrarse con Rosina, ofreciéndole dinero en caso de que logre arreglarlo. (Duo: All'idea di quel metallo - "A la idea de aquel metal"). Fígaro aconseja al Conde que se disfrace de soldado borracho, para que le sirva de pretexto para que el doctor Bartolo le dé alojamiento en su casa amparándose en la obligación legal que recaía sobre los ciudadanos de acoger a las tropas cuando éstas se desplazaban. Fígaro es generosamente recompensado por esta sugerencia.
Casa del doctor Bartolo
La escena comienza con la cavatina de Rosina: Una voce poco fa - "Una vocecita hace poco". (Esta aria fue originalmente escrita en la tonalidad de Mi mayor para una voz de mezzosoprano, pero a veces se traspone un semitono hasta Fa para que lo interpreten sopranos de coloratura, dándoles la oportunidad de cantar cadencias extras ligeramente tradicionales a veces llegando a res agudos o incluso fas, como en el caso de las interpretaciones de Diana Damrau.)
Rosina escribe una carta a Lindoro. Conforme está abandonando la habitación, entran el Dr. Bartolo y D. Basilio, un profesor de música. Éste le cuenta sobre la llegada a Sevilla del conde de Almaviva enamorado en secreto de Rosina. Bartolo sospecha del Conde y pretende firmar el acta de casamiento con Rosina ese mismo día, y Basilio le aconseja que se quite de enmedio al conde creando rumores falsos sobre él (esta aria, La calunnia è un venticello - "La calumnia es un vientecillo" casi siempre se canta un tono inferior a la original en re mayor).
Cuando los dos se han ido, entra Fígaro a la casa y se entrevista con Rosina. Fígaro le pide a Rosina que escriba una carta a Lindoro y que Fígaro le hará llegar a Lindoro. (Dúo: Dunque io son…tu non m'inganni? - "Entonces yo soy la que... ¿no me estás engañando?"). Aunque sorprendida por Bartolo, Rosina consigue engañarlo, pero sigue sospechando. (Aria: A un dottor della mia sorte - "A un doctor como yo").
Conforme la sirviente del Dr Bartolo, Berta, intenta abandonar la casa, se encuentra con el Conde disfrazado de soldado ebrio. Temiendo a este borracho, Berta se apresura a acudir donde Bartolo en busca de protección e intenta alejar al supuesto borracho, pero no lo logra. El Conde consigue unas palabras con Rosina, susurrándole que es Lindoro y entregándole una carta. El vigilante Bartolo sospecha y exige saber qué es esa pieza de papel en las manos de Rosina, pero ella le engaña entregándole la lista de la lavandería. Bartolo y el Conde empiezan a discutir y, cuando Basilio, Fígaro y Berta aparecen, el ruido atrae la atención del oficial de la guardia y sus hombres. Bartolo cree que el Conde ha sido arrestado, pero Almaviva sólo tiene que mencionar su nombre al oficial para quedar en libertad. Bartolo y Basilio están asombrados, y Rosina se burla de ellos. (Final: Fredda ed immobile - "Fría e inconmovible").
Acto II
Casa del doctor BartoloAlmaviva de nuevo aparece en casa del doctor, esta vez disfrazado como alumno de canto y pretendiendo actuar como un sustituto de su supuestamente enfermo maestro Basilio, el habitual maestro de música de Rosina. Inicialmente, Bartolo sospecha, pero permite a Almaviva entrar cuando el conde le da la carta de Rosina. En ella describe el plan de Bartolo de desacreditar a Lindoro quien él cree que es un sirviente del Conde que pretende conseguir mujeres para su amo. Para no dejar a Lindoro solo con Rosina, el doctor Bartolo hace que Fígaro le afeite. (Quinteto: Don Basilio! — Cosa veggo! - "¡Don Basilio! — ¿Qué veo?").
Cuando Basilio aparece de repente, le sobornan con una bolsa de Almaviva para que se finja enfermo. Finalmente Bartolo detecta el truco, echa a todo el mundo de la habitación y se apresura a ir a un notario para redactar el contrato de matrimonio entre él y Rosina. También muestra a Rosina la carta que ella escribió a "Lindoro", y la convence de que Lindoro es meramente un servidor de Almaviva.
La escena queda vacía mientras la música crea una tormenta. El conde y Fígaro suben por una escalera hasta el balcón y entra en la habitación por la ventana. Rosina muestra la carta a Almaviva y expresa sus sentimientos. Almaviva revela su identidad y los dos se declaran su amor. Mientras Almaviva y Rosina están absortos el uno en el otro, Fígaro les urge que se marchen. Se oye a dos personas que se acercan a la puerta, e intentando escapar por la escalera, se dan cuenta de que la han quitado. Los dos que se acercan son Basilio y el notario y Basilio tiene que elegir entre aceptar un soborno y ser testigo o recibir dos balas en la cabeza (una elección fácil, dice él). Él y Fígaro firman como testigos el contrato de matrimonio entre el conde y Rosina. Bartolo entra pero es demasiado tarde. El aturdido Bartolo (que era quien había quitado la escalera) queda tranquilo cuando le permiten quedarse con la dote de Rosina.