Giselle es un ballet en dos actos con música de Adolphe Adam, coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli y libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy, basado en la obra De l'Allemagne de Heinrich Heine.
El estreno se realizó el 28 de junio de 1841, y estuvo a
cargo del Ballet del Teatro de la Real Academia de Música en la Salle Le
Peletier de París. En 1887 Riccardo Drigo compuso una variación del primer acto,
y la música suele atribuirse erróneamente a Ludwig Minkus.
Giselle es una de las obras maestras del ballet
A continuación, el Ballet Giselle, de Adolphe Adam, en la
versión del Teatro Estatal de Ópera y Ballet de Mari, según el siguiente
reparto:
Giselle -
Mikhaylova Kristina
Albrecht -
Starikov Román
Hans -
Vasiliev Artem
Berthe -
Nikolaeva Tatiana
Duque -
Saraikin Ilya
Bathilde -
Novozhilova Alla
Wilfrid -
Novikov Maksim
Myrtha - Sergeeva Svetlana
Orquesta dirigida por Alexander Andrianov.
En una aldea de la Renania medieval, Hilarión, cazador, ama
a Giselle y tiembla de celos por Loys, bajo cuyo semblante de pueblerino se
encuentra Albrecht, el duque de Silesia, quien aparece para encontrarse con
Giselle tras haber ocultado su espada y su escudero en el bosque. La joven sale
de casa y acepta el tierno galanteo de Albrecht disfrazado de Loys, quien jura
amarla para confortarla de la negativa de una margarita que ella había
deshojado. Hilarión declara más tarde su amor a Giselle, pero ella le rechaza y
este jura venganza.
Dan comienzo las fiestas campesinas de la vendimia, a las
que Giselle se une con entusiasmo y no sin el temor de su madre, pues desde
niña había tenido una salud muy débil. Mientras la danza tiene lugar, su madre
cuenta cómo jóvenes muertas antes de casarse se convierten en Willis, blancos
fantasmas que vagan por los bosques al claro de la luna. Se interrumpen las
fiestas para acoger al príncipe de Curlandia y a su hija Bathilde, que llegan
de regreso de una cacería con su séquito. Giselle danza para la princesa, que
le da un collar y vuelve a partir con los suyos, reanudándose la fiesta
campesina. Al llegar Albrecht, Hilarión le desenmascara mostrando la espada que
ha encontrado escondida en el bosque, y llama de nuevo con el sonido del cuerno
a los nobles cazadores y a la princesa Bathilde, prometida de Albrecht. Este,
con fingida desenvoltura y justificándose como simple deseoso de distracción
entre las danzas campesinas, toma a Bathilde del brazo y se la lleva, sin
cuidarse de Giselle. Giselle, al comprender el engaño, cae en la locura y
delira iniciando pasos de danza entre los consternados presentes, para
finalmente morir en brazos de su madre ante un Albrecht atónito y desesperado.
Segundo acto
Hilarión acude al bosque para visitar la tumba de su amada y
es sorprendido por la medianoche y con ella la llegada de las Willis.
Myrtha, su reina, es la encargada de hacer la llamada a las
Willis para iniciar así, una noche más, el ritual de la venganza, siendo
Hilarión su primera víctima. Al oír pasos las Willis desaparecen. Es Albrecht
quien se acerca, siente tanto arrepentimiento que se ha adentrado en el bosque
buscando la tumba de Giselle y suplicar su perdón. Giselle se hace visible
conmovida por su arrepentimiento e intenta prevenirle para que se marche del
bosque, pero ya es tarde y la implacable Myrtha ordena a las Willis atraer a
Albrecht hasta su presencia donde, haciéndole bailar, conseguirán quitarle la
vida.
El amor que Giselle siente en su interior será la salvación
de Albrecht, dándole su aliento y haciéndole resistir vivo hasta la llegada del
alba. Con el amanecer las Willis desaparecen, y así Giselle tiene que
despedirse de su amado para siempre y Albrecht trata inútilmente de retenerla,
pero ella tiene que seguir su triste destino envuelta en esa maldición
provocada por el engaño y la traición del hombre.