Blanquita Amaro nació en San Antonio de los Baños, Cuba, el 30 de junio de 1923, y murió en Miami, Estados Unidos, el 15 de marzo de 2007. Actriz, cantante, vedette y bailarina.
El sitio www.tangoreporter.blogspot.com
publicó este recordatorio firmado por Carlos G. Groppa.
Blanquita Amaro, la bailarina cubana que entre rumbas y
tangos triunfo en la Argentina
Por Carlos G. Groppa
Rumbera y actriz, Blanquita Amaro fue un símbolo de la rumba
cubana. De larga carrera en la Argentina, se destacó en el teatro de revistas y
el cine de toda América Latina. Después de la Revolución Cubana, se exilió en
Miami hasta el fin de sus días.
A pesar de ser, según el periodista Fausto Miranda,
"una diva histórica de Cuba y Latinoamérica", la historia de esta
consumada artista, se pierde en su propia patria por haber decidido vivir fuera
de ella. Y se pierde al extremo de que ni tan siquiera aparece su nombre en el
"Diccionario de la Música Cubana" de Helio Orovio, de 1981 ni en la
actualizada en 1992.
Poseedora de una versatilidad que le permitió incursionar en
la revista musical, el drama y la comedia por igual durante más de medio siglo,
Blanquita Amaro nació el 30 de junio de 1923, en San Antonio de los Baños,
provincia de La Habana. Habiendo comenzado en una pequeña carpa-teatro de su
pueblo en obras dramáticas y musicales, a los nueve años ganó el primer premio
en un concurso de canto en el Teatro Payret de la capital cubana.
Rosendo Rusell, en su libro "Vida y Milagros de la
Farándula en Cuba", manifiesta que Blanquita, a los 13 años, tenía un
cuerpo como "para discutirle el primer premio a la Miss Universo más
universal que haya existido", y que "al compás de sus fabulosas
caderas" hacía temblar los escenarios en cuanto teatro se presentaba.
Atraída de adolescente por los ritmos de su tierra, al serle
ofrecida la oportunidad de actuar en un club nocturno de La Habana, logró una
rápida popularidad.
Su simpatía, pícara sonrisa y el exaltado movimiento que le
imprimía a su ágil cuerpo la convirtieron en una de las figuras más populares
de aquella época, compartiendo los escenarios con las principales vedettes, en
una etapa artística cubana en la que ella se destacó por su fogosa forma de
bailar.
Casada con el empresario y bongosero Orlando Villegas (su
director y representante), Blanquita participó en los principales programas de
televisión de la Cuba republicana como "Casino de la Alegría",
"Jueves de Partagás", y "El show del Mediodía", así como en
los mejores espectáculos de teatro y cabaret.
En 1939 asomó en el cine cubano en las películas "Mi
tía de América" y "Estampas habaneras", a las que le siguió
"Embrujo antillano" (1947), uno de los films musicales más costosos
de su época, con Ramón Armengod y la ya famosa vedette cubana María Antonieta
Pons.
Requerida en México, donde fue bautizada como "La Reina
del Mambo", actuó en las películas "Prófugos" (1940),
"Hotel de verano" (1944) con Germán Valdés "Tin Tán",
"Escándalo de estrellas" (1944) con Pedro Infante, y "Bésame
mucho" (1945) con los tangueros argentinos Vicente Padula y el Che Reyes.
A pesar de haber desarrollado una resonante carrera en la
isla, sus éxitos más importantes los cosechó en la Argentina, donde causó
sensación a partir de 1947, año en que fue contratada para intervenir en la
comedia musical "Malena luce sus pistolas", compartiendo una exitosa
temporada en el Teatro Casino con tres de las más importantes figuras del
momento, Tita Merello, Alberto Castillo y Pedro Quartucci. Su exuberante baile
y su sensual canto electrificaron a los porteños. Desde entonces Blanquita pasó
a ser una de las estrellas más luminosas del firmamento teatral de Buenos
Aires.
Sus resplandeciente vestuario, su amplia sonrisa y ese modo
de actuación sensual y gracioso al mismo tiempo la convirtieron en una de las
vedettes predilectas del público local, que siguió también su labor radial en
los programas "Canciones y Sonrisas de América" (1947) con Fidel
Pintos, y "Belleza tropical" (1949) con Pablo Palitos.
A raíz de su éxito, fue tentada para actuar en cine, que en
ese entonces atravesaba su mejor momento, y al tope en el mercado
hispanoamericano gracias a la calidad de sus estrellas, Luis Sandrini, Libertad
Lamarque, Nini Marshall, Hugo del Carril, Zully Moreno, Pepe Arias, Mirtha
Legrand y muchísimas más.
Habiendo filmado entre 1948 y 1958 diez películas en el cine
argentino, debutó con "Cuidado con las imitaciones" (1948) con el
grupo cómico los Cinco Grandes del Buen Humor. Luego le siguieron "Una
noche en el Ta Ba Rin" (1949) con Pepe Iglesias "El Zorro",
"Buenos Aires a la vista" (1950) con Agustín Irusta, "El
seductor" (1950) con Luis Sandrini, "A la habana me voy" (1950)
con Tito Lusiardo, "Locuras, tiros y mambo" (1951) nuevamente con los
Cinco Grandes del Buen Humor, "Una cubana en Espaa" (1951) también
con Tito Lusiardo, "Bárbara atómica" (1952) con Juan Carlos Thorry,
"Mi viudo y yo" (1954) con Alberto Closas, y entre otras "Casada
y señorita" (1954) junto a Adolfo Stray, Pedro Quartucci, Tato Bores y el
cantante Fernando Albuerne.
Dirigida por los mejores directores argentinos de ese
momento, Luis César Amadori, Luis Bayón Herrera, Julio Saraceni, Enrique Cahen
Salaberry, Carlos Rinaldi y otros, Blanquita brilló en esa época de oro del
cine argentino con su gracia caribeña y su personal talento.
A su labor cinematográfica, radial y escénica, en la década de
1960 le agregó la televisión, al debutar en el programa semanal "El show
de Blanquita Amaro" por Canal 13.
En medio de esta actividad, el tango constantemente giró a
su alrededor. Su trabajo en cine y teatro, al ser compartido con tangueros de
la talla de Tita Merello, Alberto Castillo, Tito Lusiardo, Agustín Irusta y
otros, hizo que el tango no le fuese ajeno.
Tras permanecer casi un lustro en la Argentina viajó a
Miami, donde produjo y animó su propio show televisivo.
Considerada entre las primeras vedettes cubanas de fama
internacional, en 1959, en plena efervescencia de su carrera, con el arribo de
Fidel Castro al poder, se exiló en Panamá, donde trabajó en televisión con
otros actores cubanos, también exiliados.
Sin dejar de hacer giras por los países vecinos, en 1968 se
radicó definitivamente en Miami, donde durante 28 años presentó en el
Miami-Dade County Auditorium el espectáculo "Cuba canta y baila"
(nombre de una vieja película musical cubana de 1951), por el cual desfilaron
figuras artísticas internacionales como Olga Guillot, Tongolele, María Marta
Serra Lima, Xiomara Alfaro, y otras.
En la década de 1970 volvió a los escenarios argentinos con
tal repercusión, que mucho tiempo después, el conocido productor de los
espectáculos revisteriles del Teatro Maipo, Carlos A. Petit, al recordar esa
etapa de la revista porteña, no pudo dejar de mencionarla. "Cuando
Blanquita actuaba -manifestó-, noche tras noche debía colgarse en la boletería
del teatro un cartel que decía ‘No hay más localidades’, y cuando dejaba de
actuar, porque filmaba o salía de gira, la recaudación descendía drásticamente
a casi la mitad. Este fenómeno no se repitió nunca con ninguna figura de la
revista".
A continuación, la recordamos en el día de su nacimiento,
con Asi – Asi, fragmento de la película Cuidado con las imitaciones, de 1948.