Herbert von Karajan nació en Salzburgo, Austria, el 5 de abril de 1908 y murió en Anif, Austria, el 16 de julio de 1989. Director de orquesta.
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Herbert von Karajan (Salzburgo, actual Austria, 1908 - Anif,
id., 1989) Director de orquesta austriaco.
Reverenciado y detestado, siempre polémico, si hay un músico
que represente mejor que nadie la dirección orquestal durante el siglo XX, ése
ha sido Von Karajan.
Por un lado su carisma, su forma apasionada de acercarse a
la música, su capacidad única para arrancar las más brillantes sonoridades a la
orquesta (aunque basado en una realidad, se ha convertido ya en un tópico
hablar del «sonido Karajan») y, por otro, tanto su culto a la técnica y los
estudios de grabación como su profundo conocimiento del mercado discográfico lo
convirtieron en la batuta más popular y aclamada de toda la centuria y también
en una de las más vilipendiadas por quienes le criticaban su afán megalómano,
su superficialidad a la hora de afrontar el repertorio y su conservadurismo
estético, cerrado a las nuevas corrientes musicales de su tiempo. Acusaciones
estas que, siendo ciertas en el fondo, no pueden hacer olvidar su magisterio en
la interpretación de las grandes obras del repertorio sinfónico y operístico
romántico, con Beethoven, Chaikovski y Richard Strauss a la cabeza.
La música fue algo habitual para Karajan desde su más tierna
infancia: su padre era clarinetista aficionado y su hermano, organista. El
primer instrumento del pequeño Herbert fue el piano, en cuya práctica se inició
en el prestigioso Mozarteum de su ciudad natal. Alentado por su maestro
Bernhard Paumgartner, se trasladó a Viena, donde su interés derivó hacia la
dirección orquestal.
Su debut en tal disciplina, al frente de una orquesta de estudiantes, tuvo lugar en la Academia de Música de la capital austriaca en 1928. El oficial, al frente de una orquesta profesional, la de Salzburgo, se produjo poco después, en 1929, año, además, en que fue nombrado director de orquesta del modesto teatro de la Ópera de Ulm, cargo en el que permaneció hasta 1934 y en el cual adquirió, mediante la práctica diaria, la experiencia y técnica indispensables para abordar destinos y metas más altos.
Durante el III Reich, en un momento en que las mejores batutas (Erich Kleiber, Bruno Walter, Otto Klemperer) se hallaban en el exilio, Von Karajan se confirmó como la nueva promesa de la escuela directorial germánica. En esa época debutó en las óperas de Viena (1937) y Berlín (1938), la segunda de las cuales dirigió como titular desde 1939 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. La derrota de Alemania frenó temporalmente su carrera al serle prohibida toda actuación por su clara vinculación al régimen hitleriano.
Este veto se mantuvo hasta 1947, año a partir del cual puede
decirse que el fenómeno Karajan alcanza toda su magnitud. En este sentido,
tiene especial trascendencia el año 1948, cuando, a instancias del productor
discográfico británico Walter Legge, fue nombrado titular de la Philharmonic
Orchestra de Londres, con la que realizó una larga serie de grabaciones que
hicieron de él una estrella internacional.
A la muerte de Wilhelm Furtwängler en 1954, Von Karajan
abandonó la formación londinense para aceptar la dirección de la Filarmónica de
Berlín, la orquesta cuya dirección había constituido desde siempre uno de sus
más anhelados objetivos y al frente de la que ya había debutado en 1938. Desde
1955 hasta 1989, cuando presentó su dimisión por motivos de salud, fue titular
de esta formación, una de las más prestigiosas del mundo.
Con ella, así como con la Filarmónica de Viena, realizó sus mejores grabaciones discográficas, con un repertorio que abarcaba desde la música de autores barrocos, como Johann Sebastian Bach, hasta alguna incursión en el repertorio contemporáneo, con obras de Stravinski y la Segunda Escuela de Viena. Siempre curioso e interesado por los avances y nuevas técnicas, en 1982 grabó el primer disco compacto preparado para lectura de rayos láser.
Herbert von Karajan fue también poseedor de una considerable
fortuna, conseguida a través de diversos negocios: entre ellos, la poderosa
compañía discográfica Deutsche Grammophon, en la que un tercio de sus
beneficios dependían de sus grabaciones; una agencia artística que contrataba
los mejores intérpretes actuales; la compañía Telemondial, productora de
películas y videos musicales; la americana Columbia Artist Management INC; y
los Festivales de Pascua y Pentecostés de Salzburgo, que él mismo dirigió.
Aunque
tras su muerte la calidad de su legado ha sido cuestionada por algunos
críticos, lo cierto es que Von Karajan es, por derecho propio, uno de los
mayores directores que ha dado el siglo XX.
A continuación, Herbert von Karajan, al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena, y su interpretación de la Sinfonía Nº 9 en Mi Menor Op. 95, de Antonin Dvorak.
A continuación, Herbert von Karajan, al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena, y su interpretación de la Sinfonía Nº 9 en Mi Menor Op. 95, de Antonin Dvorak.