La Dolores es una ópera de Tomás Bretón, según su libreto, basado en la obra de teatro de José Feliú y Codina de 1891. El estreno se realizó el 16 de marzo de 1895, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
A continuación, La
jota del final del primer acto, de la ópera La Dolorosa, de Tomás Bretón, de la
producción de 2004 del Teatro Real de Madrid, bajo la dirección de Antoni
Ros-Marbá.
La Dolores (Argumento)
La Dolores, Opera en tres actos se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de
Madrid, el día 16 de Marzo de 1895. Su libretista, José Feliu y Codina. Música
de Tomás Bretón.
Acto I
En la plaza del pueblo se vive alegremente la víspera de un día de fiesta.
Dos jóvenes –Patricio y Celemín – conversan acerca de la muchacha a quien ellos
aman. Es Dolores, que atiende la taberna que da a la plaza. Celemín acepta que
Dolores no se fije en él y advierte a Patricio, que pese a ser un hombre
adinerado y que ha organizado una fiesta de cantos y bailes en honor a la
muchacha, ésta tampoco le hará caso. Ambos comentan también que Dolores alguna
vez tuvo un romance con Melchor, el barbero del pueblo, quien la sedujo, pero
que éste ahora no debe preocuparlos porque ha decidido casarse con otra mujer.
Llega al lugar un destacamento militar a cargo del sargento Rojas, quien
también se fija en Dolores y pretende conquistarla. A continuación Patricio y
el petulante sargento se disputan la atención de la muchacha que se ríe de sus
halagos y goza sirviéndoles vino. Llega entonces un ahijado de la tabernera
Gaspara. Él es Lázaro, un ex-torero y ahora seminarista. Para completar la
galería de personajes llega también el barbero Melchor. Comienza la fiesta
organizada por Patricio, en la cual se baila y se canta a la grandeza de
Aragón. Es éste el momento de la famosa “Jota”, el fragmento más famoso de la
ópera, con el cual concluye el acto primero. En esta escena se oye también esa
copla tan popular que dice: “Si vas a Calatayud, pregunta por La Dolores”.
Acto II
El seminarista Lázaro vive la turbación que le provoca estar enamorado de
Dolores. Patricio aparece cargado de regalos para la muchacha y esto renueva
sus rivalidades con el sargento Rojas. Celemín llega con amigos anunciando que
en el ruedo cercano un animal está listo para ser toreado. Muy ufano, Rojas
quiere ser el torero. Todos se van a comer; Patricio y Rojas se quedan con
Melchor, quien les cuenta historias de La Dolores. La amena charla termina con
la apuesta de Melchor de que esa noche entrará a la habitación de la muchacha.
A solas con ella, la halaga para que lo acepte esa noche a las diez. Patricio
la previene del engaño y Dolores, aunque herida, se lo toma a la broma y
promete tanto a Rojas como al propio Patricio que estará esperándolos a las
diez. Luego Lázaro se reúne con Dolores y le confiesa su amor. Aunque conmovida
por su inocencia, ella le dice que olvide esos sentimientos. Celemín ha oído la
conversación y llama a todos para que se burlen de Lázaro, que ataca a Celemín,
amenazándolo con matarlo y con hacer después lo mismo con Patricio y Rojas.
Celemín se queda jurando venganza mientras todos se van a la corrida de toros.
En ella Rojas no consigue estar a la altura de la reputación que él mismo se
había atribuido y Lázaro lo salva de morir en el ruedo, lo que provoca las
aclamaciones de todos los presentes. Dolores, impresionada por su valentía, le
dice que vaya a su habitación.., también a las 10 de la noche.
Acto III
Lázaro reza una letanía, que las mujeres se encargan de responder. Celemín
hace las paces con Lázaro y trata de convencerlo de que se vaya y se olvide de
Dolores, pero Lázaro se niega a escuchar. La tabernera Gaspara, por su parte,
que ha sabido de los sentimientos de Lázaro, se enfrenta a Dolores y le pide a
ella que se vaya. Pero Dolores la convence de que es Lázaro quien debe
marcharse y por ningún motivo acudir a la cita de las diez, pues su vida
correrá peligro. Las mujeres deciden organizar un plan para alejar a Lázaro y
se despiden. A solas, Dolores se lamenta del hecho de haber encontrado el amor
demasiado tarde. Cuando dan las diez de la noche las cosas se complican, y
mucho. Lázaro llega a la habitación de Dolores, le confiesa apasionadamente su
amor, pero al marcharse, a petición del plan de Dolores, se topa con Melchor,
que también viene a ver a la muchacha. Dolores se niega tajantemente a sus
pretensiones y Melchor la ataca. Es entonces el momento en que irrumpe Lázaro y
enceguecido da muerte a Melchor. Ante la llegada de la gente que ha escuchado
gritos, Dolores intenta responsabilizarse, pero Lázaro declara que él es quien
le ha dado muerte por defender el honor de la mujer que ama y que está
dispuesto a enfrentar las consecuencias que le traerá haber cometido ese
crimen.