Elizabeth Maconchy nació en Broxbourne, Hertfordshire, Reino
Unido, el 19 de marzo de 1907, y murió en Norwich, Reino Unido, el 11 de
noviembre de 1994. Compositora.
El sitio www.mcnbiografias.com
publicó este recordatorio, firmado por Cecilia Guiter Viader.
Maconchy, Elizabeth (1907-1994).
Compositora británica de origen irlandés, nacida en
Broxbourne (Herts) en 1907 y fallecida en noviembre de 1994. Está considerada
una de las principales autoras de obras de cámara de su generación. Aunque en
su familia no había gran afición musical, ella empezó a componer los seis años,
momento en que descubrió su futura vocación.
Vivió en el campo hasta que su familia se trasladó a Irlanda
tras la Segunda Guerra Mundial, cuando su padre encontró trabajo en Dublin.
Elizabeth recibió clases de piano y armonía, hasta que su profesora le aconsejó
que entrara a estudiar en el conservatorio de Londres. Esta decisión se le hizo
muy dura, más teniendo en cuenta la muerte de su padre, acaecida en 1922.
Durante el año que siguió comenzó a estudiar piano con Arthur Alexander y
composición con Charles Wood y, más tarde, con Vaughan Williams. Tenía entonces
16 años, era tímida y no estaba suficientemente preparada; además, había
asistido una sola vez a una audición de una orquesta. Nunca había escuchado un
cuarteto de cuerda. Vaughan Williams no era un profesor muy experto, pero sí
una magnífica persona y resultó tener una enorme influencia sobre ella. Fue
quien la animó y le dijo que la brillantez por sí misma no cuenta, que hay que
adecuar la técnica y expresar las propias ideas de la forma más clara posible.
Tras estudiar con Vaughan Williams durante un año aproximadamente, Betty
descubrió la música de Béla Bartók, que supuso una revelación para ella y lo
seguiría siendo toda su vida. Igual que Elisabeth Lutyens y muchos otros,
encontraba tediosos a Elgar y Parry.
Elizabeth Maconchy se dedicó con intensidad a su carrera
profesional como compositora. Tras esa infancia transcurrida principalmente en
Irlanda, donde no tuvo prácticamente ninguna oportunidad de escuchar a una
orquesta ni a un grupo de música, ni siquiera un gramófono, ingresó en la Royal
College of Music de Londres a los 16 años. Allí estudió piano, pero después fue
gradualmente cambiando su interés hacia la composición; Vaughan Williams la
animó a componer en el lenguaje pastoral inglés, pero fue la música de Bartók
la que mayor influencia tuvo en ella.
Rápidamente fue reconocida como una de las estudiantes más
brillantes de la escuela de música RCM y ganó varios premios mientras estuvo en
ella. Sin embargo, le fue denegada la prestigiosa beca Mendelssohn porque,
según la opinión del director de la RCM, se suponía que iba a casarse y que no
seguiría la carrera ni compondría nunca más. Tras abandonar la RCM, Vaughan
Williams le recomendó que estudiara en Praga mejor que en Viena. En 1929
estudió durante unas semanas con Karel Jirak, quien en 1930 dirigió el estreno
de su Concierto para Piano con la Orquesta Filarmónica de Praga. El solista era
Erwin Schulhoff.
Elizabeth se casó con el historiador médico William LeFanu,
pero siguió componiendo; en ese mismo año de 1930, su suite para orquesta, The
Land, tuvo una triunfante actuación en los conciertos Promenade de Londres,
dirigida por Henry Wood. Tras sus años en Praga, regresó a Gran Bretaña, donde
continuó componiendo, pese a un severo episodio de tuberculosis y a pesar
también de las dificultades de criar a sus dos hijas durante el transcurso de
la guerra. Una de ellas, Nicola LeFanu, se convirtió después en una conocida
compositora y ganó muy joven la beca Mendelssohn, que le había sido denegada a
su madre años atrás.
Maconchy desarrolló una expresión estilística consistente,
que combinaba la fluidez con una rudeza esencial. Estos elementos se combinan
en su justamente famosa serie de piezas escritas para cuarteto de cuerda, un
total de catorce, que fueron compuestas entre 1933 y 1984. Maconchy se ha referido
a su obra para cuarteto como "una intensa pero disciplinada expresión de
emoción". El ciclo completo ha sido editado por la discográfica
Unicorn-Kanchana. Algunas de sus obras han sido interpretadas en los conciertos
MacNaughton-Lemare y, en 1933, su Quinteto para Oboe ganó el premio de música
de cámara Daily Telegraph. Ese mismo año compuso su Cuarteto para Cuerda Nº1,
el medio con el que se sentía más afín. Sus composiciones favoritas eran las
piezas para cuerda y disfrutaba especialmente con el contrapunto. Su método de
composición era siempre el mismo: partir de una idea simple, quizás un simple
fragmento. Betty componía sobre todo sentada al piano y a menudo se veía
obligada a componer entre toma y toma de sus hijas, cambios de pañales y
enlatado de mermeladas caseras. Durante la Segunda Guerra Mundial compuso su
Cuarteto Nº4 para Cuerda, que fue especialmente aclamado por su carácter muy
personal y su sonido fuerte y oscuro. Su Cuarteto Nº5 también atrajo por
primera vez a una amplia audiencia, y fue probablemente su primer trabajo
grabado. Lo escribió en Irlanda en 1948, el año que nació su segunda hija,
Nicola. Recuerda mucho a los cuartetos de cuerda del compositor holandés Willem
Pijper, que había fallecido recientemente. Se trata de un trabajo muy conciso y
maduro, al igual que otras muchas de sus obras, y constituye un patrón perfecto
para otros compositores y estudiantes que la estudian y la siguen. Aunque no
carece de interés, este cuarteto es especialmente atractivo para músicos
profesionales. También destaca en su producción la Sinfonía para Orquesta de
Cuerda Doble, compuesta entre 1945 y 1948. Pese a que debería haberle dado
prestigio y buena reputación, los prejuicios existentes en la época contra las
mujeres compositoras lo impidieron.
A lo largo de las décadas de 1950 y 1960, Betty Maconchy
regresó a la ópera; escribió varias óperas de tres actos: The Sofa (1957), The
Departure (1961) y The Three Strangers, terminada en 1967 tras más de diez años
de trabajo. En 1966 compuso Music for Brass and Woodwind, y el monólogo
dramático Ariadne para soprano y orquesta en 1970, en parte para acallar las
críticas que la acusaban de componer sólo para cuerda. Nueve años depués, la
Sociedad Filarmónica de Croydon interpretó Héloise and Abélard, una cantata
para soprano, tenor y barítono, coro y orquesta. Pero quizá la obra coral más
bella y mejor compuesta por ella sea Dylan Thomas’s And Death Shall Have No
Dominion, para coro y metal, de 1969, y Louis MacNeice’s Prayer Before Birth,
de 1971. No hay palabras que sustituyan una audición de estas dos espléndidas y
profundas obras. Entre su trabajo vocal también está J.M. Synge’s My Dark
Night, para soprano e instrumentos, escrita en 1981. Después continuaría
componiendo cuartetos de cuerda; el Cuarteto de Cuerda Nº9, de 1969, tiene un
movimiento lento en el que lamenta la ocupación soviética de Praga, ciudad que
había visitado hacía unos cuarenta años. El Cuarteto Nº10, de 1971, posee una
estructura sonora y un ritmo llenos de vitalidad. El siguiente cuarteto, el
Nº11 fue un encargo de la Sociedad de Música de la Ciudad para celebrar su 650
aniversario.
Su obra para orquesta incluye también un dramático
Concertino para clarinete y orquesta de cuerda (1945), el Concierto bajón
(1952) y la Obertura Proud Thames, que ganó el concurso de una obertura para la
Coronación en 1953. También invirtió su quehacer animando a jóvenes
compositores y fue la primera mujer miembro de la Composers' Guild de Gran
Bretaña, así como la presidenta de la Society for the Promotion of New Music
(Sociedad para la Promoción de Música Nueva). Fue nombrada "Dama del
Imperio Británico" en 1987.
La música de Elizabeth Maconchy ha sido editada
principalmente por Chester Music y Lengnick. Muchos de sus manuscritos se
conservan en la biblioteca de St. Hilda's College, en Oxford. Su música de
cámara muestra su sensibilidad como compositora y, en especial, su lenguaje
contrapuntístico con una intensa evolución de los motivos. En sus obras
vocales, las tres óperas y numerosas piezas orquestales, se aprecia claramente
una gran maestría técnica y un estilo muy personal. Aunque nunca defendió de
modo expreso la causa feminista, hizo mucho en favor de las compositoras.
Autor: Cecilia Guiter Viader
A continuación, la recordamos en el día de su nacimiento,
con el Cuarteto para Cuerdas Nº 1, en la versión del Cuarteto Bloomsbury.