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EL TREN LEICA DE LA LIBERTAD
Publicado por Joan
Vendrell | Ago 24, 2009 | Actualidad, Webs Interesantes | 2
Se trata de un producto alemán, preciso, minimalista, sumamente eficiente. Detrás de su aceptación mundial como herramienta creativa, había una firma familiar, orientada socialmente, y que, durante la era nazi, actuó con gran generosidad y modestia.
E.Leitz Inc., diseñador y fabricante del producto fotográfico más famoso, salvo a sus judíos.
Y Ernst Leitz II, el patriarca protestante de ojos de acero que encabezaba y dirigía la firma, mientras el Holocausto se cernía sobre Europa, actuó de tal forma que gano el mote de “El Schindler de la industria fotográfica”.
Según George Gilber, un escritor veterano en tópicos de fotografía que contó la historia en la última convención de la Sociedad Histórica Leica de América, en Portland, Oregon, la Leitz Inc., fue fundada en Wetzlar en 1869, tuvo una tradición de comportamiento muy humano hacia sus trabajadores. Pensiones, licencias por enfermedad, seguro de salud – todo esto fue instituido tempranamente en Leitz, que dependía en su fuerza de trabajo de generaciones de empleados muy preparados – muchos de los cuales eran judíos.
El “Tren Leica de la Libertad” (el Leica Freedom Train”).
Tan pronto como Adolf Hitler fuera nombrado canciller de Alemania en 1933,
Ernst Leitz II comenzó a recibir llamados frenéticos de sus asociados judíos,
pidiendo su ayuda para hacerlos salir del país a ellos y a sus familias.
Como cristianos, Leitz y su familia eran inmunes a las leyes de Nuremberg, que
restringían el movimiento de los judíos y limitaban sus actividades
profesionales.
Para ayudar a sus trabajadores y colegas judíos, Leitz estableció en forma muy
discreta lo que ha sido conocido entre los historiadores del Holocausto como
“El tren Leica de la libertad”, una forma encubierta de ayudar a judíos a
abandonar Alemania con el pretexto de tratarse de funcionarios de Leitz con
misiones asignadas en el extranjero.
Y así, empleados, vendedores, miembros de sus familias, y aun amigos de
miembros de sus familias fueron “asignados” a oficinas de ventas de Leitz en
Francia, Inglaterra, Hong Kong y los U.S.A.
Las actividades de Leitz se intensificaron luego de la “Kristallnacht” de
noviembre de 1938, durante la cual se incendiaron comercios judíos y sinagogas
a lo largo de Alemania.
Al poco tiempo “empleados” alemanes desembarcaban del trasatlántico Bremen en
Nueva York y de allí se dirigían directamente a las oficinas de Manhattan de
Leitz Inc., donde los ejecutivos rápidamente les encontraban empleos en la
industria fotográfica.
Cada nuevo arribo traía alrededor de su cuello el símbolo de la libertad: una
nueva Leica.
Los refugiados recibían un estipendio hasta que lograban encontrar un empleo.
Con esta migración, llegaron diseñadores, técnicos en reparación, vendedores,
expertos en marketing y escritores para la prensa fotográfica.
Manteniendo esta historia en un muy bajo perfil, el “Tren Leica de la Libertad”
llego a su pico máximo de actividad en 1938 y principios de 1939, enviando
grupos de refugiados a Nueva York cada pocas semanas. Pero, con la invasión de
Polonia el 1 de setiembre de 1939, Alemania cerró sus fronteras. Hasta
entonces, cientos de judíos en peligro lograron escapar a América, gracias a
los esfuerzos de los Leitzes.
Como lograron Leitz II y su personal realizar todo esto?
Leitz Inc. era una marca internacionalmente reconocida, que le daba buen nombre
al recién surgido Reich. La empresa producía sistemas ópticos diversos para los
militares alemanes.
Además, el gobierno nazi estaba desesperadamente necesitados de moneda
extranjera fuerte, y el más importante mercado para los productos ópticos eran
los U.S.A.
A pesar de ello, miembros de la familia Leitz y la firma, sufrieron por sus
buenas acciones. Un ejecutivo importante, Alfred Turk fue encarcelado por
ayudar a los judíos, y fue liberado luego de pagar un importante soborno. La
hija de Leitz, Elsie Kuhn-Leitz, fue encarcelada por la Gestapo al ser
encontrada en la frontera, ayudando a mujeres a cruzar hacia Suiza.
Eventualmente, quedo en libertad, no sin antes haber sufrido un muy rudo
tratamiento durante los interrogatorios a que fue sometida.
También cayó bajo sospecha al intentar mejorar las condiciones de vida de 700 a
800 trabajadoras esclavas ucranianas, que habían sido asignadas a trabajar en
la planta durante los años 40.
Luego de la guerra, Kuhn-Leitz recibió numerosos honores por sus esfuerzos
humanitarios, entre ellos: “Officier d’honneur des Palms Academic”, por parte
de Francia en 1965, y la medalla Aristide Briand de la Academia Europea en los
años 70.
Por qué esta historia no fue contada hasta hoy? Según el fallecido Norman
Lipton, un escritor freelance y editor, la familia Leitz no deseaba publicidad
por sus esfuerzos heroicos.
Solo luego que el último miembro de la familia Leitz falleció, salió a la luz
la historia del “Tren Leica de la Libertad”
La historia es ahora tema de un libro, “La mayor invención de la familia Leitz:
El Tren Leica de la Libertad” por Frank Dabba Smith, un rabino nacido en
California, que vive actualmente en Inglaterra.
Info vía nuestro amigo y colega: Entre2luces