jueves, 24 de noviembre de 2016

Joaquín Carbonell


En RAE, Argentina al Mundo, en La Conversación recibimos al cantautor, narrador, poeta y periodista turolense Joaquín Carbonell. Hablamos sobre su nuevo libro, Un Tango para Federico García Lorca. El encuentro de Carlos Gardel y Federico García Lorca en Buenos Aires.

Conducción: Leonardo Liberman / Puesta en el aire: Jorge Falcone



En su Ridículum Vitae se puede leer: Cantautor, autocantor, de las profundas simas del Bajo Aragón turolense, allá donde Buñuel y Pablo Serrano soñaron mares en el desierto.

Periodista, botones del hotel Subur (Sitges), camarero, molinero de aceites, vendedor de cursos de idiomas, empaquetador de best sellers, ¿poeta?, ¿novelista?, compositor, entrevistador, crítico de TV, mozo en una bolera, con todo ello ha ganado poco dinero y mucha experiencia.


Se considera el tercer mejor cantante del Bajo Aragón (Teruel), tras El Pastor de Andorra y Eduardo Paz (La Bullonera).

Hizo que estudiaba en los Salesianos de Sarriá, hasta que los curas captaron el engaño y le invitaron a:
-abandonar el centro motu proprio
-ser expulsado.
Optó por la primera opción.

Alcanzó el cénit de su realización personal en los años 60 trabajando de botones y camarero en Sitges, donde mantuvo relaciones interactivas con ciudadanos/as del norte de Europa. Aprendió a distinguir una lechuga de un boquerón. Estuvo a punto de ver a los Beatles en su concierto en la plaza de toros de Barcelona. Tenía la entrada en el bolsillo, pero aquel día le pusieron guardia de comedor... No conserva la entrada.


Descubrió las canciones de Georges Brassens en 1968 en el colegio San Pablo de Teruel, gracias a su profesor de literatura José Sanchis Sinisterra. Desde entonces se dejó bigote, pero eso no es suficiente...
Su primer dinero ganado con la música lo obtuvo a los nueve años tocando la armónica para los mozos de su pueblo. Subido en unos sacos de patatas se desgañitaba mientras la juventud bailaba en un patio. Su primer sueldo era de una peseta cada tarde. Odia la armónica.

A los 14 años se convirtió en el batería y/o vocalista de la Orquesta Bahía de Alloza, su pueblo. Allí aprendió los secretos del ritmo y los misterios de la balada italiana. Venecia sin ti, La Tierra, Cuando calienta el sol y Rascayú fueron los hits que mejor interpretaba.

Desde entonces no ha hecho nada que merezca la pena.