Lluís Millet i Pagès nació en El Masnou, Barcelona, España,
eñ 18 de abril de 1867, y murió en Barcelona, España, el 7 de diciembre de 1941. Compositor y director de coro.
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Lluís
Millet i Pagès. Una vida y sus anhelos
Lluís Millet i Pagès (1867-1941) nació en la villa de El
Masnou el 18 de abril de 1867. Aunque su familia quería que estudiara comercio,
el interés cada vez más evidente que sentía el joven Millet hacia el mundo
musical hizo que esta vocación fuese tomando cada vez más terreno por delante
de lo que hubieran querido los padres.
Empezó los primeros estudios musicales en el Liceu en 1880 y
tres años después completó la formación con Felip Pedrell. Al mismo tiempo
Lluís Millet también trabajaba vendiendo partituras en la tienda de Can
Guàrdia, donde comenzó a conocer músicos como Carles G. Vidiella, Isaac
Albéniz, Francisco Alió y el mismo Amadeu Vives.
Los contactos musicales que tuvo y el ambiente musical que
vivió en la Barcelona de finales del siglo XIX, lo llevaron a hacer tangible y
moldear sus ideales, unos ideales hechos realidad a costa de esfuerzo,
entusiasmo, dedicación y mucho trabajo, todo acompañado de su carisma tan
singular que le sirvió de instrumento para hacer creíble todo lo que quería construir.
És así como Lluís Millet creó el Orfeó Català, el coro que
sería el espejo de su pensamiento, y que le serviría de herramienta para
reflejar la profunda espiritualidad y catalanidad que quería transmitir por
medio de la música. Cabe decir que el nacimiento del Orfeó es fruto de la
tensión espiritual generada por la Renaixença -que despertó la conciencia de la
necesidad de un arte nacional catalán-, junto con el impulso del Modernismo.
Por ello promovió la investigación y la armonización de la canción popular, la
recuperación del patrimonio musical del pasado e impulsó una escuela autóctona
de compositores corales, al tiempo que dio a conocer en Cataluña las grandes
obras universales del repertorio coral-orquestal.
Con este espíritu intensamente apasionado por la música, el
Orfeó Català se convirtió en el instrumento principal para hacer de la música
la mensajera de sus anhelos más profundos, unos ideales que después de su
muerte, en 1941, tuvieron continuidad con el liderazgo de Francesc Pujol (1878-1945)
y de su hijo Lluís Maria Millet (desde 1946 hasta 1990).
Lluís Millet i Pagès, sus inicios como director y profesor
En su etapa temprana, Millet empezó a dar clases de música y
formó su propio cuarteto, que solía actuar en los cafés Inglés y Pelayo. En
este ambiente en sus reuniones con los intelectuales del momento, conjuntamente
con Amadeu Vives fundó el Orfeó Català el 15 de septiembre de 1891. Poco
después, en 1897 Millet también fundó la Capilla de San Felipe Neri, formación
de la que fue director, y también la Capilla de la Basílica de la Merced en
1906. A pesar de la intensa labor como director, Millet lo combinó con su
trabajo como profesor, por eso tampoco podemos olvidar su cargo como profesor
en la Escuela Municipal de Música, donde fue catedrático de Solfeo, Teoría
Musical y Conjunto Coral (1896) y, posteriormente, director. Entre sus ideales
era la recuperación de la música tradicional y al mismo tiempo la divulgación
de grandes obras universales que por primera vez se interpretaran en Cataluña,
como la Novena Sinfonía de Beethoven en el Gran Teatro del Liceo (1900), la
Misa en Si menor de Bach (1911), la Pasión según San Mateo (1921) o la Misa
Solemnis de Beethoven (1927), entre muchas otras.
La obra compositiva de Lluís Millet i Pagès
Lluís Millet fue un compositor ocasional, que compartió la
creación musical con los trabajos como director y profesor. De su obra vocal,
destaca por su obvia representatividad El cant de la Senyera, además de algunas
armonizaciones de canciones populares. Una composición de juventud a cuatro
voces masculinas, Jovenívola, con texto y música propios, logra una inefable
expresividad nostálgica. También cabe destacar, en el terreno de las músicas
religiosas, la pureza y calidad melódica de la Oración a la Virgen del Remedio.
En este mismo ámbito religioso, cabe destacar las dos series de Cantos
espirituales para el uso del pueblo, a una voz con acompañamiento de órgano,
destinadas a la liturgia; tuvieron en su época una popularidad notable. En palabras
de mosén Francisco Baldelló: "Si estudiamos a fondo la obra de Millet, en
este aspecto encontraremos un total hermanamiento entre la melodía litúrgica y
el canto popular tradicional de nuestra casa. En esta genial mezcla de los dos
elementos, gregoriano y popular, está la bondad de la obra del maestro".
Completan su catálogo algunos lieder para voz y piano, y en el dominio
instrumental, dos suites pianísticas, también transcritas para orquesta: Égloga
y Catalanesques.
Los contratos artísticos y personales
La intensa labor profesional y artística de Lluís Millet le
llevó a establecer una cantidad importantísima de correspondencia personal, que
constituye un elemento de singular valor a la hora de estudiar, tanto los
eventos musicales del momento como también todo su pensamiento y la trayectoria
personal y profesional. En la correspondencia que custodia su fondo, más de
8.000 cartas, encontramos el testimonio de compositores, intérpretes y otras
personalidades del mundo de la cultura, el arte o la política: Felip Pedrell,
Amadeu Vives, Albert Schweitzer, Francesc Pujol, Joan Manén, Blanca Selva,
Joaquim Nin, Joseph Canteloube, Rafael Subirachs i Ricart, Pau Casals, Maria
Canals, Joan Tomàs, Joaquín Zamacois, Josep Subirà y muchos otros igualmente
importantes. Y por otro lado, correspondencia dirigida a su hijo Lluís Maria
Millet, con cartas de Francis Poulenc, Eduard Toldrà, Joan Pich y Santasusana,
Rosa Sabater, Emili Pujol o Cristóbal Taltabull. Además, estos contactos
también se ven reflejados en otro tipo de documentación, ya sean partituras o
libros dedicados, o bien objetos regalados por los mismos cantantes y socios
que le dedicaron a lo largo de su vida. Adentrarse en el mundo de esta multitud
de documentos es submergirse plenamente en aquella época en todos los sentidos
y nos hace descubrir nuevas perspectivas y nuevas luces de su vasto
conocimiento.
Más allá del Orfeó Català
La intensa actividad del Orfeó, que fue aumentando con los
años, y las relaciones sociales que tenía Millet como resultado de su actividad
lo llevaron a impulsar diversas herramientas para la recuperación y difusión de
la música popular catalana.
Por un lado la «Revista Musical Catalana», de la que Lluís
Millet fue fundador, fue creada en 1904 y se alargó hasta 1936. Esta
publicación, la primera revista musical en el ámbito catalán que integró la
vida artística de El Orfeó y otras agrupaciones, fue testigo de la actividad
creativa de los compositores catalanes del momento, incluyó noticias y críticas
musicales, así como artículos de temáticas musicales y estéticas muy diversas.
También aquel 1904 se crea desde el Orfeó Català la Fiesta de la Música Catalana,
un certamen de composición musical que se inició con el objetivo de estimular
la composición del canto coral y al mismo tiempo la recuperación de la música
popular.
Unos años después, en 1917, se origina la Hermandad de los
Orfeones de Cataluña, una entidad que intentó difundir el ideal del Orfeó
Català muchos otros orfeones de Cataluña, y finalmente la Obra del Cancionero
Popular, creado en 1922 con la voluntad de recoger las músicas populares
catalanas de todo el país. Este proyecto fue impulsado por Rafael Patxot, y el
Orfeó Català que llevó su presidencia. Así pues, la obra del Orfeó y su ideal
se expandía generosamente mediante todos estos instrumentos paralelos,
complementando y ayudándose mutuamente para conquistar esta gran misión para la
que Millet había trabajado desde sus inicios.
A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento,
con Jovenívola, en la versión del Orfeó Català.