miércoles, 16 de marzo de 2022

Ramón Barce


Ramón Barce Benito nació en Madrid, España, el 16 de marzo de 1928, y murió en su ciudad, el 14 de diciembre de 2008. Compositor, traductor y ensayista.

El sitio www.dbe.rah.es publicó este recordatorio firmado por Ángel Medina Álvarez.

Ramón Barce Benito

Biografía

Barce Benito, Ramón. Madrid, 16.III.1928 – 14.XII.2008. Compositor, traductor y ensayista.

Nació en Madrid el 16 de marzo de 1928. Comenzó su formación musical casi exclusivamente de forma autodidacta hasta su ingreso en el Conservatorio de Madrid, después asistió en Darmstad, Alemania, a los cursos de Olivier Messiaen y György Ligeti. Compatibilizó su etapa en el conservatorio con sus estudios de Filosofía y Letras, en la Universidad Central de Madrid, disciplina en la que se doctoró en 1956. Se dedicó a la docencia en las enseñanzas medias y desde 1959 fue catedrático de Literatura Española. Fue miembro de la Generación de 1951 y estuvo presente en algunos de los grupos y movimientos más destacados de las últimas décadas del siglo XX en España. Así, el Grupo Nueva Música (1958), que surgió a raíz precisamente de un homenaje al crítico Enrique Franco, promovido por el compositor. Del mismo modo, la revista y conciertos Sonda (1967-1974), de vida más bien irregular, pero, especialmente en el caso de la revista, de importancia fundamental para historiar esa etapa. Cabe recordar igualmente su participación en la fundación y en la autoría de la denominación del grupo Zaj (1964) así como los esfuerzos conducentes a la creación de la Asociación de Compositores Sinfónicos Españoles (1976), de la que fue su primer presidente.

Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Madrid, y reputado traductor, ha vertido del alemán al castellano un amplio número de libros y tratados, como la Armonía y El estilo y la idea, de Arnold Schoenberg, Claude Debussy, de Strobel; El teatro y el cine, de Fedor Stepun; Contribuciones al estudio de la modulación, de Max Reger; La música de los árabes, de Hassan Habíb Touma; La idea de la música absoluta, de Carl Dahlhaus; y de Kurt Blaukopf, Heinrich Schenker, Alois Haba o Walter Piston, entre otros.

Sus numerosos escritos han tocado temas muy diversos, como el simbolismo de la música, la obra abierta, la sociología de la música o la zarzuela. Ejerció la crítica y el comentarismo musical en diversos medios periodísticos. Aunque con menos proyección, Barce tiene también una faceta como autor literario. Su Tiempo de tinieblas y algunas sonrisas es una recopilación de cuentos escritos (y en algunos casos publicados) entre 1964 y 1983.

Un amplio catálogo de obras otorga a su dedicación compositiva un valor que, con todo, no fue reconocido hasta fechas bastante tardías. Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde leyó su discurso de ingreso en enero de 2001, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y Premio Nacional de Música, entre otras distinciones y reconocimientos. Sus obras se han estrenado en numerosos países ha recibido encargos compositivos de prestigiosas instituciones.

Sus primeras obras, de fines de los cincuenta, tienen una clara orientación expresionista. Barce se inicia en la composición prescindiendo de elementos neopopulistas, tan en boga por entonces en España. Las audiciones de Hindemith, Scriabin y algunas obras de Schoenberg ya están en la base de su primera producción, de cuño atonal. La Canción blanca, de 1958, cuyo texto se debe a la poetisa Elena Andrés, puede servir de ejemplo. El Cuarteto n.º 1 representa el momento más brillante de esta etapa de formación. Como el propio autor señala, en un autoanálisis publicado en La Estafeta Literaria de 1 de junio de 1961, “los elementos expresivos alcanzan una densidad que corría el riesgo de una exasperación expresionista y turbulenta. De manera automática e intuitiva [...] compensé este desbordamiento con una organización sonora exhaustiva que entreteje y relaciona hasta la mínima unidad musical”. Por eso, Tomás Marco asegura en su libro Música española de vanguardia que Barce es “el autor más temprana, profunda y largamente expresionista producido por la música española”, tendencia que se iba a aminorar en las décadas siguientes. “En líneas generales —escribe Barce en el citado autoanálisis— mis intenciones estéticas podrían resumirse así: creación de estructuras sonoras perceptibles y expresivas con formas fluyentes y temporalmente flexibles”. Sus Objetos sonoros, de 1963, y el quinteto de viento Parábola pueden ejemplificar respectivamente las mencionadas líneas estéticas.

De 1964 a 1966, Ramón Barce se integra en el grupo Zaj, del que es cofundador, una iniciativa artística sumamente novedosa para el estadio de la música de aquellos años. Como escribió Juan Hidalgo, en el número 51 de la revista Arteguía: “Zaj, que fue siempre una posibilidad omnidireccional en el intemporal, se temporalizó en Madrid como tal en julio de 1964 a través de Walter Marchetti y de mí mismo bajo la inteligente sonrisa y el sutil destello de Ramón Barce”. Este grupo de teatro musical, próximo pero diferenciado del movimiento internacional Fluxus, haría su presentación en Madrid, con el apoyo de Dido pequeño teatro, en noviembre de ese mismo año, con un concierto en el que registramos dos títulos de Barce: Estudio de impulsos y Abgrund, Hintergrund a los que habría que añadir Traslaciones y el Coral hablado, que otorga carácter musical a la palabra hablada. En los años sesenta Barce indaga también en los problemas de la obra abierta, como se puede ver en Canadá trío, o en su Concierto para piano. Una celebrada búsqueda en la música gráfica, como forma extrema de la música abierta, es su Síntesis de Siala.

Precisamente en este período tan experimental, Barce encontrará un sistema armónico que informará su producción musical hasta el presente. Es el sistema de niveles, que resume lo ya dicho en otros de nuestros escritos. Como es sabido, el sistema tonal está basado en la jerarquía de los grados de la escala, determinante para las funciones armónicas, mientras que un atonalismo radical haría desaparecer cualquier tipo de jerarquía de unos grados respecto a los otros. El problema planteado es de índole perceptiva, pues la desjerarquización comporta también la ausencia de referencias u horizontes acústicos, necesarios para encauzar la audición.

Lo que propone Barce es establecer un sistema en el que se suspendan las funciones jerárquicas manteniendo, sin embargo, la significación acústica o referencial de determinadas notas. Estas notas serían las notas niveles. A partir de cada nota nivel se construyen unas escalas cromáticas en las que se suprimen las quintas superior e inferior. Otro de los recursos del sistema es la existencia de cuatro modos por nivel. Los mecanismos de la percepción son favorecidos por cualquier tipo de horizontes sonoros, recurrencias, posibilidad del recuerdo y de la premonición y están contemplados también en el sistema.

“Habría que distinguir —señala Barce en una entrevista para el número 33 de Musica/Realtà— entre serialismo y composición con doce notas. Digamos que son cosas que no tienen nada que ver, o mejor que tienen un punto de confluencia. El serialismo sería un procedimiento de ordenación con doce y otro número de notas, que yo no creo que sea especialmente importante [...] pero la composición con doce notas me parece absolutamente vital, me parece una especie de marcha inexorable del lenguaje.” En la mencionada entrevista Barce exponía su visión con toda claridad: “Creo también en la organización escalística, que es otro detalle no ortodoxo en el serialismo, pero me parece que la escala dodecafónica no es una escala, pues lo que caracteriza a una escala es una combinación especial de pasos de distinta anchura. Y, naturalmente, una escala que consiste en una sucesión de semitonos es más bien un continuum”, para concluir en que “las combinaciones entre pasos de tono, semitono, y acaso tono y medio, características de los numerosísimos tipos de escala, son variantes que no entorpecen la idea de homogeneidad, pero que no la hipertrofian, como ocurriría en una simple sucesión de semitonos, ni tampoco la echan por tierra, como ocurriría en la sucesión difícilmente homogeneizable de la serie”.

De junio a octubre de 1965, Barce escribe los Nueve preludios, obra para piano donde se plasma por vez primera el sistema de niveles. Un ejemplo fácilmente analizable del sistema de niveles es la pieza titulada Períodos en nivel Re, de 1967, escrita para flauta y piano. Los 48 preludios para piano son la ejemplificación sistemática del sistema en todos sus modos y niveles. Los preludios fueron escritos desde 1974 hasta 1983, y recorren los doce sonidos de la escala, en número de cuatro por cada nivel, atendiendo precisamente a los cuatro modos propios de cada nivel en este sistema.

Imposible resumir aquí la significación de las numerosas obras de su catálogo, pero no puede dejarse de mencionar su peculiar conciencia instrumental. Barce insistió numerosas veces en su gusto por la transparencia de la textura, en la belleza constructiva que guardan las polifonías franco-flamencas, con sus voces tan admirablemente individualizadas. Su reflexión sobre la esencia de la orquesta sinfónica no podía ser, por otra parte, menos conformista. Crítico con un objeto de trabajo decimonónico, llevó incluso a la plantilla orquestal procedimientos que anulan la funcionalidad clásica de la orquesta sinfónica al convertirla en una especie de sumas en constante variación de pequeños grupos de cámara. Obras como los diversos cuadernos de Nuevas polifonías, o, ya en la orquesta, Las cuatro estaciones o la segunda de sus sinfonías pueden dar fe de dicha concepción instrumental.

Llama la atención en Ramón Barce su ser cambiante o, como dice Tomás Marco, “multiforme”. En un cartón zaj escribía: “Toda frontera (también las del Arte, y en este caso las de la música) es simplemente una línea que nos separa del terror. Precisamente por esto, toda frontera debe ser atravesada”. La curiosidad, incluso el riesgo, es la base de la creación. El compositor lo expresa, en su Música abierta, ventana al infinito (recogido en Fronteras de la Música), con estas palabras: “Para muchos espíritus, tal revulsión (la motivada por la duda crítica y constante) ofrece unos caracteres demoniacos que amenazan dar al traste con toda la civilización; estos espíritus se han instalado en la orilla tranquila del pasado y contemplan con asombro y temor cómo más allá de esas orillas los hombres y los pueblos pierden su vieja seguridad, su ‘casa duradera’ que a menudo no era sino ilusión, o justificación por la inercia de una situación injusta para buscar problemáticas tierras de promisión, en ese eterno esfuerzo de la humanidad hacia la felicidad que tan bella y profundamente ha descrito Bloch. Esta búsqueda no es caprichosa, sino fatal porque la sola continuación de la vida engendra siempre problemas nuevos que no pueden ser resueltos con normas antiguas.” Varias sinfonías y un amplio número de composiciones camerísticas —género que encarna los más profundos ideales del compositor— conforman un catálogo que la bibliografía citada sólo recoge de manera parcial, por razones de fecha de publicación. En los comienzos del siglo XXI su actividad creadora no decayó. Algunas nuevas inquietudes formales vinieron también a sumarse a las bases de su sistema de niveles. Por ejemplo, la consideración de que la base rítmica de la música occidental puede enriquecerse con determinadas transculturaciones. En 1998, en el prólogo a su traducción de La música de los árabes, de H. Touma, escribe: (en la música árabe) “he advertido otros rasgos que me han interesado para mi música, especialmente para el intento de liberar la rítmica del esquema occidental, y así los he utilizado en Secuencias para cuerda y en los Quintetos sobre ritmos autónomos”. Los últimos estrenos, ya en el siglo XXI, muestran a un compositor en la plenitud de sus recursos, fiel a sus principios armónicos (pero innovador en sus inquietudes estéticas) que es capaz de adaptar a un discurso más sereno y dulcificado, no exento de rasgos de humor.

Obras de ~: Cuarteto I, 1958; Sonata I para violín y piano, 1959; Quinteto, 1961; Objetos sonoros, 1963; Canadá trío, 1968; Nuevas polifonías I, 1971; Concierto para piano y orquesta, 1974; Concierto de Lizara V, 1977; Oleada, 1982; Nuevas polifonías II, 1985; Bosque abierto, 1993; Cuarteto de cuerda XI, 1999; Sinfonía n.º 6, 1999; Sonata para piano n.º 3, 2000; Passacaglia, 2003; Sonata para viola, 2004.

Escritos: “Autoanálisis”, en 14 compositores españoles de hoy, Oviedo, Publicaciones de la Universidad, 1982; Fronteras de la música, Madrid, Real Musical, 1985; “Tradición y modernidad”, en programa de Otelo de Verdi, Madrid, Teatro de la Zarzuela, 1985; “Convención e innovación”, en programa del Festival de Otoño, Madrid, Comunidad de Madrid, 1988; “Sistema y elección en la composición musical”, Primer Encuentro sobre composición musical, Valencia, Instituto Valenciano de Artes Escénicas, Cinematografía y Música, 1989; “L’avangarda i jo”, en Revista Musical Catalana (Barcelona), 59, 1989; “Crónica esquemática de un conflicto generacional”, en Joaquín Rodrigo. 90 aniversario, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), 1991; Boccherini en Madrid (Primeros años: 1768-1779), Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1992; “El libreto. Estudio literario”, en F. A. Barbieri, Jugar con fuego, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU), 1992; “Sociología de la música”, en Boletín Informativo FM (Madrid), 219 (1992); “Arte naíf, niños y prodigios”, en Actas del XV Simposio Nacional “La Educación elemental”, Madrid, 1993; “Boccherini: 250 años”, Madrid, programa Ciclo Bocherini, Radio 2, 1993; “El folklore urbano y la música de los sainetes líricos del último cuarto del siglo XIX: la explicitación escénica de los bailes”, en Revista de Musicología (RM) (Madrid), XVI, 6 (1993); “Sociología, poética y ética”, en Scherzo (Barcelona), 77 (1993); “Algunos caracteres de la música cubana actual”, en Cuadernos de Música Contemporánea (Valencia), 2 (1993); “Un passeig per l’illa sonora, Federico Mompou”, Barcelona, 1993; “Profilo ideologico di Manuel de Falla”, en Musica/Realtà (Milano), 42 (1993); Actualidad y futuro de la zarzuela. Actas de las jornadas celebradas en Madrid del 7 al 9 de noviembre de 1991, coord. por ~, Madrid, Ed. Fundación Caja Madrid, 1994; “Lenguaje y sociedad en los libretos”, Madrid, 1994; “El dilema social de la ópera”, en Boletín Informativo FM (Madrid), 237 (1994); T. Bretón, La verbena de la paloma, ed. crítica de ~, Madrid, ICCMU, 1994; La Verbena de la Paloma: una síntesis de la ópera cómica (programa), Madrid, Teatro de la Zarzuela, 1994; “Música y dramaturgia La Verbena de la Paloma”, en Scherzo (Barcelona), 90 (1994); “El sainete lírico (1889-1915)”, en La música española en el siglo XIX, Oviedo, Publicaciones de la Universidad, 1995; “El tropiezo de Adorno”, en Scherzo 07, Barcelona, 1995; “África y España en la música cubana”, en Saber Leer (Madrid), 88 (1995); “Lenguaje actual y comunicación de oculta belleza”, en Eufonía (Barcelona), 5 (1996); “Sintesi di folklore professionale in Isaac Albéniz”, en Musica/Realtà (Milano), 51 (1996); “Das spanische Singspiel”, en Jahrhundert, Hildesheim, 1997; “La materia musical moderna y los estudios musicológicos”, en RM (Madrid), XX (1997); “La revista: aproximación a una definición formal”, en Cuadernos de Música Hispanoamericana, Madrid, 2-3 (1997); “Materia sonora y campo simbólico”, en Revista de Occidente (Madrid), 191 (1997); Naturaleza, símbolo y sonido, Madrid, 2001; Crítica y Musicología: diferencias y coincidencias, Madrid, 2003.

Bibl.: T. Marco, Música española de vanguardia, Madrid, Guadarrama, 1970; A. Medina, Ramón Barce, en la vanguardia musical española, Oviedo, Ethos-Música, Publicaciones de la Universidad, 1983; “Intervista a R. Barce: una voce riflessiva nella musica spagnuola”, en Musica/Realtà, 33, XII (1990), págs. 133-146; F. J. Cabañas Alamán, Ramón Barce, Madrid, catálogos de compositores de la SGAE, 1991; A. Charles, “Ramón Barce, un compositor entre la vanguardia y un lenguaje personalizado”, en Anuario Musical (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), n.º 52 (1997); A. Medina, “Barce Benito, Ramón”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, t. II, Madrid, SGAE,1999; T. Catalán, Sistemas compositivos temperados en el siglo XX, Valencia, Institució Alfons el Magnànim, 2003.

Ángel Medina Álvarez

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con Tango para Yvar, en la versión de Fermin Bernetxea.