miércoles, 30 de abril de 2025

Martín Karadagián.


Martín Karadayijan, más conocido como Martín Karadagián, nació en Buenos Aires, Argentina, el 30 de abril de 1922, y murió en su ciudad, el 27 de agosto de 1991. Deportista, luchador profesional y actor.

El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo firmado por Sebastián Volterri.

De la infancia en un conventillo al éxito

de Titanes en el Ring: 

Martín Karadagian, el hombre que rogaba

“que no me mate la muerte”

Se cumplen 100 años del nacimiento de un hombre que marcaría un rumbo inédito en la

Argentina al crear el mayor espectáculo de lucha de la Argentina. Antes y después de ese

suceso, dejó un sinfín de historias que parecen más propias de una leyenda. 

Y sí: este armenio, lo es

Guardar
Martín Karadagian, contra La Momia,
Martín Karadagian, contra La Momia, o Titanes en el Ring en su máximo esplendor

El catch ya era todo un clásico en el Luna Park: tres veces por semana de butacas ocupadas, las primeras cinco filas reservadas para las personalidades más relevantes de ese momento y que luego quedarían en la historia -como CanaroFirpo, D’Arienzo- y hasta la mujer protagonista de nuestra anécdota, que dejaremos en palabras del propio Martín Karadagian.

“Yo estaba agarrando al contrincante por la cabeza cuando una mariposa, de esas que hay por la noche en lugares con mucha luz, empezó a revolotearme cerca de la cara. Yo la eludía. Seguí la toma, pero me estaba poniendo muy nervioso. Hasta que me cansé, me llené la boca de saliva y la escupí. La mariposa cayó. Habrá sido por casualidad, sobre todo porque es un bicho que no se queda quieto. La emboqué. Entonces oí una voz que venía de la platea. Era la Merello, que le decía a mi novia, justo sentado al lado de ella: ‘Mirá qué turco atorrante, se trajo una mariposa amaestrada...’”.

Pero no. Nada de turco. Martín era armenio. Atorrante, sí. Pero armenio.

Martin Karadagian y su padre
Martin Karadagian y su padre Hamparzun Karadayijan

Ese atorrante que deleitaba a todos en el ring tenía una personalidad marcada desde muy joven, cuando debía escaparse de los golpes que su padre propinaba en casa. Incluso fue al colegio solo hasta primer grado inferior, para luego salir a conseguir el mango y ayudar en la economía del hogar.

Así, entre otras historias, es recordado cómo se las ingeniaban con su compinche, el rengo Media gamba, para poder hacerse de unos pesos recorriendo los tranvías, vendiendo caramelos a los que previamente manchaban con barro, así, mientras juntaban las monedas, la gente por desprecio terminaba devolviendo los caramelos. La ganancia era total.

Para los ocho años Martín ya se había transformado en lustrabotas, pero no en uno del montón: era un “empresario”, como él mismo se denominaría, ya que para poder acrecentar sus ingresos “compraba unos cajones y se los daba a unos pibes para que trabajen para mí”.

Martín Karadagian junto con sus
Martín Karadagian junto con sus padres, Paulina y Hamparzún

Nacido el 30 de abril de 1922 en un conventillo de San Telmo con salida a dos calles, Defensa y Carlos Calvo (“el más grande de los conventillos, no cualquiera”, diría Martín en algún momento), hijo de la española Paulina Fernández y del armenio Hamparzún Karadayijan. “Era una bestia, un matarife rico y amarrete que se cansó de pegarnos a mí y a mi hermana”, lamentaría. Ese también fue un punto de quiebre al momento de buscar un escape, de salir del hogar cada vez que podía, o incluso era corrido por lo más mínimo, como esa vez que... “Se me ocurrió preguntarle a mi papá quién era el Cid Campeador, y su única respuesta fue: ‘Cállese la boca y vaya para la calle’”.

¿Por qué voy a hablar bien de mi padre? Fue un padre muy duro. Nosotros cuando veíamos en el almanaque un feriado que vendría dos meses después, ya nos poníamos a llorar porque significaba que el viejo se iba a pasar todo el día en casa”, recordaba Martín en una entrevista brindada a Satiricón. Allí también rememoraba que a los seis años ya acompañaba a su padre al mercado. “Tenía que gritar: ‘¡Corderito a un peso el cuarto!’, y si me quedaba un rato callado o sin voz, me pinchaba con un hueso. ¿Por qué voy a hablar bien de ese hijo de puta? Yo fui un buen hijo, pero no por eso iba a hablar bien”.

“Laburaban juntos en el Mercado -rememora Paulina Karadagian, la heredera, en diálogo con Teleshow-, pero se iban caminando para dejarle el peso del tranvía a la madre”. Así grafica la humildad que se vivía en ese lugar.

Martin Karadagian junto con su
Martin Karadagian junto con su hija, Paulina

La carga de medias reses fue uno de los primeros deportes que adoptó el futuro gran campeón, y los golpes y la fuerza fueron los que forjaron esa personalidad dura, pero sin dejar de lado la solidaridad, el compromiso y el don de bien.

En uno de esos escapes fue que comenzó a frecuentar la Asociación Cristiana de Jóvenes, donde practicaba la lucha libre y grecorromana. “Tenía un entrenador que se llamaba Renzis, que lo llevó a entrenar afuera”, recuerda Paulina. De ese modo comienza a tomar forma la leyenda, esa que afirma que el pequeño armenio ganó en Detroit el título panamericano infantil de lucha grecorromana, para cuatro años más tarde, en Londres, alzarse con el título mundial de la categoría cadetes mayores. Miren si será importante que “la mismísima Reina Isabel me dio el premio”, diría el campeón a cada uno que se lo consultara.

La leyenda de Karadagian empezaba a tomar forma. Se comenta que en una gira por Europa mató (sin querer, claro) a un rival en el ring, y que en la Isla de Creta tuvo un combate con quien luego sería el papa Juan XXIII.

Para sus 18 años, Martín ya tenía en la Argentina su propia carnicería, El Negro. Pero su verdadero sueño era otro. Ni luchador de libre ni de grecorromana: quería ser parte de esos grandes eventos en el Luna Park del “cachacascán”, como se mencionaba en la calle al catch as catch can (agárrese cómo pueda, en inglés), pero que eran casi exclusivos de los luchadores de Europa del Este que habían arribado a nuestro país. Aunque eso no intimidó a nuestro actor principal, que todos los días iba al gimnasio con la esperanza de que le dieran una oportunidad.

Martín Karadagian contra el Hombre
Martín Karadagian contra el Hombre Montaña, un clásico del catch en el Luna Park

Frente a los grandotes, este hombre de no más de 1.65 de altura les llevaba los recortes de diarios donde marcaban su participación en diferentes encuentros de lucha libre y greco, pero solo lograba que le rompieran los recortes, en la cara, además de que lo molieran a golpes (aunque se defendía todo lo que podía, claro). “Él volvía todas las semanas -cuenta Paulina-, hasta que una vez se le ocurrió una estrategia para poder convencer al director de la troupe, el Hombre Montaña”.

El ucraniano Iván Zelezniak bien tenía ganado su apodo: intimidante por donde se lo viera, eso no hacía mella en nuestro campeón, que sin dudarlo un día le tocó timbre en el departamento del cuarto piso frente al Luna Park, donde vivía. Zelezniak abrió y se encontró frente a frente a Karadagian, que cargaba una media res en cada hombro, y cuyas únicas palabras fueron: “Subí por las escaleras, y ahora voy a bajar”. Antes de que se diera vuelta para emprende el camino inverso, el grandote le habló por primera vez en serio: “La verdad que usted ser chiquito, pero ser fuerte. Usted poder quedar con nosotros”.

A fuerza de golpes, el recién aceptado fue haciéndose un lugar en el catch y ganando fama. Y cómo será esa fama, que en 2008 fue incorporado al Hall of fame del Wrestling Observer Newsletter. Durante cinco años fue subcampeón (detrás del Hombre Montaña, claro) para luego ser campeón los siguientes seis años, acrecentando su fama y logrando que el catch convoque a más gente de lo imaginado hasta ese momento.

Martín Karadagian sufre ante la
Martín Karadagian sufre ante la humanidad de William Boo, en ese momento aún luchador, para luego ser el referi estrella

“Éramos panzones que nos pasábamos media hora retorciéndonos la cabeza. El catch era como una gran familia en ese momento. La lucha permitía todo: escupir en el suelo, si uno tenía ganas o andaba un poco resfriado. O acomodarse las ‘partes orgánicas’. Nadie se ofendía. Eso se hacía sin mala intención, tampoco buena. Era catch y listo. Ganábamos 15 pesos salvo los domingos, en que ganábamos 60”, explicaría Martín.

En medio de todo eso, Karadagian también se tomó un tiempo para incursionar en el mercado de los Estados Unidos. “Papá luchó de agosto a diciembre de 1949 en New York y ciudades de la costa este como Asbury Park, New Jersey, Pottsville, Pennsylvania, Passaic. El Martín lo transformaron en Mighty Karadagian (es decir, Poderoso Karadagian). También en algunos diarios le ponían Little Punjab, porque a veces se ponía turbantes”, afirma Paulina, quien abrió gentilmente para estas líneas el gran álbum de recortes con todo lo escrito respecto del gran campeón.

Karadagian, violín en mano, se
Karadagian, violín en mano, se muestra frente al afiche de una de sus peleas en los Estados Unidos, donde su apellido cambió la "g" por "j"

Para mediados de los 50, además del catch, Martín no dejaba de lado su principal obligación comercial: la joyería Olympic, que tuvo durante varios años en Libertad 315, en pleno centro porteño. Para ayudar en el local, que el luchador atendía con el árbitro Hans Águila, necesitaba un empleado, y así fue como un amigo le recomendó a un relojero que frecuentaba en el club Macabi, Alberto Jaitt (sí, el padre de Natacha).

“Y así fue como lo conocí a Martín, que me comenta que mucha gente iba a molestar a la vidriera porque estaban él con el árbitro Hans Águila y los chicos los reconocían”, explicó. Para entretener a los menores que los reconocían, Jaitt, que comenzaría a incursionar en la lucha grecorromana, comenzó a utilizar “una media de muselina a la que le marcaron los ojos y la boca y le agregaron un cierre atrás”. Primera fue de color negro, luego fue roja. ” Y el personaje del Hombre de la Máscara Roja allí fue creado”, detalló.

Sin embargo, tras la muerte de uno de los árbitros, Albert pasó a ocupar su lugar y a ser uno de los referís más reconocidos de esos primeros tiempos.

Tras el mostrador de su
Tras el mostrador de su joyería, Karadagian acompañado de Alberto Jaitt

Una de las tantas historias que se tejen alrededor de la joyería es esa que refiere que, rápido de reflejos, a Karadagian se le ocurrió durante un tiempo abrir a partir de las 3 de la mañana, algo impensado para la época y para la actualidad, claro. ¿A qué se debía? Que era el horario, tras la finalización de los teatros de revistas, que las actrices salían acompañados de los muchachos de turno, entonces ellas se impactaban ante una vidriera reluciente de un negocio dispuesta a recibirlas, y el hombre en cuestión terminaba gastando mucho dinero en ese agasajo.

En 1957 llegaría el primer acercamiento del armenio en el cine como Pantera, en el filme Reencuentro con la gloria, que recién se estrenaría en 1962, donde interpreta a un luchador en decadencia, pero dispuesto a regresar al ring. En la historia, su personaje termina matando a su amigo por una mala toma y el guión se centra en el tormento que comenzaría a vivir.

Martín Karadagian contra Piluso, el
Martín Karadagian contra Piluso, el paso previo al desembarco en la TV

El interés por el catch en el Luna Park empezó a menguar, y Martín entendió que necesitaba otro escenario en el cual mostrar sus dotes y recuperar a los espectadores a esa especialidad. Así fue como entendió que la televisión era el lugar, y armó una troupe de luchadores. “Siempre se confundió que la lucha de papá con Piluso (del recordado Alberto Olmedo) es la que lo catapulta a conseguir el contrato con Canal 9 -asegura Paulina-, pero en realidad ese contrato ya estaba firmado, entonces para lo que se usó esa lucha fue para hacer más masivo al programa. Era darle una entidad y que la gente que no fuera del ámbito del Luna Park pudiera engancharse con lo que era el producto”.

Esa noche del 12 de noviembre de 1961, el enfrentamiento entre el temible armenio y el ídolo de los chicos fue transmitido por un Canal 9 que estrenaba el primer camión de exteriores, además de ser Pipo Mancera el maestro de ceremonias: según aseguró el conductor a los televidentes, en el estadio se encontraban unas 40 mil personas.

En horario nocturno, porque pese a todo era aún considerado como un espectáculo “para adultos”, y con un armenio interpretando el papel de malo, el ciclo llegaría a la pantalla chica. “Siempre fue el malo que amaban odiar -reconoce la heredera-, se hizo bueno cuando nací yo. ‘Nunca podría soportar la mirada de mi hija viéndome malo’, me decía”.

El anuncio de la llegada
El anuncio de la llegada de Titanes en el Ring a Canal 9

La fama llegaría, el programa explotaría, la lista de personajes que se daban cita en cada programa queda en la memoria de todos, y luego del debut en Canal 9 desfilaría por los restantes cuatro canales de aire en las diferentes temporadas, con una popularidad que no se circunscribió a los límites territoriales locales, ya que a mediados de los 70 una serie de giras por América Latina dio cuenta del interés internacional por este espectáculo de lucha, con un gran recibimientos por parte del público de países como Uruguay, Panamá, Ecuador, El Salvador, Paraguay y Costa Rica.

Los desmayos que en 1983 Martín Karadagian comenzó a sufrir cada vez más seguido se justificaban en un exceso de trabajo. Pero la historia era otra. “Tenía tapadas las carótidas, por eso se desvanecía”, explica su hija. Llegaría el ansiado viaje a Brasil, unas vacaciones en Río de Janeiro para poder disfrutar del carnaval, pero nada salió como se pensaba, y el regreso a Buenos Aires debió hacerse de inmediato por un infarto en uno de sus pies. La sentencia de los médicos, al mando del doctor Parodi, fue inevitable: ‘La única posibilidad es amputar’”.

La operación se realizó el 24 de mayo de 1984. “Si alguien te pregunta cómo estoy, a todos deciles que bien, que papá seguirá luchando y que ahora, como tiene una pierna menos, hará del Pirata Martín, el luchador que se enfrentará con Simbad, El Marino”, le explicaba por entonces a su hija.

Martín karadagian y Aída "Pichi"
Martín karadagian y Aída "Pichi" Lobov, a ambos lados de Paulina

Sin embargo, pese a lo rápido que se reponía de la amputación, el médico le hizo entender los riesgos que correría si intentaba subirse a un ring. Así, ya en su domicilio, comenzaba los ejercicios de recuperación, con un soporte de madera a modo de pierna tomándose de dos barras paralelas que hizo colocar en el pasillo de su departamento de Callao y Las Heras.

Con una prótesis y acompañado de un bastón, Karadagian volvería a Titanes en el Ring en 1988. Llegó, besó la lona y, micrófono en mano, gritó: “¡Estoy vivo! Eso es lo importante. Gracias a Dios y a mi familia”. El público estalló en gritos y aplausos. Y Martín continuó: “Porque el hombre que quiere, siempre puede, y yo quiero, y por eso pude llegar hasta acá. A la entrada, no sé si ustedes lo han visto, he tirado mi bastón, porque teniendo a Titanes en el Ring no necesito ningún apoyo, el bastón no me hace falta”.

La placa que recuerda al
La placa que recuerda al gran campeón

¿Abrazado a una mujer? No, yo no quisiera morir de esa manera. Yo quiero vivir y no quiero que Dios me sorprenda con una muerte instantánea. Quiero morir postrado. Quiero que me tenga postrado en una cama. Meses y meses, años y años. Postrado en un carro de ruedas, pero que no me muera. Que no me mate la muerte. No, no. Yo quiero vivir. Yo quiero pelear con la muerte”, afirmó alguna vez.

El 27 de agosto de 1991, a los 69 años, Martín Karadagian moriría, víctima de un edema pulmonar. Lloró la “viudita misteriosa”. Lloramos todos. 

A continuación, lo recordamos en el día de su nacimiento, con un video de homenaje preparado por Archivos Cine y TV, titulado: Titanes en el Ring. Historia y Curiosidades de este mítico programa.


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martes, 29 de abril de 2025

Restauran el centenario Patio-Glorieta Andaluz, donado por Sevilla a Buenos Aires.

Este artículo fue publicado el 24 de abril de 2025 en "La Región Internacional", de España, firmado por el historiador y periodista Carlos Szwarcer.

RESTAURAN EL CENTENARIO “PATIO-GLORIETA ANDALUZ” DONADO POR SEVILLA  A BUENOS AIRES.

Por Carlos Szwarcer

Han comenzado las obras para la conservación y restauración del Patio Andaluz”, pieza única del patrimonio cultural e histórico porteño ubicado dentro de las cuatro hectáreas del ”Rosedal de Palermo”, en el Parque 3 de Febrero.

Los terrenos que hoy ocupa el Rosedal, dos siglos atrás eran propiedad del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas (1828-1932 y 1835-1852), donde tenía su residencia de verano. Con el andar del tiempo fueron utilizados en 1910 para los festejos del Centenario emplazándose parte de la Exposición Industrial. Su ubicación junto a un lago realzaba la importancia de la obra, aprovechando el marco de grandes grupos de árboles e incluían 1.189 variedades de rosas catalogadas alfabética y numéricamente. Los 14.650 rosales otorgaban armonía y el contraste de los colores verde de césped realzaban magníficamente los tonos. Fue un gran acontecimiento para la ciudad, citado y festejado por importantes publicaciones periodísticas. Su inauguración se realizó el 24 de noviembre de 1914.

El paseo se completó con la “incorporación” delPatio-Glorieta Andaluz”, regalado a Buenos Aires por el Ayuntamiento de Sevilla e inaugurado el 13 de octubre de 1929. El diario La Prensa describía así al patio diseñado por el arquitecto sevillano Juan Talavera: “Constituye el motivo central […] una fuente en cerámica con su pequeño pretal en mayólica policroma, ubicada en un patio a bajo nivel de mosaicos con alhambrillas, al cual se llega por cuatro escaleras, encuadradas en ocho bancos decorativos a paneles, con episodios del Quijote de la Mancha. Rodea este patio una galería superior con pilares de hierro forjados que sirve de sostén a la pérgola que bordea el conjunto y de la que penden ocho artísticos faroles de hierro forjado del mismo estilo que las barandas y los pilares.”

Cabe destacar que este acontecimiento cultural se produjo en consonancia, evidentemente no por casualidad, con “la Exposición Iberoamericana” que tuvo lugar en la ciudad española de Sevilla, inaugurada el 9 de mayo de 1929 y fue clausurada el 21 de junio de 1930. Se realizó para dar muestra del hermanamiento entre España, Hispanoamérica, Estados Unidos, Portugal y Brasil.

Los materiales de la donación del Patio Andaluz llegaron a Buenos Aires en barco y el traslado lo hizo la fábrica José Laffite, tradicional empresa de artesanos del barrio de Triana. Se cree que eran proveedores de la Casa Real y que el arte de sus cerámicas y baldosas de gran calidad era herencia de los antepasados musulmanes y cristianos de esa familia. Las columnas y las rejas metálicas son de la fábrica Hijos de Manuel Montes, también de Sevilla. Además, hubo aportes de otros lugares: la firma P. Virabian y la Compañía La Fourmi, de Marsella, Francia, proveyeron las baldosas de gres rojo que cubren el patio; y las del borde perimetral llegaron desde Italia. Los bancos revestidos en mayólica que están fuera del patio los donó la sociedad anónima Establecimientos Americanos Gratry.

Para instalar el Patio - Glorieta obsequiado se demolieron el Pabellón de los Lagos, una confitería y restaurante de lujo que funcionaron allí durante años. Finalmente, ubicado en un magnífico contexto cercano al antiguo Jardín Español, hoy “Jardín de los Poetas”, donde actualmente se exhiben veintiséis bustos ubicados en diversas épocas. Entre los escritores homenajeados se encuentran españoles como Antonio Machado, Benito Pérez Galdós y Federico García Lorca, argentinos como Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni y Enrique Larreta, latinoamericanos como Amado Nervo, Alfonso Reyes, Miguel Angel Asturias y José Martí, entre otros. No faltan los clásicos como Dante Alighieri o William Shakespeare ni un representante de la literatura idish, Scholem Aleijem.  

La Primera reparación de importancia del Patio Andaluz se llevó adelante en  el año 2008. El sitio es uno de los espacios verdes más emblemáticos de la Ciudad. La actual restauración logrará recuperar su esplendor para el disfrute y  de vecinos y turistas que lo visitan. Conserva los azulejos sevillanos, que reflejan episodios de la historia del mencionado Don Quijote, el personaje de Cervantes, y representaciones festivas de la vida andaluza.

En la fuente principal, ubicada en el centro del patio, se  lee la dedicatoria: “A la caballerosa y opulenta Ciudad de Buenos Aires en testimonio de comunicación espiritual, Sevilla ofrece esta muestra de la industria de Triana, el barrio de los laboriosos alfareros y los intrépidos navegantes”.

Los  trabajos de limpieza consolidan la recuperación de los azulejos y mayólicas originales, respetando, durante la restauración, el diseño, el patrón y la materialidad de los elementos originales.

Así pues, la restauración del “PATIO-GLORIETA ANDALUZ” por el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, se enmarca en el compromiso de la preservación de los espacios históricos de la ciudad, garantizando su mantenimiento y puesta en valor como parte del patrimonio cultural de todos los porteños.          

Postal del Patio Andaluz en tiempos de su inauguración. Circa 1929. (https://www.geocaching.com/)
                         

Foto reciente del Patio Andaluz. (https://es.wikiloc.com/)

Foto de restauración de un sector de mayólicas del Patio Andaluz. 2025. (GCBA)

Foto de la restauración de la fuente del Patio Andaluz. 2025. (GCBA)
 

* Publicado el 24 de abril de 2025 en “La Región Internacional”. (España).    
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Klaus Voormann


Klaus Otto Wilhelm Voormann nació en Berlín, Alemania, el 29 de abril de 1938. Bajista, pintor, actor, artista gráfico, ilustrador, fotógrafo, productor discográfico, autobiógrafo y diseñador gráfico.

El sitio www.lambiek.net publicó esta biografía.

Klaus Voormann

(n. el 9 de abril de 1938, Alemania) Alemania

Klaus Voormann es un artista gráfico alemán, más famoso por ser el diseñador de la portada del disco 'Revolver' de The Beatles (1966). Junto con Bob Gibson, Heinz Edelmann y Alan Aldridge, es uno de los pocos artistas gráficos que han tenido el privilegio de crear ilustraciones oficiales para The Beatles. Voormann es un raro ejemplo de un artista gráfico que realmente tocó en un prolífico grupo de rock, concretamente Manfred Mann. Se mantuvo activo en la industria musical como diseñador de portadas de álbumes, bajista de sesión y productor. En 2016, Voormann creó una novela gráfica sobre sus años con los Beatles, llamada 'Revolver 50: Birth of an Icon' (2016). A los 79 años, esto lo convirtió en consecuencia en el tercer hombre conocido de mayor edad en debutar como dibujante de cómics.

Klaus Voormann nació en 1938 en Berlín, hijo de un médico. De niño, estudió piano clásico, pero también mostró interés por el arte. Entre sus influencias gráficas se encontraban Max Liebermann y George Grosz. Voormann estudió arte comercial en la Meisterschule für Grafik und Buchgewerbe de Berlín y en la Meisterschule für Gestaltung de Hamburgo. En esta última escuela, conoció a Astrid Kirchherr, su futura novia, y a Jürgen Vollmer, con quien mantendría una estrecha amistad de por vida.

Los Beatles

Un día de 1960, Voormann tuvo una fuerte discusión con su pareja Astrid Kirchherr. Enfadado, empezó a deambular por el distrito de Reeperbahn en Hamburgo. El barrio era notoriamente sórdido, conocido por su zona roja, borrachos violentos y traficantes de drogas. De repente, pasó por el Kaiserkeller, un club nocturno que a menudo organizaba conciertos para bandas de rock. Como Alemania carecía de una verdadera escena de rock en ese momento, el Kaiserkeller contrataba principalmente artistas extranjeros. La mayoría eran músicos estadounidenses, pero algunos eran bandas de versiones inglesas. Voormann no estaba familiarizado con el rock 'n' roll y, por lo tanto, le intrigó este emocionante sonido musical. Entró en el Kaiserkeller, donde tocaba una banda liverpooliana llamada Rory Storm & The Hurricanes. Su batería, Richard Starkey, más tarde se haría famoso como Ringo Starr. La siguiente banda en subir al escenario también era de Liverpool: The Beatles. En ese momento, eran unos Fab Six en lugar de unos Fab Four. John Lennon, Paul McCartney y George Harrison ya formaban parte de la banda, pero contaban con un baterista diferente, Pete Best. El cantante y guitarrista Stu Sutcliffe completó la formación. Entre agosto de 1960 y diciembre de 1962, los Beatles ofrecieron varios conciertos en Hamburgo. El salario era bajo, el lujo inexistente y se enfrentaban a la barrera del idioma. Pero como todos tenían entre 19 y 20 años, tenían una actitud arrogante y desenfadada. Al fin y al cabo, era emocionante estar lejos de casa y hacer lo que siempre habían deseado. Sus habilidades musicales mejoraron considerablemente, así como su capacidad para entretener al público. Esto les ayudó a mantenerse a flote en este entorno hostil y desconocido.

Voormann estaba fascinado con la música de los Beatles. Dado que el grupo actuaba regularmente en la ciudad, había muchas oportunidades de verlos y escucharlos de nuevo. Llevó consigo a sus amigos Astrid y Jürgen Vollmer, quienes también quedaron fascinados. Conocieron a los Beatles entre bastidores y entablaron amistad. Para su sorpresa, Lennon y Sutcliffe también habían estudiado arte. Kirchherr quería fotografiar a la banda, convirtiéndose así en la primera fotógrafa oficial de los Beatles. Quedó particularmente prendada de Sutcliffe y ambos iniciaron una relación. Los Beatles solían salir con Voormann y sus amigos, ya que no conocían a nadie más en Hamburgo. En aquellos primeros tiempos, cuando el éxito mundial parecía una ilusión, los chicos liverpoolianos se sintieron alentados al ver que algunos realmente creían en su potencial. Desafortunadamente, para el otoño de 1960, todos los miembros de la banda se vieron obligados a regresar a casa. Tras romper su contrato con el club nocturno Koschmider's para tocar en un club más lucrativo, el Top Ten Club. Koschmider respondió denunciando a George Harrison a la policía, ya que era menor de edad. El Beatle, de 17 años, fue deportado a Liverpool. Dos meses después, Pete Best y Paul McCartney prendieron fuego a un condón para iluminar una habitación de hotel a oscuras. Koschmider los denunció a la policía por intento de incendio. El permiso de trabajo de Lennon también fue revocado, obligándolo a regresar a casa. Solo Sutcliffe permaneció en Hamburgo hasta enero de 1961, debido a un resfriado. Afortunadamente, la banda no tuvo más problemas una vez que Harrison cumplió 18 años. Pudieron regresar a Hamburgo para nuevos conciertos hasta diciembre de 1962.

En 1961, los Beatles fueron descubiertos por su futuro mánager, Brian Epstein. La banda firmó un contrato, pero por lo demás seguían siendo músicos con dificultades. En junio de ese año, Sutcliffe dejó el grupo. Ahora que Astrid Kirchherr era su novia estable, quería sentar cabeza. Se quedó en Hamburgo con ella y retomó sus estudios de arte, esta vez en la academia de arte local. Trágicamente, en 1962, Sutcliffe falleció de una hemorragia cerebral. Tenía solo 21 años. Unos meses después, los Beatles reemplazaron a su baterista Pete Best por Richard Starkey. Starkey adoptó un nombre más llamativo en esta ocasión: Ringo Starr. A finales de 1962, la nueva formación logró su primer número uno, «Love Me Do». Por aquella época, Voormann se mudó a Londres para trabajar como diseñador gráfico. Se alojó un tiempo en el apartamento de Harrison y Starr en Green Street. Para 1963, los Beatles causaron sensación en el Reino Unido y, un año después, se convirtieron en el grupo musical con mayores ventas del planeta. Pero a pesar de convertirse en estrellas mundiales, siempre mantuvieron el contacto con Voormann, Kirchherr y Vollmer.

Revolver

Para 1965-1966, los Beatles estaban exhaustos con su fama mundial y la histeria colectiva que evocaban dondequiera que iban. Evolucionaron como personas, pero también como artistas. Los Fab Four habían descubierto a Bob Dylan, la cultura y filosofía india y los efectos alucinantes de la marihuana y el LSD. Todo esto los estimuló a llevar su música hacia una dirección diferente, más experimental. El álbum 'Rubber Soul' (1965) ya mostraba indicios de esto, pero su siguiente disco, 'Revolver' (1966), amplió los límites mucho más. La música usaba innovadores bucles de cinta, efectos de eco y música tradicional india. Las letras eran más introspectivas y más que simplemente canciones de amor. En general, 'Revolver' marcó el inicio del período psicodélico de la banda. Como la música sonaba diferente, los Beatles querían que la portada del álbum también reflejara esto. Aunque tanto John Lennon como su esposa Cynthia Powell eran antiguos estudiantes de arte, la banda prefería un diseñador gráfico profesional. Lennon contactó con Voormann, pero su viejo amigo casi rechazó la petición, pues era todo un reto. La ilustración debía promocionar a la banda que todos conocían, pero a la vez sugerir un sonido innovador.

Finalmente, Voormann se decidió por cuatro caricaturas estilizadas de los miembros de la banda. Usó su cabello ondulado para unir varios recortes fotográficos. La mayoría de las fotografías provenían de la colección de Robert Freeman. Freeman había fotografiado las portadas de otros cuatro álbumes icónicos de los Beatles: «With The Beatles» (1963), «Beatles For Sale» (1964), «Help!» (1965) y «Rubber Soul» (1965). Voormann tomó algunas fotografías de la banda de Freeman y las copió a lápiz. Otras las recortó y las unió a su ilustración, convirtiéndola en un collage parcial. También incluyó un autorretrato. Se puede ver una foto del rostro de Voormann en el centro a la derecha, bajo la boca de John, asomando por debajo del cabello de George. La portada de «Revolver» también destacaba por no incluir el nombre de la banda, solo el título del álbum. También marcó la primera vez que se usó una ilustración pura para un disco oficial de los Beatles. La única otra vez fue en la portada de su banda sonora «Yellow Submarine» (1969), con ilustraciones de  Heinz Edelmann.

Cuando los Beatles vieron por primera vez el diseño de Voormann, a todos les encantó. Su representante, Brian Epstein, se conmovió tanto que lloró. Le dijo a Voormann que era justo lo que buscaban. Dado que la música era tan diferente, la portada al menos mantendría la conexión con sus fans. El 2 de marzo de 1967, «Revolver» ganó un Grammy a la «Mejor Portada de Álbum». Para coincidir con el lanzamiento del álbum, la revista londinense Nova le encargó a Alan Aldridge que hiciera ilustraciones inspiradas en la letra de la canción. Estas se recopilaron en un libro oficial: «The Beatles' Illustrated Lyrics» (Macdonald Unit 75, 1969).

Aunque menos frecuentes que las portadas de 'Sgt. Pepper's' (1967) y 'Abbey Road' (1969), 'Revolver' ha inspirado una buena cantidad de parodias. El primer ejemplo conocido fue el álbum de versiones de los Beatles de Madame Cathy Berberian, 'Revolution' (1967). La banda de rock alemana Bartlebees dejó que Paul Bevoir diseñara una parodia en la portada de 'What Is It All About?' (1994). La portada de 'Revolve' (1995) de R. Stevie Moore apenas cambió el trabajo artístico original de Voormann y solo agregó la cara de Moore en lugar de la de Lennon. Superdrag también usó una portada similar a la de Revolver en 'The Rock Soldier CD' (2000), mientras que la banda japonesa Go!Go!7188 hizo lo mismo en 'Toranoana' (2002) y The Prefab Messiahs en 'Devolver' (2007). Algunas parodias no usaron gráficos, solo recortes fotográficos, como "Lo Trágico Es Magnético" (2003) de la banda española Circodelia y "Pistol" (diseño de Jan TM, 2003) de los Punkles. Varios álbumes tributo a los Beatles también han parodiado ocasionalmente "Revolver", como "Mina Canta I Beatles" (diseño de Mauro Balletti, 1993) de Mina, "Reloader - A Tribute to The Beatles" (1998) y "Come Together: Black America Sings Lennon & McCartney" (diseño de Niall McCormack, 2011). El dibujante holandés Gerben Valkema  también incluyó una parodia de "Revolver" en una serie de parodias de portadas de álbumes publicadas en la revista holandesa de Disney DONALD. Su versión reemplazó las caras de los Fab Four con villanos famosos de Disney.

Contribuciones post-Beatles

A lo largo de las décadas, Voormann se mantuvo en contacto con los Beatles. Ayudó con sus videos musicales prototípicos para "Paperback Writer" y "Rain" (ambos de 1966) y actuó como bajista con la Plastic Ono Band de John Lennon. Su bajo se puede escuchar en el sencillo "Instant Karma" (1970). Voormann también tocó este instrumento durante el concierto benéfico de George Harrison, Concert of Bangladesh (1971). El artista diseñó las portadas del álbum de Ringo "Ringo" (1973), el sencillo de George Harrison "When We Was Fab" (1988) y el álbum de Paul McCartney "Run Devil Run" (1999). En 1995, los tres miembros supervivientes de los Beatles, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, se unieron para realizar un documental televisivo sobre su grupo, que tuvo una gran repercusión mediática. Este documental se combinó con un set de tres CD que recopilaba interesantes grabaciones de archivo y dos sencillos recién grabados: «The Beatles Anthology» (1995-1996). Voormann coilustró las portadas de los CD con Alfons Kiefer. Muestran portadas icónicas de los Beatles como pósteres recortados pegados a la pared, pintados con gran realismo fotográfico. Sus diseños también se utilizaron para las portadas de los vídeos del proyecto.

Dado que los Beatles apenas han dejado de ser conocidos, el nombre y la obra de Voormann también han estado en el radar. Fue entrevistado en numerosas ocasiones y apareció en varios documentales sobre el grupo, incluyendo "George Harrison: Living in the Material World" (2011) de Martin Scorsese. En la película de Iain Softley "Backbeat" (1994), sobre los años de los Beatles en Hamburgo, fue interpretado por Kai Wiesinger. En 1999, Voormann, Astrid Kirchherr y Ulf Krüger publicaron "Hamburg Days" (Genesis Publications, Guildford, 1999). El libro se centra en sus primeros años y los de los Beatles en Hamburgo. Muestra varias fotos de Kirchherr e ilustraciones y pinturas evocadoras de Voormann. El prólogo fue escrito por George Harrison y el epílogo por Paul McCartney.

Carrera musical fuera de los Beatles

Entre 1966 y 1969, Voormann fue bajista y flautista del grupo de rock Manfred Mann. Sus contribuciones se pueden escuchar en todos sus sencillos durante este período. Se convirtió en un músico de sesión muy solicitado por artistas como Jerry Lee Lewis, Harry Nilsson, Alan White, Eric Clapton, James Taylor, Carly Simon, Randy Newman y Lou Reed. En 1971, se mudó a Los Ángeles, pero en 1979 regresó a Alemania, donde trabajó como productor para la banda de pop alemana de éxito internacional Trio, más famosa por su exitoso sencillo "Da Da Da" (1981). Además, ayudó a músicos como Marius Müller-Westernhagen y Heinz Rudolf Kunze. Voormann siguió siendo muy solicitado como diseñador de portadas de álbumes, creando portadas para los dos primeros álbumes de The Bee Gees, 'Bee Gees' 1st' (1967) e 'Idea' (1968), 'Scandinavian Leather' de Turbonegro (2003), 'Timeless, Timeless' (2007) de Wet Wet Wet, 'Who is Jo King?' (2012) de Fools Garden y 'Music Life' (2014) de Glay.

En 2009, Voormann lanzó un álbum en solitario, titulado "A Sideman's Journey" (2009), que contó con la participación de artistas invitados como Paul McCartney, Ringo Starr, Dr. John, Cat Stevens y Van Dyke Parks, entre otros. Como homenaje nostálgico, interpretó una versión de la primera canción que interpretó en un escenario con los Beatles: "I'm In Love Again" de Fats Domino.

Carrera cinematográfica

Voormann tuvo un cameo como Von Schnitzl, el director de orquesta, en la película de acción real 'Popeye' (1980) de Robert Altman, protagonizada por Robin Williams y Shelley Duvall, basada en  la tira cómica  de EC Segar.

Revolver 50: El nacimiento de un ícono.

En 2016, para celebrar el 50.º aniversario de 'Revolver', Voormann dibujó una novela gráfica autobiográfica titulada 'Revolver 50: El nacimiento de un ícono' (Genesis Publications, 2016). La obra reflexiona sobre cómo conoció a los Beatles y dibujó la portada del álbum por el que aún es famoso. Voormann trabajó 18 meses en la novela gráfica, intentando imitar el estilo de recortar y pegar de 'Revolver'. Para mantener un toque humano, dejó todos sus pequeños errores e imperfecciones. En algunos dibujos se pueden ver sus huellas dactilares y los detalles que borró en ciertas viñetas. El prólogo fue escrito por Paul McCartney.

El debut de Voormann en el cómic llegó tarde: ya tenía 79 años cuando lo publicó. Esto lo convierte en el tercer hombre de mayor edad conocido en debutar como dibujante de cómics, superando al holandés Martin Ruijters , quien publicó "Toestanden in Suriname" (2011) a los 75 años. Voormann es superado en edad por otro holandés, Cor Blok , quien tenía 82 años cuando debutó con "The Iron Parachute" (2015), y el artista chino Rao Pingru , cuyo "Our Story" (2013) se publicó cuando tenía 90-91 años. El debut en cómic más antiguo conocido en general fue el de la francesa Geneviève Gautier, quien publicó 'Les Aventures du Pingouin Alfred' (2017) a los 95 años. Voormann explicó en una entrevista que los cómics nunca le interesaron del todo antes, hasta que conoció el trabajo de Thomas von Kummant y Jon J. Muth , quienes dibujaron una novela gráfica basada en el clásico cinematográfico de 1931 'M - Eine Stadt Sucht Einen Mörder'.

Revista Mad

En diciembre de 2017, Voormann realizó un dibujo para el número #548 de la revista Mad, donde hizo una interpretación artística de su mascota Alfred E. Neuman (personaje originalmente diseñado por Norman Mingo).

Reconocimiento:

La portada de Voormann para «Revolver» de The Beatles ganó un Grammy a la «Mejor Portada de Álbum» (1966). Por su participación en «Concierto para Bangladesh» de George Harrison (1971), fue co-premiado con un Grammy al «Álbum del Año». En 2018, recibió el Premio a la Trayectoria en los Premios Echo de Música.

En los últimos años

Klaus Voormann estuvo casado con la cantante alemana Christine May.

Libros y documentales sobre Klaus Voormann

Para aquellas personas interesadas en el arte de Klaus Voormann, se ha puesto a disposición una colección en el libro muy recomendado 'Drawings & More - 1960-2010' (Seeshaupt, 2010) y 'It All Started in Hamburg/ Es Begann in Hamburg' (2018). En 2003, Voormann publicó su autobiografía 'Warum spielst du Imagine nicht auf dem weißen Klavier, John?: Erinnerungen an die Beatles und viele andere Freunde' ('¿Por qué no tocas "Imagine" en el piano blanco, John?: Recuerdos de los Beatles y muchos otros amigos'). Voormann también fue objeto de un documental: 'All You Need Is Klaus' (2009) de Jörg Bundschuh.

voormann.com

A continuación, una entrevista realizada en DW TV en el programa Typisch Deutsch, con subtítulos. 


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