Marcial del Adalid nació en La Coruña, España, el 24 de agosto de 1826, y murió en Lóngora, España, el 16 de octubre de 1881. Compositor.
El sitio www.epdlp.com
publicó esta biografía firmada por José Antonio Bielsa.
Compositor y pianista romántico español. Nacido en La
Coruña, su privilegiada posición social le permitiría dedicarse enteramente a
la música. Tras realizar sus primeros estudios musicales y abordar a temprana
edad la composición, fascinado por el arte del eximio Frédéric Chopin, en 1844
se trasladará a París con la pretensión de estudiar el piano con éste; no
conseguirá tal propósito, por lo que tendrá que conformarse con estudiar en
Londres por un lustro con un creador de muy inferior talla, aunque avezado
profesor, el checo Ignaz Moscheles. Desde entonces, el piano dominará su
producción musical, pese a una frustrada tentativa en la ópera -‘Inés e
Bianca’- y algunos opúsculos orquestales y de música de cámara virtualmente
desconocidos. Así y todo, las dos líneas de fuga hacia las que tiende su
producción, valga la simplificación, serían el piano romántico y la música
popular gallega: de carácter internacional la primera, y muy influenciada por
Chopin y John Field, cuyos estilos mimetiza con cierta pericia; y de incipiente
signo nacionalista la segunda, en tanto se circunscribe al ámbito de lo gallego
a través de una serie de cantares en los que Adalid manifiesta su interés por
el folclore de su tierra. Sea como fuere, lo más duradero de su producción
reside, pese a sus muy desiguales resultados, en su música para piano,
destacando no tanto las sonatas y sonatinas como sus piezas aisladas, ‘El
lamento’ (Op. 9), ‘El último adiós’ (Op. 10), o bien las miniaturas, como los
‘Petits riens’, seis pequeños valses en los que se concentran las mejores
recetas de su técnica pianística; una música, bien es verdad, a ratos trivial y
por lo común desvaída, envejecida, a años luz de las obras maestras de Chopin,
de quien Marcial del Adalid no es sino epígono menor, pero que se desmarca
positivamente de la rutina que dominaba la vida musical de la España decimonónica.
Figura señera y aislada de la música española de su tiempo, Adalid habría de
florecer entre París y Londres antes de desvanecerse, a su regreso, en el vacío
musical de una España anclada en las tan vulgares como instrumentales baratijas
teatrales dominantes: frente a un público que demandaba zarzuelas a la moda, su
música pocas posibilidades de difusión podía hallar más allá del entorno
local. © José Antonio Bielsa.
A continuación, recordamos a Marcial del Adalid en el día de su nacimiento, con la Balada para Piano Op. 9, El Lamento, en la interpretación de Mario Prisuelos.