Eduardo Palmieri, más conocido como Eddie Palmieri, nació en Nueva York, Estados Unidos, el 15 de diciembre de 1936. Pianista y compositor.
El sitio www.aarp.org publicó
este artículo firmado por Ernesto Lechner.
Sale el sol para Eddie Palmieri
El pianista boricua rememora su carrera y adelanta un nuevo
álbum.
por: Ernesto Lechner
Eddie Palmieri sigue creando música a los 77 años.
Si hubiera que elegir a un genio iconoclasta de la música
afrocaribeña, un artista tan revolucionario y virtuoso que rompió con todos los
esquemas para crear un sonido nuevo, ese sería Eddie Palmieri. Inspirado en la
genialidad de su hermano mayor, Charlie —“el verdadero rey de las blancas y
negras”, como él mismo lo define— Palmieri es un músico rebelde y malentendido,
adelantado a su época y género musical.
Lejos de descansar sobre las glorias del pasado, Palmieri
continúa creando música con la misma energía infatigable de siempre. Su próximo
disco, dedicado al jazz latino, verá la luz este año, mientras los
reconocimientos a su trayectoria no paran de llegar. El año pasado recibió el
Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación, mientras
que en 2012 sus raíces jazzeras fueron reconocidas a través del prestigioso NEA
Jazz Masters Award.
Podría haber sido un compositor clásico, alguien como Igor
Stravinsky. Pero creció bajo el hechizo del jazz y la música cubana, un
neoyorquino de padres puertorriqueños. Se dedicó a la salsa, participando en la
invención misma del género, para después sacudir sus cimientos y experimentar
con disonancia, teclados electrónicos, mensajes sociales y temas de más de 10
minutos de duración.
Nacido en el barrio de Spanish Harlem en 1936, cursó
estudios de música en The Juilliard School. Empezó como percusionista, pero se
cansó de acarrear sus timbales y se dedicó al piano. Eran los años 50, época de
oro para la música latina en Nueva York. Palmieri comenzó su carrera
acompañando a las orquestas de Vicentico Valdés y Tito Rodríguez.
En 1961, empezaron las innovaciones. Creó su propia
orquesta, La Perfecta, basándose en una combinación inaudita: dos trombones y
flauta de madera, un formato aguerrido y lleno de swing, que de ahí en más
sería conocido como “trombanga”.
“Todo ocurrió por una cuestión económica”, explica Palmieri,
de 77 años, con una sonora carcajada. “En esa época todos tenían un conjunto
con tres o cuatro trompetas. Yo también quería tener mi propio grupo, pero era
difícil conseguir trabajo. Una noche fui a un club social donde Johnny Pacheco
realizaba descargas los martes. Ahí me encontré con un trombonista genial que
se llamaba Barry Rogers y lo contraté. Después llega el brasileño José
Rodrigues como segundo trombonista, y se arma este fenómeno musical llamado La
Perfecta”.
Durante la década de los 60, Palmieri transformó al conjunto
en un laboratorio incansable de ritmos tropicales. En 1965, llega un momento
clave para la música latina: graba “Azúcar pa’ ti”, tema de nueve minutos de
duración, un éxito entre los bailarines que colmaban el club nocturno
Palladium. En un extenso solo de piano, Palmieri logra lo inimaginable. Con una
mano toca el tumbao rítmico, mientras con la otra improvisa un solo melódico.
“Eso se lo debo a mi maestro de piano, Claudio Saavedra, que
me enseñó la independencia de las dos manos, la técnica de terceras y sextas”,
cuenta. “Cuando la gente lo escuchó, me dijeron que había dos pianistas, o que
había grabado las partes por separado”.
Pero La Perfecta fue solo el principio. En 1968, Palmieri
decidió disolver la agrupación para incursionar en otras sonoridades y
texturas. Era una época prodigiosa para la música popular, con el auge del rock
progresivo, el jazz-rock y el funk. Palmieri les agregó mensajes políticos a
sus rumbas (Justicia, 1969), grabó un disco en vivo en la cárcel de Sing Sing y
transformó su repertorio en un mazacote subversivo de sintetizadores y solos
disonantes contrastados con temas bailables.
Palmieri grabó todos estos discos para las compañías Alegre
y Tico, que después serían adquiridas por el abogado Jerry Masucci para formar
parte del imperio discográfico de la Fania.
A mediados de los 70, Palmieri reeemplazó a su cantante
habitual, Ismael Quintana, con un puertorriqueño de solo 16 años: Lalo
Rodríguez. El debut de ambos para la disquera Coco, The Sun of Latin Music,
ganó el Grammy inaugural de mejor grabación latina en 1976.
Pero después llegaron los problemas. Palmieri comenzó a
grabar un disco que se llamaría Kinkamache, no quedó contento con los
resultados y abandonó el proyecto. En una brillante decisión comercial, el
dueño de Coco, Harvey Averne, lanzó la grabación bajo el título de Unfinished
Masterpiece —obra maestra inconclusa— y el disco le significó a Palmieri un
segundo Grammy consecutivo.
“Les dije, si ustedes dejan salir ese disco, no les vuelvo a
grabar jamás”, dice Palmieri. “Y entonces me encerré en mi casa, primero por
tres años, y después dos más”.
Pero el sol de la música latina amaneció de nuevo.
En 1981, Palmieri regresó al conglomerado de la Fania con el
famoso disco que lleva su nombre —conocido como “white album” por su portada
blanca. Desde entonces ha resucitado a La Perfecta, auspiciado a la diva
puertorriqueña India, y grabado sabrosas sesiones de jazz latino. Como su nueva
producción, titulada Sabiduría, que verá la luz este año.
Palmieri promueve este trabajo con pasión: “Es el mejor CD
grabado en el ámbito del Latin jazz”, dice entusiasmado. “Bajo las estructuras
del mambo instrumental y el son montuno, lo que quiere decir que es bailable.
Cuando lo escuche, usted me lo va a confirmar”.
A continuación, celebramos su cumpleaños, con La Libertad. Eddie Palmieri & Afro-Caribbean
Jazz All Stars. Eddie Palmieri, piano; Vicente "Little Johnny" Rivero,
congas; Orlando Vega, bongos; Luques Curtis, bajo; Louis Fouche, saxo alto; José
Claussell, timbales; Jonathan Powell, trompeta.