lunes, 1 de enero de 2024

Ludovic Halévy


Ludovic Halévy nació en París, Francia, el 1 de enero de 1834, y murió en su ciudad, el 7 de mayo de 1908. Autor dramático, novelista y libretista de operetas y ópera.

El sitio www.biografiasyvidas.com publicó este recordatorio.

Ludovic Halévy

(París, 1834-1908) Dramaturgo y libretista francés. Empezó muy pronto a escribir para el teatro, en colaboración con Henry Meilhac. Con éste firmó los libretos de casi todas las operetas de Offenbach y dio carácter francés al género, que aproximó al "vaudeville" mediante la intriga, una ligera tendencia a la "pochade" y un lenguaje sentimental y libertino al mismo tiempo; pueden destacarse La bella Elena (1864), La vida parisiense (1866), La gran duquesa de Gérolstein (1867), La Périchole (1868), Les brigands (1869) y Le petit duc (1878).

Se le debe también el texto de Carmen (1875), con música de Bizet. Siempre en colaboración, escribió también algunas comedias, entre ellas Fanny Lear (1868), Frou-Frou (1869) Le réveillon (1872), L'été de la Saint-Martin (1873) y La boule (1875). Por cuenta propia publicó en La Vie Parisienne una serie de escenas tituladas Monsieur et Madame Cardinal (1873), en la que las características de su producción teatral aparecen afinadas y diluidas.

Insistió sobre el tema en Les petites Cardinal (1880) y La familia Cardinal (1883); además, publicó sus recuerdos de la guerra de 1870 (L'invasion), novelas como Un mariage d'amour (1881) y Princesse (1886), y su obra más apreciada, El abate Constantin (1882). En 1884 ingresó en la Academia Francesa.

A continuación, lo recordamos con La Périchole, opereta en tres actos compuesta por Jacques Offenbach sobre un libreto en francés de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basado en la novela Le Carrosse du Saint-Sacrement de Prosper Mérimée. Se estrenó en una versión en dos actos el 6 de octubre de 1868, en el Théâtre des Variétés de París.

Seguidamente, la versión de los Solistas, el Coro del Gran Teatro, y la Orquesta de la Suisse Romande, dirigida por Marc Sustrot.


Síntesis argumental

Piquillo y la Périchole, dos cantantes callejeros con voces encantadoras, pero muy pobres, han llegado a Lima durante el cumpleaños del Virrey. Este día se celebraba con buena voluntad por parte del pueblo, al que se le permitía beber "tragos gratis" que conseguían en sus tabernas preferidas o en la de "Las tres primas", llamada así por las muy astutas doncellas que estaban a cargo del negocio. El Gobernador de Lima y el Conde Panatellas estaban entre la multitud disfrazados para ver la gran celebración. El Virrey también se paseaba por la ciudad, irreconocible según él, aunque fácil de distinguir.

Piquillo y la Périchole (devotamente inseparables, aunque sin poder casarse por ser muy pobres) están casi muriendo de hambre por el poco éxito obtenido tras haber cantado en la plaza pública. Piquillo se aleja para ir a cantar a otro lugar, mientras que la Périchole ya agotada, intenta dormir en una de las bancas de la plaza. El Virrey la ve allí y queda impresionado por su belleza. Cuando ella despierta, él le pide que la siga hasta el palacio donde será la favorita del Virrey. Como esa petición venía de tal persona (siendo casi una orden), ella no puede sino acatar y ver (en su desesperación y por ingenuidad) que podría escapar de todas las malignas consecuencias y beneficiarse a sí misma y a su amante. Envía una carta de explicación a Piquillo y luego se va a cenar con el Virrey. Este caballero, sin embargo, recuerda una antigua ley que prohíbe que las señoritas que nos están casadas vivan en la parte de su palacio; para evadir esta ley, sus ministros buscan enseguida algún infeliz para que se "casara y divorciara" de la Périchole.

Este sutil plan es muy complejo para la comprensión de Piquillo, quien al recibir la carta de su amante, celoso y miserable, malentendiendo el mensaje, procede a ahorcarse. Sin embargo, es rescatado por Panatellas, quien gracias a una buena cena y varias copas de vino, lo alienta a casarse en vez de matarse. La Périchole también es sorprendida por la inusitada sorpresa, y la embriagada pareja es casada por dos embriagados notarios, siendo la dama la única que sabe con quién se está casando.

Habiéndose terminado la ceremonia, se dirigen al palacio con todos, igual de embriagados, excepto Piquillo que está muy alejado del grupo. Habiendo acabado los efectos del vino, todos se reúnen por la mañana, cuando Piquillo comprende, con mucho asombro que se ha casado y con la favorita del Virrey.

Piquillo es metido en prisión, donde es visitado por la Périchole. Él está completamente indignado y son necesarias todas las habilidades de la Périchole, para que con su torpeza e ira, Piquillo no estropee todo el plan de escape que tiene preparado. Se las arreglan para escapar y hacen su aparición en la plaza, donde el Virrey y sus seguidores los encuentran. Recurriendo a lo mejor de sí, ella consigue para ambos la libertad de marcharse, no sólo habiéndose casado sin costo alguno, sino que también con una abundante cantidad de oro y joyas como regalo del Virrey.