Ester Hillesum, también conocida como Etty Hillesum, nació
en Middelburg, Países Bajos, el 15 de enero de 1914, y murió en el Campo de
Concentración de Auschwitz, Polonia, el 30 de noviembre de 1943. Escritora.
El sitio www. alfayomega.es publicó este recordatorio.
Hay Dios tras Auschwitz: la búsqueda en los diarios de Etty
Hillesum
De cultura judía, la inquietud espiritual de esta escritora
holandesa, ejecutada por los nazis hace ahora 80 años, ha hecho que
universidades católicas y cardenales la reivindiquen
Rodrigo Moreno Quicios 11 de Diciembre de 2023
«Hoy tenemos necesidad de testigos y una figura como Etty
Hillesum es ejemplo de un corazón inquieto que busca el sentido de la vida»,
explica el cardenal José Tolentino de Mendonça a Alfa y Omega. Aparte de
prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, el purpurado portugués
es uno de los mayores expertos en la escritora y autor de Tras las huellas de
Etty Hillesum, un libro sobre la judía holandesa asesinada en Auschwitz el 30
de noviembre de 1943, ahora hace 80 años. Su diario, comparado por la crítica
con el de Anna Frank, revela una intensa búsqueda de Dios que también la
Pontificia Universidad Gregoriana ha homenajeado en Roma con la conferencia
Etty Hillesum. Algunas ideas sobre su vida y sus pensamientos.
A la luz de los escritos de esta mujer muerta a manos de los
nazis con tan solo 29 años, De Mendonça refuta a «quien haya dicho que la
poesía y la posibilidad de Dios se hayan interrumpido con Auschwitz». Reconoce
que es un evento profundamente traumático que «ha marcado el debate filosófico
y teológico de la segunda mitad del siglo pasado», pero saca a relucir el modo
en que Etty Hillesum consiguió, durante aquel «infierno histórico», la creación
de una «nueva gramática para hablar de Dios».
El cardenal portugués recuerda que la holandesa «tuvo la
oportunidad de escapar de los Países Bajos en el contexto de la ocupación nazi»
pero, en vez de esconderse, atendió a sus vecinos de Ámsterdam hasta las
últimas consecuencias. Un año antes de ser finalmente deportada a Auschwitz,
desde agosto de 1942 hasta septiembre de 1943, se ofreció como enfermera
voluntaria en Westerbork. Era un campo de concentración para gitanos y judíos
holandeses donde los nazis los hacinaban antes de enviarlos a Polonia para su
exterminio. «Si llegase a sobrevivir a esta etapa, surgiré como un ser más
sabio y profundo. Más si sucumbo, moriré como un ser más sabio y profundo»,
escribió desde su litera durante la estancia.
Bio
1914: Nace el 15 de enero en Middelburg; solo seis meses
antes de la Primera Guerra Mundial
1941: El 3 de febrero comienza a escribir un diario por
recomendación del psicólogo Julius Spier
1942: Encuentra trabajo como mecanógrafa en el Consejo
Hebraico y se ofrece como enfermera en un campo de concentración
1943: Es ejecutada en Auschwitz el 30 de noviembre
Gracias a un permiso especial de trabajo, Hillesum pudo
volver desde allí a Ámsterdam una docena de veces y actuar como correo para los
prisioneros y la resistencia. «Entendió que hay también felicidad en acompañar
a los otros y dar la vida por ellos», señala José Tolentino de Mendonça, quien
recalca que «esa donación de sí misma es una forma de oración». En su diario
llegó a escribir: «Hay quienes para rezar cierran los ojos, se ponen la mano
sobre la cara y se vuelven a su interior; pero hay otro modo de rezar que
consiste en abrir los ojos y conseguir mirar la vida en su flagrante estupor,
en su dolor y en su placer».
Pero Etty Hillesum no solo rezaba con su forma de mirar. En
medio de las durezas del hacinamiento se comprometía a regar la fe diciendo:
«Te ayudo, Dios a no abandonarme». Y aunque era de formación judía, su
inquietud intelectual y su apertura a los demás le llevó leer con profusión a
san Mateo, san Pablo y san Agustín. «La cosa más interesante de Etty Hillesum
es que todos los caminos la conducen a Dios, tanto la lectura del Evangelio
como de los poetas», explica José Tolentino de Mendonça, quien narra cómo «la
primera vez que se arrodilla es para ella todo un acontecimiento».
Finalmente, el cardenal recalca que «no es en la majestuosidad
de un templo sino en la soledad del barro donde Etty escribe algunas de las
oraciones más extraordinarias que un ser humano pueda proferir». Recuerda cómo
la persecución en Westerbrok se fue recrudeciendo, hasta acabar ella misma de
prisionera. «Leyendo el diario, vemos a aquella chica caminando por el campo de
concentración, objetivamente reducida a un escombro humano mientras pierde el
pelo y los dientes y deformada por el hambre y el dolor, pero que dice: “Me
siento la elegida del Señor”».