Daniel Fernández, más conocido como Nilda Fernández, nació en Barcelona, España, el 27 de octubre de 1957, y murió en Bize-Minervois, Aude, Francia, el 19 de mayo de 2019. Cantautor.
El Diario La Nación, en su edición digital del 19 de mayo de
2019, publicó este recordatorio, firmado por Gabriel Plaza.
Murió el cantante franco-español
Nilda Fernández,
una rara avis de la música
El cantautor franco-español Nilda Fernández murió el domingo a los 61 años de edad de un paro cardíaco en el sur de Francia, donde vivía junto a su familia. En la década del noventa su voz sorprendió al mundo de la canción franco española con un timbre de voz femenino, que le daba una aire de ambigüedad a su frágil figura. Sin proponérselo, Nilda Fernández se transformó en un adelantado símbolo de diversidad en la década del noventa gracias a éxitos como "Madrid, Madrid","Nos fiançailles" y "Mes yeux dans ton regard", que lo convirtieron en el artista revelación de Francia en los premios Victoires de la Músique.
El éxito fue tan repentino que sus canciones lideraron las listas de ventas entre 1991 y 1993 y Nilda Fernández decidió embarcarse en una gira con un carromato tirado por caballos y luego pasó una temporada cantando en pueblos, entre Barcelona y Lyon, por la cama y la comida, para sacudirse los efectos nocivos de la fama. Con él álbum 500 años (1992), grabado íntegramente en español. su voz llegó a oídos de Mercedes Sosa, que lo transformó en uno de sus artistas favoritos y lo invitó a grabar en Buenos Aires, una versión de la canción "Mon amour" para el disco Gestos de amor (1994). En ese período los conciertos que realizó en La Trastienda lo transformaron en un fenómeno de culto.
El encanto y extrañamiento que producía su melancólica voz, las canciones en formato bilingüe, donde mezclaba el francés y el español, la fusión de géneros como la chanson, el flamenco y el rock, le dieron un aire de rara avis. Había una postura artística y estética en ese combinación de un apellido de raíz hispana y el nombre de mujer, parecido a un anagrama del Daniel con el que lo habían bautizado sus padres cuando nació en Barcelona en 1957.
"El nombre me ayudó-decía en una nota con Mauro Apicella de LA NACION en 2011. Aunque, a partir de mi padre, todos en mi familia me llaman Nilda. Daniel es muy íntimo. Es el niño que salió de Barcelona con su mamá y su hermana. Cuando di la vuelta a mi nombre ni sabía que que eso era un nombre que ya existía. Tampoco quería buscar algún tipo de ambigüedad. A mi me parecía algo original".
A los 7 años, Nilda emigró con sus padres a la ciudad de Lyon (Francia) y pasó su vida formado por dos culturas. En el país galo empezó a escribir canciones influido por la admiración de la trilogía de referentes Jacques Brel, George Brassens y Leo Ferré. Aunque su delicado timbre de voz contrastaba con el robusto carácter de esos chansoniers. Un defecto en las cuerdas vocales le daba ese encanto a su registro agudo. Un médico sugirió que se opere, pero Nilda ya sabía que sería su sello artístico. "A la gente le parecía rara mi voz y todo lo raro ya sabes...La gente tiene que amaestrar sus miedos. Hasta que salió "Madrid, Madrid". Resultó una canción con la que la gente se identificó culturalmente. Yo la compuse por completo en español, pero la canté en francés y castellano. Creo que ahí la gente entendió mi voz".
Tras hacer giras por Francia y España, pero también Estados Unidos, México, Chile o Argentina, en 2001 se retiró del primer plano y pasó una temporada en Rusia donde grabó varios dúos con el cantante Boris Moissev. Más tarde se involucró en la adaptación de la ópera "Carmen", de Georges Bizet, que llevó hasta Cuba. Durante los últimos años, él mismo comercializaba sus discos y los vendía a través de internet, como Castelar 704, con poemas de García Lorca, que en la Argentina fue editado por el sello Acqua Records junto al trabajo Ti amo, grabado en Génova.
En 2012 fue una de las últimas visitas a Buenos Aires para tocar en La Trastienda, donde durante la década del noventa lo había recibido a un público devoto enamorado de su timbre y su espíritu nómade y multicultural. Su último disco fue Basta ya (2013), que lo compartió directamente en su propia plataforma, donde reafirmaba esa condición musical de artista libre y nómade.
"Digamos que mi pasaporte verdadero es la música. Con ése entro a todas partes. Las canciones y mi voz". En su andar errabundo, Nilda Fernández fue como un antiguo juglar que se anticipó a su tiempo y fue relatando en sus canciones los cambios de época, la apertura sexual, la xenofobia latente en Europa y la necesidad de un mundo sin fronteras.