Antonio Tanguma Guajardo nació en China, Nuevo León, México, el 26 de enero de 1903, y murió en Monterrey, México, el 5 de diciembre de 1989. Compositor y acordeonista.
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publicó este recordatorio.
BIOGRAFÍA
ANTONIO TANGUMA GUAJARDO (q.e.p.d.)
Nació en 1903 en China, N.L., Fueron sus padres, Teófilo
Tanguma, originario de General Bravo y Victoria Guajardo de China N.L.
Plática del Maestro Tanguma
Un día de 1927, me ofrecieron un acordeoncito de dos hileras
de botones; me lo vendían en veinte pesos, muy barato. Le pedí a don Guillermo
García Welsh, mi patrón, el dinero y me dijo: "Pá que los quieres pela'o?,
mejor ponte a trabajar, después ahí te echas a perder con la música". Como
quiera me los prestó y compré el acordeón que se veía bonito, pero como yo no
conocía, resulta que el acordeón era un chasco. De todos modos, empecé a darle
de día y de noche. Como ensayaba también en la casa, los dueños me decían:
"Mira, agarra tu tequila y vete al monte a tocarle a los pájaros". El
acordeón no me duró mucho y así me di cuenta que me engañaron con la venta, de
cualquier forma le enganchaba alambritos y lo hacía cantar.
Yo seguía trabajando en la labor, nomás soñando en juntar
unos centavitos para irme a Estados Unidos y comprar un instrumento a mi gusto.
Un día que me levanto, me agarro unas tortillas y una botella con agua y me voy
para Terán, a pie. Hice tres días hasta los Ramones y en la estación del tren
la pregunté al boletero, hasta dónde me alcanza con dos pesos?, voy rumbo a
Reynosa. El boletero me dijo; "son uno ochenta y cinco hasta
Anzaldúas". Pues sí, ahí me bajaron y me fuí directo a la frontera que ya
estaba muy cerca. Llegué a Corrales y corrí a un estanquillo para comprar
galletas, el hombre que despachaba me vió y me dijo "Para dónde
vas?", ya le expliqué que quería pasar el río y tuve tanta suerte que el
señor al verme hambriento y en huaraches me dió de cenar, me permitió bañarme y
hasta zapatos me regaló. Total que él mismo me recomendó con unos muchachos que
me pasaron al otro lado y me llevaron a un rancho, donde el dueño me contrató
para desenraizar y tumbar mezquites. Así junté doce dólares, hasta que supe que
en la feria de Laredo vendían un acordeón, fui y lo compré. Me costó diez
dólares, regresé al rancho cantando y tocando. Los muchachos nomás oyeron el
acordeón y se arrimaron unas botellas de vino y ahí mismo si hizo la tocada.
Estamos hablando de 1917 que fue el año de mi primer acordeón bueno, porque
luego compré do más en Corpus Christi; andaba que me volvía loco de gusto.
En 1932 me fui a China, Nuevo León, y en 1938 para
Monterrey. Tenía 35 años de edad.
En realidad mis primeras composiciones las traje siempre en
la mente, porque cuando trabajaba en la labor, me inventaba tonadas y las
repetía silbando. En 1938 terminé la primera pieza; De China a Bravo. Ese
nombre you no se lo puse, pero como la pasaba viajando de China a Bravo, así se
le fue quedando, fueron unos músicos que me acompañaban los que la titularon.
Hasta la fecha, he compuesto más de cincuenta composiciones y las que han
pegado más son; El cerro de la Silla, Evangelina, Naranjo, Blanca Nelly, María
de Lourdes y otras. Mucha gente me pregunta por qué tanto nombre de mujer. Será
porque los nombres de las mujeres me gustan tanto.
En 1945 me fui a México, pero, de todas las cantinas y
restaurantes me sacaban, pues el acordeón no gustaba todavía. Un día unos
amigos policías de Los Herreras, Nuevo León, se metieron conmigo a un
restaurante, ahí en la ciudad de México, y me pidieron que tocara. Apenas me
estaba calentando cuando el mesero nos dijo: "Oiga, aquí no se puede
tocar". El más grandote de los policías le contestó: "Nosotros somos
de Nuevo León y este hombre del acordeón es Tanguma y su música es tan buena
que donde quiera se le debe escuchar": y como mientras contestaba le
enseño las pistolas... tuvieron que escucharnos toda la tarde.
Lo que pasaba era que la música norteña apenas estaba
naciendo, y en la mayoría de los estados del centro y sur, no se conocía. Por
eso a mí me gusta Nuevo León, porque en cualquier rancho adoran el acordeón y
el contrabajo.
No se necesitaban muchos músicos para amenizan un buen
baile.
Desde 1938 que me dedique de lleno al oficio de la tocada
empezó a irme bien, aunque no pagaban lo suficiente, podía mantener a mi
familia. Ya nomás con juntar para los frijolitos, lo demás era ganancia. Al
principio me acostumbré a tocar sólo porque había muy pocos guitarreros que me
acompañaran, pero de 1940 para acá, empecé a organizar mi grupo, casi siempre
tocábamos a dueto: acordeón y contrabajo.
De todas mis composiciones, el shotís del Cerro de la Silla
es la que más me gusta. Esta composición nació como un chispazo, en un rancho
en las faldas del Cerro de la Silla. En la mañana quedaron unos amigos de pasar
por mí para tocar en una tardeada; no llegaban y se hacía tarde; yo estaba muy
desvelado y tenía mucha hambre, bueno, pues me recosté a esperar, como no
queriendo, agarré el acordeón, y ya de rato me gustó lo que estaba tocando,
repetí las notas y las memoricé; cuando llega el guitarrero y me dice:
"Oye esa pieza es muy buena, no te la había escuchado", no hombre,
dije yo, es la cruda y la sed que me están haciendo ver visiones. Tiempo después
llegaron a mi casa unos gringos de una casa disquera que me querían escuchar y
les toqué el shotís que hice acerca del Cerro de la Silla; les gustó mucho, y
como no tenía título, pues así se le quedó, El Cerro de la Silla. Todavía dicen
muchas gentes que nomás la escuchan, y se les mueven las piernas solas, que esa
pieza hace bailar a cualquiera, aunque no sepan. Me gusta ese shotís, me gusta
ver a los niños que lo bailan en las escuelas, en las asambleas y en los
concursos escolares.
Mi vida ha sido el acordeón y mi familia. Me casé cuando
tenía como treinta años: a mi esposa la conocí en un baile, muy bonita, se
llama María de Jesús, me gustó desde que la vi, y me dije, yo me quedo con esa
chiquilla porque ella es mucho más chica que yo; me casé con ella en 1933 y
tenemos once hijos.
Ahora tengo casi los ochenta y cuando escucho un acordeón,
no sé por qué, a veces me dan ganas de llorar, me da como cierto coraje que
allá por los treinta, mucha gente no quería el acordeón y ahora sí. La música
norteña termino imponiendo su fuerza... bendito sea Dios que el acordeón ya
tiene su historia.
Antonio Tanguma Guajardo, murió el 5 de diciembre de 1989.
Es el artista de música norteña de más reconocimiento
nacional e internacional. Sus polkas, redovas, shotises y huapangos, los han
bailado generaciones enteras de niños, en miles de escuelas de todo el Norte
del país.
Profe. Jaime Guerrero Hernández
Publicado por Luis Fernando Almendárizen