miércoles, 1 de mayo de 2013

Las Bodas de Figaro K.492. Opera en 4 actos de Wolfgang Amadeus Mozart


Las bodas de Fígaro, cuyo título original en italiano es, Le nozze di Figaro, es una ópera bufa en cuatro actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en italiano de Lorenzo da Ponte, basado en la pieza de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais, Le mariage de Figaro.

Lorenzo da Ponte
Wolfgang Amadeus Mozart
Fue compuesta entre 1785 y 1786 y estrenada en Viena el 1 de mayo de 1786 bajo la dirección del mismo compositor en el Burgtheater de Viena.


Escrita en italiano, está considerada como una de las mejores creaciones de Mozart y como una de las óperas más importantes de la historia de la música, la trama se desarrolla en Sevilla, España.

El rompimiento de Mozart con el arzobispo de Salzburgo, en junio de 1781, había dejado al compositor liberado de sus compromisos con la corte, ahora comandada por el Emperador José II, y lo situaba en una nueva condición de músico independiente.



A poco de haber estrenado “El rapto en el serrallo” en 1782, Mozart conoció a Lorenzo da Ponte, recién llegado a Viena, y dado que éste venía con las mejores recomendaciones como libretista, recibió del compositor la proposición de escribir los textos para una nueva ópera italiana, inspirada en la pieza teatral “Las bodas de Fígaro” de Agustín Caron de Beaumarchais, continuación de “El barbero de Sevilla”.



Con “Las bodas de Fígaro” Mozart dio comienzo a una muy afortunada colaboración de parte del abate italiano Lorenzo da Ponte, quien habría de elaborar también los libretos de otras óperas mozartianas igualmente grandiosas: “Don Giovanni” y “Cosi fan tutte”.

“Las bodas de Fígaro” era una obra ya conocida y famosa en Europa, su tratamiento de marcada alusión política y social desataba todo tipo de discusiones y polémicas, a tal punto de estar prohibida en algunas importantes ciudades.

Sólo el afán liberal que pretendía imponer el Emperador José II hizo que en Viena la pieza no encontrara trabas para ser representada.


Fue el propio Mozart quien le sugirió el tema a Lorenzo da Ponte, que ideó un libreto más blando en su carácter crítico y reforzó, en cambio, las situaciones de intriga y comicidad y lo completó en julio de 1785.

Mozart trabajó no más de seis semanas en la partitura, entre octubre y noviembre de 1785, estrenando la ópera en Viena, el 1° de mayo de 1786.

Da Ponte y Mozart redujeron a cuatro los cinco actos del original y transformaron la historia profundizando la caracterización de los personajes.

Dada su condición de ópera social, una camarilla influyente casi impidió dicho estreno, llegándose incluso a sobornar a algunos de los cantantes para que obstaculizaran la representación.

No obstante los problemas, “Las bodas de Fígaro” fue aplaudida desde sus primeros días, tanto así que en la jornada de estreno varios de su trozos tuvieron que ser repetidos, prolongando en más de dos horas adicionales la puesta en escena de la ya extensa ópera.


La trama de la ópera gira en torno a la atracción que Susana ejerce sobre el Conde de Almaviva. 

El libreto hace referencia concreta a la antigua y tradicional costumbre según la cual el señor feudal tenía derecho de posesión carnal sobre la sirvienta que iba a contraer matrimonio, antes de que éste se realizara. 

Tal derecho ya había sido abolido en los dominios del Conde, pero éste quiere conseguir a Susana a toda costa, lo que por ley ya le estaba negado.

En el aspecto musical, la obertura no usa ninguno de los temas de la ópera, según las prácticas del compositor en ese tiempo.

La partitura está llena de pasajes logrados y de ricas melodías, por lo que es difícil destacar unos números frente a otros.

La ópera fue bien recibida por el público y a partir de la tercera representación la dirección correspondió a Joseph Weigl, alumno de Antonio Salieri.

No obstante, después de ocho representaciones fue sustituida en las preferencias del público vienés por Una cosa rara de Vicente Martín y Soler. 

En diciembre de 1786 se representó en Praga, donde cosechó un éxito aún mayor que en Viena. Mozart lo comprobó en persona, al viajar a esa ciudad a principios de 1787.



Allí le encargaron una nueva ópera para la temporada siguiente, que sería Don Giovanni. 

El 28 de agosto de 1789 se repuso la obra en los escenarios vieneses, con dirección de Weigl. 


Fígaro y Susana preparan su boda, pero su señor, el conde de Almaviva, no está dispuesto a renunciar al tradicional derecho de pernada. 

El conde se ha encaprichado de Susana, camarera de la condesa; la condesa está dolida y decepcionada por las escapadas del incorregible marido.

Los dolidos celos de la condesa y las imprudentes artimañas de Fígaro y Susana para esquivar los anhelos del conde dan lugar a una serie complicada de intrigas.

Todo se arregla, naturalmente, y la ópera termina con abundantes matrimonios y reconciliaciones.

Este clima blando y afeminado, dominado por una ingenua y casi pueril voluntad de alegría y placer, encuentra su expresión musical en los gozosos gorjeos, ya lánguidamente tiernos, ya realzados por una malicia petulante, que se revela en la saltarina viveza del ritmo.


Los críticos de la época manifestaron que es la primera obra maestra mozartiana en el ámbito de la ópera bufa en lengua italiana, tres años después de El rapto en el serrallo. 

La trama, pese a ser complicada, fluye con facilidad y espontaneidad.

Destacaron la creación de los personajes, caracterizados con gran riqueza de matices. 

“A la multiplicidad de caracteres y de infinitos estados de ánimo, sensualidad, erotismo, abandono, melancolía, nostalgia, arrepentimiento, corresponde la ligera y caleidoscópica escritura musical, también ella extraordinaria síntesis de elementos múltiples y variados”.


A continuación la versión completa con subtítulos.