Pedro Bonifacio Palacios nació en San Justo, provincia de Buenos Aires, el 13 de mayo de 1854 y falleció en La Plata, el 28 de febrero de 1917.
Fue maestro, periodista y poeta,
conocido por el seudónimo de Almafuerte.
Criado en el seno de
una familia muy humilde, perdió a su madre siendo niño y fue
abandonado por su padre, por lo que creció a cargo de sus parientes.
Su primera vocación
fue la pintura, pero al no obtener la beca para perfeccionarse en
Europa, cambió su rumbo y se dedicó a la escritura y la docencia.
Ejerció en escuelas
de la Piedad y Balvanera y
poco
después se trasladó a la campaña y fue maestro en Mercedes, Salto
y Chacabuco.
A los 16 años de edad
dirigió
una escuela en Chacabuco, dónde, en 1884, conoció
al entonces ex presidente Domingo Faustino Sarmiento.
Tiempo después fue
destituido por no poseer un título habilitante para la enseñanza,
pero muchos afirman que en realidad fue por sus poemas altamente
críticos contra
el gobierno.
En los lugares donde
ejerció la docencia, también alcanzó notoriedad como periodista
polémico y apasionado y poco complaciente con los caudillos locales.
Luego de dejar la
enseñanza obtuvo un puesto dentro de la Cámara de Diputados de la
Provincia de Buenos Aires, y más tarde bibliotecario y traductor en
la Dirección General de Estadística de dicha provincia.
En 1887, se trasladó
a La Plata e ingresó como periodista en el diario "Buenos
Aires" y, más tarde, la dirección del diario "El Pueblo".
Su actividad
periodística no fue demasiado extensa: sin embargo, desde ese lugar
dio una intensa batalla y alentó a los jóvenes de la época, que
más tarde participarían del movimiento revolucionario de los 90.
En 1894 retomó su
actividad docente en Trenque Lauquen, pero nuevamente fue retirado
por cuestiones políticas dos años más tarde.
A comienzos del siglo
XX participó un poco de la actividad política, pero a causa de su
inestabilidad económica y de sus ideas sobre los cargos políticos y
que criticaba duramente a quienes vivían a expensas de los impuestos
de la gente, no lo hizo con mucho entusiasmo.
Al final de su vida,
el Congreso Nacional le otorgó una pensión vitalicia para que se
pudiera dedicar de lleno a su actividad como poeta, pero no pudo
gozar de la misma porque falleció a los 62 años.
Almafuerte tuvo cinco
hijos adoptivos, lo que marca un gran contraste entre la enorme
generosidad que tenía para los demás y la pobreza en la que se vio
sumergido casi toda su vida.
En la ciudad de La
Plata se encuentra la casa que habitó y donde transcurrieron sus
últimos días.
La casa fue declarada Monumento Histórico de la Ciudad, de la Provincia y de la Nación y la gestión del museo está en manos de la comuna platense y en las salas del Museo Almafuerte se exhiben manuscritos, fotografías, dibujos, libros, periódicos, escritos sobre su obra, muebles y otros objetos personales que formaron parte de la vida del poeta.
El visitante puede descubrir la multefacética
personalidad de Almafuerte, a partir de los muchos oficios que tuvo y
al mismo tiempo, puede conocer el contexto político, social e
histórico que le tocó vivir.
Una de las salas
permite además, asomarse a su mundo interior, a sus muebles y
objetos de uso cotidiano, como los anteojos con armazón de plata que
lo acompañaron en sus ultimos años.