Friedrich Gulda nació en Viena, Austria el 16 de mayo de 1930 y falleció en Weissenbach, Austria, el 27 de enero de 2000, fue un pianista que se destacó en la interpretación de música clásica y jazz.
Comenzó a estudiar piano a los siete años en la academia de Felix Pazofsky y en 1942 ingresó en la Academia Musical de Viena, donde estudió piano y teoría musical con Bruno Seidlhofer y Joseph Marx.
Ganó el primer premio en el Concurso Internacional de Ginebra, en 1946, en el que una integrante del jurado generó una disputa menor que no influyó en el resultado final.
A partir de la obtención del premio, comenzó a viajar a través del mundo para mostrar su música.
Además de ser especialista en Mozart y Beethoven, Gulda también interpretó música de compositores diversos como Bach, Schubert, Chopin, Schumann, Debussy y Ravel.
Está considerado como uno de los pianistas más importantes del siglo XX. y junto a Jörg Demus y Paul Badura-Skoda, formaron lo que dio en llamarse la Vienesse troika y de sus primeras visitas al país figura Martha Argerich como su alumna.
En 1955, a la salida de una de sus presentaciones en Nueva York, visitó el célebre club de jazz Birdland, y se quedó tocando jazz hasta el amanecer.
A partir de la década del 60 consagró gran parte de sus energías y actuaciones al jazz, muy influenciado por el estilo del gran Bud Powell y en 1966 creó en Viena el Concurso Internacional de Jazz Moderno.
En 1968, ofreció obras de Haendel, Beethoven y composiciones propias y en 1970 regresó con impactantes interpretaciones de obras de Beethoven, Schuman y Debussy.
Compuso obras en todos los estilos que tocó, y piezas más orientadas al entretenimiento que a la reflexión. Hago la música que quiero, no la que debo, decía.
Entre lo más destacable de su producción como intérprete figuran sus ciclos integrales de las sonatas para piano de Beethoven en 1953 y las de Mozart, en 1981.
Las actuaciones junto a sus colegas Chick Corea en 1984 y con Herbie Hancock en 1989 figuran dentro de sus máximos blasones como músico de jazz.
No satisfecho con sus aventuras jazzísticas, se lanzó en los 90 a las movedizas arenas del show business mediático, presentándose en programas como Paradise Island de Munich, en 1992 y entonces se comentó que su talento no merecía navegar en aguas tan superficiales.
El 28 de
marzo de 1999 difundió un fax con el anuncio de su propia muerte poco
antes de un
concierto, luego se presentó en la sala y antes de tocar disparó:
Qué lástima, hay más de uno que seguramente se puso contento antes
de tiempo.
Cuando los diarios del mundo dieron a conocer la noticia de su fallecimiento, comentaron diversos aspectos y detalles de su vida y de su pensamiento.
Definía tres aspectos esenciales en la labor de un intérprete: El amor como motor, la personalidad como medio y el verdadero respeto de la obra como objetivo.
Gulda sentía aversión a las formalidades del mundo clásico y se traducían en sus programas de conciertos, donde solía combinar músicas y músicos de distintos géneros.
Tenía una actitud especialmente abierta a todo lo nuevo y una cierta vocación por el escándalo que lo llevó alguna vez a actuar desnudo ante las cámaras de la televisión y por otra parte detestaba el conservadurismo y la atmósfera polvorienta de las salas de concierto.
Friedrich Gulda, el bromista sarcastico excéntrico y polémico expresó alguna vez, el deseo de morir el mismo día que nació uno de sus más grandes ídolos, Wolfgang Amadeus Mozart, y así fue; falleció el 27 de enero de 2000, a la edad de 69 años, debido a un paro cardiovascular.
Gulda está enterrado en el cementerio de Steinbach, cerca del Lago de Attersee, en Austria.
A continuación el Concierto para Piano y Orquesta Nº 5 en Mi Bemol Mayor Op. 73, "Emperador", de Ludwig van Beethoven, por Friedrich Gulda junto a la Orquesta Filarmónica de Viena bajo la batuta de George Szell
