lunes, 17 de junio de 2013

Daniel Riolobos


Pedro Nicasio Riolobos Vicario, conocido en el mundo artístico como Daniel Riolobos, nació en Godoy Cruz, provincia de Mendoza, el 14 de diciembre de 1932  y murió el 17 de junio de 1992.

Fue una de las grandes voces melódicas argentinas, más reconocido en el exterior que en nuestro país.  

Debutó en radio a los cinco años y aunque realizó estudios de canto su pasión era el fútbol, llegando a actuar en primera división en Independiente Rivadavia, hasta que una serie de lesiones lo decidieron a dedicarse al canto. 

Se trasladó a Buenos Aires, donde fue contratado por la orquesta de Robert Inglez para una gira por Latinoamérica. 


Tuvo gran éxito y comenzó a presentarse como solista en Venezuela, Cuba, Puerto Rico, USA y México. 

En La Habana, Cuba, conoció al artista que lo guiaría en su forma de cantar: Benny Moré, “el rey del ritmo”, como se lo conocía en la isla, fue quien le enseñó los secretos de la profesión.


 “Un día, Benny me encontró ‘fusilado’ y que no podía abrir la boca para cantar. El secreto -me decía- es jugar con los tiempos. Si ves que no puedes llegar arriba con la voz, atrásate, corta las palabras y verás que llegas. Y si no, al revés. Y ya está, chico, ya está. Ahí empecé a conocer lo que era cantar de verdad”. 

En enero de 1959 viajó a México para actuar en el Teatro Lírico y a partir de allí comenzó a afianzarse, de la mano de Agustín Lara y de Lucho Gatica. 

Con Gatica solía encontrarse en los escenarios, como sucedió, por ejemplo, en un certamen en 1963; en esa oportunidad, Riolobos se llevó el premio Azteca al Mejor Cantante Internacional y el chileno terminó detrás de él.


En 1967 la revista Gente, publicó una extensa entrevista que le realizó el periodista Santo Biasatti, en la que lamentaba que se cumpliera el refrán "nadie es profeta en su tierra".

A partir de ese año se presentaba casi todas las semanas en el canal 13 TV de Buenos Aires en el programa "Sábados Circulares" conducido por Nicolás "Pipo" Mancera. 


Después de haber recibido varios premios internacionales fue reconocido en Argentina al imponerse en el 2° Festival Buenos Aires de la Canción de 1968 con el tema "No es un Juego el Amor", de Eladia Blázquez. 


En 1979 representó a nuestro país en el Festival de la OTI, imponiéndose con "Cuenta Conmigo", de Chico Novarro y Raúl Parentella. 

Falleció el 17 de Junio de 1992, a raiz de un problema cardíaco.

A continuación un comentario del Locutor y Periodista Guillermo Fuentes Rey.


“Fue uno de los mejores cantantes a nivel mundial”

A mediados de la década del sesenta escuchaba mucha radio. Por esos días me detuve en radio Belgrano para sintonizar la audición de Miguel Angel Merellano, un tipo que se preocupaba por difundir grandes intérpretes al igual que el primer Hugo Guerrero Martinheitz con su “Show del minuto”, allí escuché por primera vez a Daniel Riolobos.


En ese momento descubrí a un cantante excepcional, con un repertorio que tenía que ver con lo mejor de la canción latinoamericana. Tiempo después, bastaba ver a Riolobos en vivo para darse cuenta que era uno de los mejores, siempre de smoking o traje negro cruzado junto a un trío que lo acompañaba. Te hipnotizaba cuando cantaba y lo veías ahí, con una una voz privilegiada, gran afinación, manejo de la interpretación y del escenario, y sobre todo porque cantaba con el sentimiento. 

En mi opinión, Frank Sinatra fue el más grande cantante de todos y Riolobos encajaba en ese modelo de cantante que yo admiraba. Pasó toda su vida yéndose y viniendo del país, con todas las esperanzas de radicarse acá, pero se peleaba con todo el mundo, y lo hacía defendiendo sus derechos y su trayectoria.

Era un tipo que no hablaba bien y muy parco para la conversación, porque todo lo que tenía para decir lo decía cantando. Se peleaba mucho con aquellos que no lo valoraban y por eso parecía un tipo pedante y soberbio, pero cuando él estaba con alguien que lo respetaba, se abría, era tierno, casi un chico, y necesitaba que le diesen una palmada en el hombro porque acá había sufrido mucho. La sinceridad en el mundo artístico es mala palabra, y Daniel no era ningún hipócrita. 



Él sabía lo que valía, lo decía y lo exponía, y mucha gente lo tomaba como pedantería o soberbia, pero en realidad no lo conocían, era una manera de defenderse.

Tenía un público sensible, de grandes minorías, me animo a decir.

Lamentablemente, la música de hoy es para ver, hay grandes shows montados y nada más. En cambio, grandes como Sinatra, Tony Bennet o el mismo Riolobos, hacían música para escuchar, y lo que importaba era lo que decían, cómo lo decían, y eso se fue perdiendo. Hoy las radios se dedican a difundir todo lo que mandan los grandes sellos discográficos, y pasan lo que está de moda o aquello que se encuentra en el primer plano y lo que está en el segundo o tercero, no le interesa a nadie, por eso no hay investigación.


En cambio, en aquella época había una gran preocupación por lo artístico y uno descubría a un Horacio Molina o al mismísimo Waldo de los Ríos, otro gran olvidado. El olvido es un producto de toda esa dinámica que se da en los fenómenos del espectáculo y la cultura. La industria del entretenimiento, esto de consumir rápido y pasar a otra cosa, arrasa con todo y no deja nada.


Cuando Riolobos murió, aquí en el país se hicieron comentarios, y luego se olvidó, pero en México, se hicieron grandes homenajes, y se pasaban los programas donde había participado. El caso de Riolobos tiene su parangón con el de Antonio Carlos Jobim, el mayor compositor de música popular en Brasil. Se quejaba en vida, de la incomprensión que tenía en su país porque lo acusaban de extranjerizante. Él grababa en Estados Unidos, porque allí tenía todos los avances tecnológicos. Sus melodías eran especiales, con una armonía muy cercana al jazz y la gente no le prestaba atención. Le dolía la falta de reconocimiento en Brasil. Lo mismo le pasó a Riolobos. Una pequeña anécdota pinta de cuerpo entero la calidad que tenía, ya que en una oportunidad, Daniel grabó con Victor Buchino en el sello RCA, y uno de los temas que incluyó en el disco lo grabó acostado sobre un cuerpo de sillas.


En un momento tuvo un proyecto para grabar un long play con Astor Piazzolla, al final terminó grabando dos temas: “Uno” y “Garúa”, el último en una versión infernal, con un registro bajo que pocos podrían lograr en el mundo, fueron dos versiones admirables. Es muy injusto lo que pasó con él. Por eso es importante señalar que algunos sellos discográficos lo perjudicaron notablemente. El grabó en un sello chico llamado Cabal, en malas condiciones técnicas, con acompañantes que no estaban a su altura, con problemas de planos de sonido y un proceso de elaboración del disco muy malo donde hizo lo que pudo, que finalmente fue mucho. Creo que los argentinos no nos damos cuenta de los valores que producimos. 



No se tiene noción de todo lo que Astor Piazzolla se escucha en el mundo, no se sabe lo que significa Atahualpa Yupanqui en gran parte de Europa, y nunca supimos lo que significó en América Latina -especialmente en México-, una figura como Daniel Riolobos. Sin lugar a dudas, Daniel fue uno de los cinco mejores cantantes a nivel mundial en la década del sesenta y principios de los setenta, e incluyo a todos los géneros de la canción.

Guillermo Fuentes Rey 




A continuación la participación de Daniel Riolobos en el Festival OTI de la Canción 1979 en Caracas,Venezuela, donde la Canción Ganadora fue "Cuenta Conmigo" de Chico Novarro y Raúl Parentella.


Seguidamente Alma Mía de María Grever.



Para finalizar, de María Grever, Besame Mucho, en una versión de la TV de Méjico con María Grever en piano y la interpretación de Daniel Riolobos. Un lujo.