El Diario Infobae, en su edición digital, publicó este artículo de opiñón firmado por Eduardo Eurnekian y Baruj Tenembaum.
Una fecha que invita a la reflexión
En el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, nuestras mentes y corazones se fusionan no sólo con las víctimas de la barbarie
perpetrada por el Tercer Reich, sino también con los mártires que lucharon en contra del monstruo nazi y con los nobles salvadores que
tendieron una mano de
ayuda a los perseguidos
En el año 2005, la Asamblea General de la ONU declaró el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto. Esta fecha tiene un doble objetivo: el de recordar a las millones de víctimas del régimen nazi y el de promover las lecciones del Holocausto a lo largo y ancho del globo.
Para nosotros, es una una oportunidad para ejercer una profunda reflexión, un día en el que nuestras mentes y corazones se fusionan no sólo con las víctimas de la barbarie perpetrada por el Tercer Reich, sino también con los mártires que lucharon en contra del monstruo nazi y con los nobles salvadores que tendieron una mano de ayuda a los perseguidos.
Se estima que los nazis asesinaron a mas de 16 millones de civiles, incluyendo a 6 millones de judíos (aproximadamente dos tercios de la población judía antes de la Segunda Guerra Mundial) y alrededor de 220.000 gitanos (alrededor de un 20 % de la población romaní antes del Holocausto).
Entre aquellos que lucharon contra el nazismo, se destacaron diversos movimientos de Resistencia en Francia, Polonia, Italia y en otros países bajo el yugo nazi. Uno de los símbolos más significativos fue el Levantamiento del Gueto de Varsovia, que tuvo lugar entre el 19 de abril y el 16 de mayo de 1943, en el cual se destacó el joven líder Mordejai Anielewicz. A pesar de la superioridad militar y numérica de los alemanes, un grupo de combatientes judíos, residentes en el gueto, libraron una feroz batalla contra el enemigo, causándole un importante número de bajas. La rebelión fue sofocada ferozmente después de 27 días, culminando con la destrucción total del Gueto, causando alrededor de 13.000 muertes y la deportación de alrededor de 40.000 sobrevivientes a Treblinka y otros campos de exterminio.
Anielewicz mismo pereció el 8 de mayo de 1943, y desde ese día se convirtió en el símbolo más destacado de la insurrección.
Entre los salvadores, Yad Vashem logró confirmar a casi 28.000 justos entre las naciones. Obviamente, el número de personas que brindó ayuda a los perseguidos es notablemente mayor. La tarea de rescatarlos del anonimato es ardua y se convirtió en la misión central de nuestra ONG, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, que lleva el nombre del joven diplomático sueco que salvó decenas de miles de judíos húngaros y terminó siendo apresado y muy probablemente asesinado por los soviéticos.
Muchas veces, la gesta heroica de los salvadores era individual o se manifestaba en el seno de una familia. Otras veces, presentaba un carácter colectivo. Tal es el caso de Dinamarca, país en el cual un gran número de ciudadanos se movilizaron en una red de rescate que logró salvar la vida de la gran mayoría de los judíos daneses, trasladándolos a la vecina Suecia antes de que fueran deportados a los campos de la muerte. En 2013, nuestra Fundación presentó la Medalla Wallenberg a la entonces Primer Ministro de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, quien la recibió en nombre de sus héroes compatriotas.
Otro ejemplo de solidaridad colectiva durante el Holocausto fue protagonizado por el pueblo de Albania, único país bajo el control nazi que terminó la Segunda Guerra Mundial con más judíos de los que tenía antes de comenzar el Holocausto. Albania no solo salvó a sus propios judíos, sino que acogió y protegió a refugiados judíos de países limítrofes.
Tal como lo informara oportunamente este medio, el 27 de enero de 2019, coincidiendo con el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, la Fundación Wallenberg declaró Casa de Vida a Albania, en reconocimiento a la singular heroísmo colectivo de dicho país.
En gran parte, el proyecto Casas de Vida, lanzado por nuestra ONG en 2014, nos brinda múltiples ejemplos de redes colectivas de rescate, muchas de ellas lideradas por las altas jerarquías de la Iglesia Católica. Hasta la fecha hemos identificado a más de 500 Casas de Vida en Italia, Francia, Bélgica, Polonia, Dinamarca, Holanda, Hungría y Grecia en las cuales miles de perseguidos por los nazis, especialmente niños, encontraron refugio y protección.
Otros salvadores actuaron en países “neutrales”, como España (aunque en realidad, el régimen Franquista simpatizaba con el Eje). Tal fue el caso del Dr. Eduardo Martínez Alonso (desde Madrid) o el del empresario Venancio Ramis Corominas (desde Barcelona), quienes siendo parte de los servicios de inteligencia británicos facilitaron el traslado de un gran número de refugiados judíos, desde España a América.
Aprovechamos esta fecha para recordar a todas las víctimas del régimen nazi y a todos aquellos que lucharon contra la barbarie, ya sea combatiendo al enemigo o salvando vidas. La Fundación Wallenberg se compromete a seguir contando sus historias.