Bruno Walter nació en Berlín, Alemania, el 15 de septiembre de 1876 y murió en Beverly Hills, California, Estados Unidos, el 17 de febrero de 1962. Director de orquesta y compositor.
Su nombre original era Bruno Schlesinger, comenzó a usar
Walter como apellido en 1896. El nombre de familia Schlesinger fue remplazado
oficialmente en 1911, cuando tomó ciudadanía austríaca.
El sitio Biografías y Vidas publicó este recordatorio
Bruno Walter (Berlín, 1876 - Beverly Hills, 1962) Director de orquesta y compositor alemán nacionalizado estadounidense.
Realizó sus estudios musicales en el Conservatorio Stern de
su ciudad natal con la intención de emprender la carrera de pianista,
instrumento con el que debutó como solista a los trece años tocando el
Concierto para piano en Mi bemol de Moscheles con la Orquesta Filarmónica de
Berlín.
Pero fue al escuchar dirigir a Hans von Bulow cuando decidió centrarse en la dirección orquestal. En 1894, a los dieciocho años, debutó con la ópera Der Waffenschmied de Gustav Lortzing al frente de la orquesta de la Ópera de Colonia.
Pero fue al escuchar dirigir a Hans von Bulow cuando decidió centrarse en la dirección orquestal. En 1894, a los dieciocho años, debutó con la ópera Der Waffenschmied de Gustav Lortzing al frente de la orquesta de la Ópera de Colonia.
Hasta 1896 permaneció en dicha orquesta como director en
prácticas, y ese mismo año se trasladó a Hamburgo donde recibió lecciones de
Gustav Mahler. Su relación con Mahler fue decisiva para su carrera profesional
por las enseñanzas que recibió de aquél y porque fue el compositor austriaco
quien le proporcionó un empleo como director en Breslau. Al ocupar dicho
puesto, Walter adoptó el que sería su nombre artístico a partir de ese momento.
En 1887 dirigió en Pressburg y al año siguiente en Riga. En
la capital letona conoció a la que sería su futura esposa, la soprano Elsa
Kornek. La llegada del nuevo siglo le llevó a dirigir en Berlín y más tarde, en
1901, a Viena. Allí fue asistente de su maestro Mahler y director de la Ópera
de Viena (Hofoper), en la que permaneció hasta 1912.
Bruno Walter simultaneó su puesto en Viena con numerosos conciertos en Checoslovaquia, Italia, Alemania y Gran Bretaña. En este último país obtuvo un gran éxito dirigiendo Tristán e Isolda en el Covent Garden londinense.
Bruno Walter simultaneó su puesto en Viena con numerosos conciertos en Checoslovaquia, Italia, Alemania y Gran Bretaña. En este último país obtuvo un gran éxito dirigiendo Tristán e Isolda en el Covent Garden londinense.
Tras el fallecimiento de Mahler, Walter fue el encargado de estrenar dos de sus obras: La Canción de la Tierra en 1911 y la Novena Sinfonía al año siguiente. En 1913 se instaló en Múnich, donde permaneció durante una década al ser nombrado Director General de Música de Baviera en sustitución de Félix Mottl. Su etapa berlinesa sirvió para otorgarle prestigio internacional, especialmente por sus interpretaciones de óperas de Mozart y Wagner. Compaginó dicho puesto con el de director invitado de la Orquesta Filarmónica de Berlín, al frente de la cual estrenó obras de compositores contemporáneos como la británica Ethel Smyth.
En 1923 volvió a Viena, ya con la nacionalidad austriaca que
le había sido proporcionada en 1911. Ese mismo año viajó a Nueva York por
primera vez, y allí debutó con la New York Symphony Orchestra. A partir de ese
momento y durante varios años estuvo viajando a los Estados Unidos para
realizar giras de conciertos en Minneapolis, Cleveland, Los Angeles y Nueva
York.
En 1925 se instaló de nuevo en Berlín tras ser nombrado
director general de música en la Ópera Estatal de dicha ciudad, y en verano de
ese mismo año acudió por primera vez al Festival de Salzburgo, donde obtuvo un
gran éxito con sus interpretaciones de Mozart. Simultaneó estas actividades con
la dirección del repertorio de ópera alemana en el Covent Garden londinense
entre 1924 y 1931, y con algunos conciertos al frente de la London Symphony
Orchestra.
En 1926, durante una visita a Leningrado, conoció al
entonces joven Shostakovich y mostró gran interés por su Sinfonía nº 1, hasta
el punto de estrenarla más tarde en Berlín. Ese mismo año, Walter comenzó a
trabajar para el recién abierto Teatro de Ópera de Charlottenburg (Berlín), y
gracias a su presencia y a la de otros importantes directores como Furtwängler
y Klemperer, el teatro adquirió renombre internacional.
En 1929, tras ciertos roces con la dirección del teatro,
Walter decidió dimitir y marcharse a Leipzig, donde se puso al frente de la
orquesta del teatro Gewandhaus. Debido al ascenso de los nazis al poder, pronto
hubo de dejar este puesto, que ocupó entonces Richard Strauss. Walter continuó
entonces su carrera en Londres y Viena. Obtuvo en 1935 el puesto de director
titular de la Orquesta Filarmónica de la capital austriaca, pero la ocupación
alemana le forzó a huir de ese país en dirección a Francia.
A pesar de que el gobierno francés le otorgó la nacionalidad
francesa en 1940, el destino final de Walter fue Estados Unidos, donde
permaneció hasta la fecha de su fallecimiento. En 1946 se convirtió en
ciudadano estadounidense y en dicho país sustituyó a Klemperer al frente de la
Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, además de subir al podio de otras
agrupaciones como la New York Philharmonic, la Columbia Symphony Orchestra o la
orquesta sinfónica de Minneapolis.
Su debut en el Metropolitan neoyorquino se
produjo en 1941 con Fidelio, de Beethoven, ópera que también dirigió en la
Staatsoper de Viena al finalizar la Segunda Guerra Mundial. En 1947 participó
en la primera edición del Festival de Edimburgo dirigiendo en La Canción de la
Tierra de Mahler a la gran estrella de la lírica Kathleen Ferrier.
La década de
los años cincuenta le llevó a Salzburgo y Viena. En esta última ciudad dirigió
en 1960 la Sinfonía nº 4 de Mahler con motivo del centenario del compositor.
Los dos últimos años de su vida los pasó en su residencia de Los Ángeles, donde
falleció en 1962.
Como compositor estrenó dos sinfonías y algunas obras
camerísticas, pero pronto abandonó la creación musical para dedicarse de lleno
a la dirección de orquestas. Sus interpretaciones se caracterizaban por su
lirismo y calidez.
La técnica ocupaba un segundo plano ya que, en palabras del
propio Walter, "concentrándose en la técnica uno no llega a la
precisión". Su repertorio favorito era el de los maestros de la música
centroeuropea, cuya música abordaba con gran respeto.
Como sucedía con muchos otros músicos de su época, sus
interpretaciones de la música del clasicismo no tenían demasiado en cuenta los
criterios historicistas, ya que Walter utilizaba grandes orquestas para el
repertorio del siglo XVIII.
Su forma de dirigir era muy distinta a la de otros
maestros de la batuta como Toscanini o Furtwängler, ya que no poseía la
fogosidad del primero ni la facilidad para la improvisación del segundo. Walter
siempre trató de lograr una comunicación fluida con sus músicos, evitando en
todo momento los ademanes dictatoriales que caracterizaban a otros directores.
A continuación, Bruno Walter, y su interpretación de la Obertura Oberon de Carl Maria von Weber.