Marcello Vincenzo Domenico Mastroianni,
conocido mundialmente como Marcello Mastroianni, nació en Fontana
Liri, Italia, el 28 de septiembre de 1924 y murió en París,
Francia, el 19 de diciembre de 1996. Actor.
El sitio www.decine21.com
publicó este recordatorio. Marcello Mastroianni
Intérprete (28/09/1924; † 19/12/1996)
El hombre del pueblo. Por José
María Aresté
Natural. Un tipo corriente. Federico Fellini dio con
la definición del modo de trabajar de Marcello Mastroianni: “Un
actor que se adapta perfectamente a lo que yo quiero de él, como un
contorsionista que es capaz de adoptar cualquier postura.”
“Por la mañana te recogen en limusina. Te llevan al estudio y te ponen una chica preciosa en tus brazos… ¿Y a eso le llaman trabajar? ¡Por favor!”. Así bromeaba Marcello Mastroianni (Fontana Lire, 1924-París, 1996) a la hora de describir su profesión de actor. Esa aparente frivolidad, su imagen tan difundida de ‘latin lover’, no debería ocultar la grandeza de un intérprete excepcional, dotado de un rostro muy expresivo en su normalidad.
Contable en una compañía de cine, su hermano Ruggiero era montador. Se aficionó al teatro durante sus años universitarios en Roma, y compartió escenario con Giulietta Massina.
Su gran descubridor fue Luchino Visconti, que lo incorporó a su compañía teatral, donde permaneció diez años. No sabía de ‘métodos’, pero interpretó obras de Shakespeare, Williams y Chejov, algo quizá poco sabido por quienes lo asocian siempre a sus composiciones de tipos populares.
Aunque mantuvo relaciones sentimentales con algunas de sus compañeras de pantalla (Catherine Deneuve, con quien tuvo una hija, Chiara, y Faye Dunaway) siempre estuvo casado con la misma mujer, Flora Carabella, con la que contrajo matrimonio en 1948, y que le dio una hija, Barbara.
Su filmografía supera ampliamente el centenar de películas. Hay, por supuesto, títulos olvidables, pero también un buen puñado de obras maestras. En 1957 hace su primera película notable, Noches blancas.
Dirige Visconti a partir de la obra de Dostoievski, y ambos repetirían en 1967 con El extranjero. Tras su papel de ladrón en Rufufú (Mario Monicelli, 1958), viene el éxito definitivo con La dolce vita (1960) de Fellini. El director aseguraba que le seleccionó por su rostro banal, y que le prefirió a Paul Newman.
Volverían a trabajar juntos en Ocho y medio (1963), Ginger y Fred (1986) y Entrevista (1987). Fellini vio lo adecuado que resultaba Mastroianni para personajes en posición ambigua, y afirmó que “resulta creíble como alguien que no reacciona a los hechos, pero los observa.”
Resaltar unas películas y obviar otras no es tarea fácil. Brillante está como esposa caradura en Divorcio a la italiana (Pietro Germi, 1961). Su asociación con directores como Vittorio De Sica y Ettore Scola dio un granado conjunto de películas. Inolvidables son Matrimonio a la italia (1964), Ayer, hoy y mañana (1963) y Los girasoles (1968) con el primero, y Una jornada particular (1977) con el segundo, las cuatro con Sophia Loren.
Ambos habían trabajado juntos por primera vez en la divertidísima La ladrona, su padre y el taxista (Alessandro Blasetti, 1954), y llegaron a sumar diez títulos juntos. No rodó mucho en inglés, pero mantuvo un emotivo ‘tête-à-tête’ con Jack Lemmon en Maccheroni (1985). Trabajó con Polanski (¿Qué?, 1972), Boorman (Leo el último, 1970), Angelopoulos (Il volo, 1984), Tornatore (Están todos bien, 1990), Altman (Prêt-à-porter, 1994) y Oliveira (Viaje al principio del fin del mundo, 1997, su último film).
Su composición de articulista gris empujado a comprometerse con lo que ocurre a su alrededor en Sostiene Pereira (Roberto Faenza, 1996) es maravillosa. Imágenes que ha dejado grabadas en la retina del espectador las hay a decenas, pero me quedo con el Romano impecablemente vestido de blanco en Ojos negros (Nikita Mikhalkov, 1987), que se adentra sin perder la compostura en una piscina de barro, para devolver graciosamente su sombrero a la bella dama del perrito.
A continuación, Marcello Mastroianni, en la película Stanno Tutti Bene, de Giuseppe Tornatore.