La flauta mágica, o Die Zauberflöte en su idioma original, es un singspiel en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en alemán de Emanuel Schikaneder.
El singspiel es un tipo de ópera popular cantada en alemán,
en el que se intercalan partes habladas. Además de ser gran obra musical
expresa unos valores a modo de crítica.
Es la última ópera escenificada en vida del compositor y
estrenada en el Freihaus-Theater auf der Wieden de Viena, el 30 de septiembre
de 1791 bajo la dirección del propio Mozart.
Cuando Mozart estrenó La flauta mágica tenía treinta y cinco
años y sólo le quedaban dos meses de vida. El empresario teatral Emanuel
Schikaneder pasaba graves apuros económicos y el compositor, gran amigo suyo
desde los años de juventud y en su misma situación financiera, resolvió
escribir para él una obra que podría dar dinero.
Al conocer que un teatro rival
iba a estrenar otra ópera con igual asunto, se modificó por completo la acción
dotándola, además, de una significación simbólica supuestamente de acuerdo con
ciertas prácticas masónicas, logia a la que según algunos autores pertenecían.
El elemento mítico y maravilloso adquirió en La flauta mágica un gran relieve.
Según muchos historiadores y críticos, podría haber
influencias masónicas en la ópera, ya que Mozart fue iniciado en la logia
masónica de Viena llamada Zur Wohltätigkeit, o La Beneficencia, el 14
de diciembre de 1784.
Cuando se produjo el estreno de La flauta mágica, la
masonería acababa de ser prohibida en el imperio austriaco por su relación en
ese país con los Iluminados de Baviera. Muchas de las ideas y motivos de la
ópera recuerdan los de la filosofía de la ilustración.
A continuación, de Wolfgang Amadeus Mozart, el singspiel La flauta mágica, en la interpretación de
Lucia Popp como Pamina, Francisco Araiza en el papel de Tamino, Edita Gruberova en el rol de La Reina de la Noche, Wolfgang Brendel interpretó a Papageno y Kurt Moll como Sarastro, junto al Coro y la Orquesta de la Opera Estatal de Baviera, todos dirigidos por Wolfgang Sawallisch, el 19 y 20 de septiembre de 1983.
Acto I: Cuadro I: En las Tierras Rocosas
El príncipe Tamino llega hasta tierras rocosas perseguido
por una serpiente. Ha perdido su arma y ruega por su vida hasta que se desmaya
("Zu Hilfe! Zu Hilfe!"). Pero enseguida es salvado por las Tres Damas
(Die Drei Damen), que matan al monstruo. Al ver al joven se enamoran de él,
pero le abandonan con la promesa de volver de nuevo. Tamino se despierta,
aturdido, junto a la serpiente, cuando oye un silbar. Papageno, un ser mitad
pájaro y mitad persona, con una gran jaula a sus espaldas, se le acerca
cantando ("Der Vogelfänger bin ich ja").
Cuando Tamino habla con él le pregunta quién es. Es el
pajarero de la Reina de la Noche (Die Königin der Nacht), quien le da comida a
cambio de pájaros. Hablando, Tamino cree que Papageno mató a la serpiente y lo
salvó. Papageno sobre esto no le dice nada. En este momento se oye la voz de las
Tres Damas que, al ver que Papageno ha mentido, le cierran la boca con un
candado de oro. Al dirigirse a Tamino, le entregan un retrato de una bella
joven. Si él no permanece indiferente, fama, honor y felicidad le darán por
recompensa.
En la intimidad, Tamino muestra con su canto cuánto le gusta
ella ("Dies Bildnis ist bezaubernd schön"). No sabe quién es la
retratada, pero sabe que le enamora.
Las Tres Damas aparecen ante Tamino y le dicen que la Reina
escuchó su canto y ha querido que sea él quien rescate a su hija. Es Pamina, la
hija de la Reina de la Noche, y está secuestrada por un demonio llamado
Sarastro, que vive en un castillo muy bien vigilado. Entonces, decidido, Tamino
se propone salvar y liberar a Pamina.
De repente se oye un trueno y cae la
noche. Las montañas se abren dando paso a la Reina de la Noche, que viene
sentada sobre un trono de estrellas, haciéndose la oscuridad detrás de ella. En
su delicada y completa aria de tres tiempos distintos ("Oh zittre nicht,
mein lieber Sohn!") persuade a Tamino para que la rescate y, a cambio,
dejará que se quede con ella para siempre. Después de esto, la Reina se retira
entre las montañas y el día se hace de nuevo.
Tamino, pensando en soledad si lo que ha visto es cierto, se
encuentra con Papageno en el camino, que no puede hablar por el castigo
("Hm, hm, hm"). Entonces aparecen las Tres Damas, que liberan a
Papageno de su castigo, pero éste no debe mentir nunca más: ¡el castigo debe
servir de advertencia! A Tamino le ofrecen una flauta mágica de oro, que
modifica el estado de ánimo de aquel que la escuche, hace más feliz a los
hombres, al triste le vuelve alegre y al soltero enamorado. Papageno debe
acompañar a Tamino, pero éste tiene miedo de Sarastro; abandonaría a Tamino por
no ir. Las Damas, para evitarlo, le regalan unas campanillas de plata mágicas
que le protegerán con su sonido. Se despiden de ellos diciéndoles antes que,
para guiarse y encontrar el castillo, han de seguir a tres muchachos jóvenes,
bellos, nobles y sabios.
Cuadro II: En la Habitación con Jeroglíficos del Palacio de
Sarastro
Unos esclavos y Monostatos entran con Pamina, la sujetan y
la atan. Esta intenta evitar a Monostatos, quien la acosa y la desea. Se acerca
a ella sin saber con qué intenciones ("Du feines Täubchen, nur
herein!"). En ese momento entra Papageno, que encuentra a Pamina junto al
negro Monostatos. Ambos se asustan por la extraña apariencia del otro, y
escapan, pero Papageno regresa y se presenta ante Pamina y le dice que hay un
príncipe enamorado de ella que la va a rescatar por encargo de su madre la
Reina. Antes de salir, cantan un dúo sobre la necesidad que sienten de amor en
las vidas ("Bei Männern, welche Liebe fühlen").
Cuadro III: En el Bosque ante el Palacio de Sarastro
Tamino es conducido por los tres muchachos hasta el palacio
de Sarastro, quienes le dicen que sea firme, paciente y callado. El templo
tiene tres puertas: en el medio, la puerta de la Sabiduría, a la derecha, la de
la Razón, y a la izquierda, la de la Naturaleza. Entra por la puerta de la
Sabiduría porque las otras le impiden pasar, Atrás! (Zurück!). Se presenta ante
él un orador al que le pregunta, pero sus respuestas le crean mucha confusión
("Zum Ziele hin führt dich diese Bahn"). Parece ser que Sarastro no
es malvado, según cuenta, que lo que hace es proteger a Pamina, pero que no
puede decir más por un juramento. Tamino, que lo que quiere es encontrar a
Pamina, empieza a tocar su flauta, cuyo sonido atrae a los animales del bosque.
Al tocar la flauta se oye la melodía que siempre toca Papageno ("Wie stark
ist nicht dein Zauberton").
Pamina y Papageno buscan también a Tamino y oyen su flauta.
Monostatos, al oír a Papageno, aparece e intenta atraparles. Llama a sus
esclavos, que vienen con cadenas, pero Papageno utiliza el regalo de las Tres
Damas y con sus campanillas les detiene y les hace bailar y cantar
("Schnelle Füße, rascher Mut" y "Das klinget so herrlich").
Ahora se oyen trombones y Sarastro es anunciado por un coro
invisible ("Es lebe Sarastro, Sarastro lebe!"). Entra de forma
triunfal, con sus sacerdotes y montado en un carro tirado por seis leones.
Pamina le implora que le perdone su huida; ella quería escapar de Monostatos,
quien le estaba acosando. Sarastro todo esto ya lo sabía, y sabe además que
está enamorada de Tamino. Si sigue con su madre perderá su felicidad, dice
Sarastro, ese es el motivo de su secuestro, la Reina no debe cumplir ya la
función de madre, sobrepasa la esfera que le corresponde.
Tamino entra sujetado por Monostatos y los dos jóvenes se reconocen
y pronto se abrazan fuertemente, lo que provoca la furia de Monostatos, que los
separa inmediatamente y ruega a su señor que los castigue. Sarastro, imparcial,
sentencia un castigo de setenta y siete azotes, pero sobre Monostatos, al cual
se lo llevan sus sacerdotes. Para terminar, ordena que acompañen a Papageno y a
Tamino al templo de las pruebas, con las cabezas cubiertas con sacos, para ser
iniciados.
Acto II: Cuadro I: Un bosque con palmeras
Sarastro y sus sacerdotes, en procesión solemne, se reúnen
en su templo ("Ihr Eingeweihten der Goetter Isis und Osiris").
Debaten la posibilidad de acoger a Papageno y a Tamino e iniciarlos en sus
prácticas. Todos aceptan la propuesta, pero deberán ser virtuosos y superar una
serie de pruebas. En este momento canta Sarastro el aria con coro ("O,
Isis und Osiris") rogando a los dioses que los fortalezcan con virtudes y
los acojan en caso de que deban morir.
Cuadro II: En una sala, de noche, con tormenta
Tres sacerdotes conducen a Tamino y a Papageno hasta la sala
donde se harán las pruebas, y les quitan los sacos. Tamino y Papageno entablan
una conversación en la que suenan unos truenos que atemorizan a Papageno.
Después entran unos sacerdotes con antorchas, con los cuales Tamino sentencia
que estaría dispuesto a dar su vida por la amistad y el amor y someterse a
pruebas por ello. Sobre esto Papageno no está muy de acuerdo. Él es un hombre
primitivo (Ich bin so ein Naturmensch) y hasta que no le aseguran una mujer
joven y bella, a Papagena, no acepta. Pero debe prometer no hablar con ella si
la ve. Tienen que permanecer en silencio, y no hablar con ninguna mujer. En
este dúo se detallan las principales motivaciones de la prueba ("Bewahret
euch vor Weibertuecken").
Los tres sacerdotes abandonan la sala y les dejan en la
oscuridad. En ese momento aparecen Las Tres Damas del suelo y cantan el
quinteto ("Wie? Wie? Wie?"), que los intentan convencer de que ese no
es un buen lugar. Papageno no para de preguntar a Tamino si lo que dicen es
verdad, pero Tamino, que es fuerte, no piensa en lo que puedan decir. Ellas
insisten en que la Reina de la Noche se dirige hacia el templo, mientras que
Papageno se desmaya. Pero se oye a los sacerdotes, que las expulsan hasta que
desaparecen en el suelo. Entran estos y se llevan a Tamino. A Papageno le hacen
levantarse para poder seguir guiándolo.
Cuadro III: Un jardín
Pamina duerme bajo la luz de la luna. Entonces entra
Monostatos y canta su aria sin que nadie lo vea ("Alles fühlt der Liebe
Freuden"), en la que se lamenta de su posición comprometida. No puede amar
a un ser tan hermoso como la luna porque lo negro es feo. Se acerca a Pamina,
pero la Reina de la Noche surge del suelo. Pamina se despierta y Monostatos se
esconde. La Reina se enfurece al ver que Tamino se ha puesto del lado de
Sarastro, y pide venganza por ello. En el aria más famosa de la ópera
("Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen") expresa que se siente
engañada y obliga a Pamina que mate a Sarastro, amenazándola con abandonarla
para siempre. Le da el cuchillo a su hija para que asesine a Sarastro y se
marcha enfurecida. Monostatos sale de su escondite y decide vengar a Sarastro
pidiendo que se case con él, pero Pamina se niega. Llega Sarastro para consolar
a Pamina y tomar justicia, a la manera que se tiene dentro de esos muros, que
no conocen venganza ("In diesen heil'gen Hallen").
Cuadro IV: En la sala de las pruebas
Mientras, Tamino y Papageno siguen superando las distintas
pruebas impuestas. En este momento se enfrentan a la prueba del silencio, pero
Papageno no calla. Surge del suelo una mujer vieja y fea que ofrece agua a
Papageno, que no para de hablar con ella y descubre que tiene 18 años y dos
minutos, y además tiene un amante, el mismo Papageno. Cuando va a preguntar el
nombre de la anciana, un trueno suena y la vieja desaparece. Los muchachos
llegan para traerles comida y sus instrumentos. Entregan a Tamino su flauta y a
Papageno sus campanillas, y desaparecen. Tamino toca la flauta mientras
Papageno come y bebe. Aparece Pamina al sonido de la flauta, que, al no obtener
respuesta alguna por parte de Tamino, piensa que no le quiere y, muy herida,
canta su bellísima aria ("Ach, ich fühl's, es ist verschwunden"). Es
el momento más solemne de toda la obra.
Cuadro V: Una gran sala abovedada, en el interior de una
pirámide
Sarastro, junto con el coro de los sacerdotes, inician un
ritual ("O, Isis und Osiris, welche Wonne"). Se trata de uno de los
pasajes corales más representativos de la época. Tamino, frente al gran
sacerdote, escucha sus palabras. Entonces entra Pamina con un saco en la cabeza
acompañada por los sacerdotes junto a Tamino. Sarastro le quita el saco. No
cesa de preguntar por Tamino, que está a su lado, pero Tamino no habla con
ella. En este trío se relata la historia ("Soll ich dich, Treuer, nicht
mehr sehn?"). Han de separarse y los dos lo aceptan porque les prometen
que volverán a encontrarse.
Cuadro VI: Jardín pequeño
Papageno está solo y perdido en la sala donde se realizan
las pruebas. No encuentra la salida, siempre le dicen Atrás! (Zurück!). Al
acercarse a un sacerdote, éste le reprocha que su comportamiento merece un
castigo, pero los dioses, benignos, lo perdonan. A cambio nunca sentirá las
alegrías de los iniciados. Papageno se conforma con un vaso de vino, que le es
concedido, y con una muchacha ("Ein Mädchen oder Weibchen wünscht Papageno
sich!") que le haga caso y le quiera. Cantando, encuentra a su mujer, pero
es la misma anciana que le pide su eternidad. Él accede con desgana porque, si
no, vivirá encarcelado sin una amiga y sin vivir en el mundo que tanto le
gusta. En ese momento, ella se convierte en una hermosa joven, Papagena, pero
la pierde porque se acerca un sacerdote; aún no es digno de ella, le dice.
Papageno se hunde en la tierra porque no quiere hacer caso al sacerdote.
Cuadro VII: Un jardín
Los tres muchachos anuncian la llegada de la mañana y hablan
de Pamina ("Bald prangt, den Morgen zu verkuenden!"). Pamina, al
creerse rechazada por Tamino, decide suicidarse. A punto está, pero los jóvenes
genios la salvan a tiempo y le piden que tenga paciencia (Ha, Unglückliche,
halt ein!).
Cuadro VIII: Dos montañas, una arroja fuego y la otra agua
Dos hombres con armadura traen a Tamino para que supere las
pruebas de agua y fuego. Antes de la prueba, Pamina aparece dispuesta a verle
("Der, welcher wandert diese Strasse voll Beschwerden"). Deciden que,
como Pamina no teme a la muerte, es digna de ser iniciada. Ambos se dan la
mano. Tamino toca la flauta para poder atravesar la columna de fuego. Entran y
salen de ésta. Tamino vuelve a tocar la flauta y se dirigen a la montaña, que
arroja agua. Entran y salen de ésta. Aparece después la entrada a un templo muy
iluminado, dentro del cual se oyen gritos de triunfo y alegría por la pareja
("Tamino mein! O welch ein Glück" y "Wir wandelten durch
Feuergluten").
Cuadro IX: Pequeño jardín
Papageno, al ver que ha perdido a Papagena, la busca
desesperadamente cantando y tocando su silbato ("Papagena, Papagena!
Weibchen! Täubchen!"). Decide ahorcarse. Con una cuerda, se acerca a un
árbol. Pide que se apiaden, pero no se oye nada. Resignado, se dispone a
colgarse. Los tres muchachos le detienen y le aconsejan que toque sus
campanillas. Es el famoso dúo donde se encuentra con su amada Papagena, con la
que decide tener muchos hijos Papagenos ("Pa-Pa-Pa-Papagena!").
Cuadro X: Subterráneos del templo
La Reina de la Noche, junto con Monostatos, quien se le ha
unido, surgen del suelo y en silencio ("Nur stille, stille, stille,
stille!") intentan atacar el poder de los sacerdotes y de Sarastro
entrando en el templo. La Reina le ha prometido a Monostatos su hija y este le
enseña el camino. Se oyen ruidos. Son los sacerdotes, que los vencen con
truenos y rayos. La Reina de la Noche y Monostatos son expulsados y se los
traga la tierra. Sarastro convoca el reino de la luz y el reino de la verdad.
En el coro final ("Die Strahlen der Sonne vertreiben die Nacht") se
canta a la belleza y a la sabiduría que han sido coronadas para siempre en
aquel bello lugar.