jueves, 15 de mayo de 2014

Franz Schubert. Rosamunda D. 797.

 
Una de las últimas obras de Franz Schubert es Rosamunda D. 797, y fue compuesta en 1823. Se trata de la música escénica para la obra homónima de la escritora Helmina von Chézy, que tan sólo se representó durante dos días. 

El fracaso de público, obligó a que se suspendieran las demás funciones programadas, y esta partitura estuvo desaparecida, hasta que fue encontrada en 1861, muchos años después de la muerte del compositor.


A continuación de Franz Schubert, Rosamunda D. 797, en la versión de la mezzosoprano Anne Sofie von Otter y la Orquesta de Cámara de Europa, dirigida por Claudio Abbado.



En el sitio http://www.refinandonuestrossentidos.com encontramos este comentario.

MÚSICA INCIDENTAL COMPLETA PARA ROSAMUNDA, PRINCESA DE CHIPRE, OP. 26, D. 797

La encantadora música de Rosamunda fue compuesta por Franz Schubert en 1823 para una obra que resultó un completo fracaso. El manuscrito de la pieza literaria se perdió y la partitura permaneció extraviada hasta que por fortuna, en 1867, Sir George Grave y Sir Arthur Sullivan lo encontraron en una vieja casa vienesa. A los vieneses les gustaba la música en el teatro, y Schubert proporcionó con la partitura de Rosamunda una obertura (que él mismo resucitó de una temprana ópera, Alfonso y Estrella), tres entreactos que son casi pequeños poemas orquestales, dos ballets, una serenata instrumental llamada La melodía del pastor, dos solos vocales y seis partes corales. Cuatro de estas obras, un aria para voz sola y tres corales han desaparecido. Pero si se considera lo poco que se valoraba a Schubert durante su breve vida, y el estado de sus manuscritos en el momento de producirse su muerte, hay que agradecer, en realidad, que se haya salvado tanta de esta encantadora música suya.

La obra, Rosamunda, Fürstin von Cypern (Rosamunda, princesa de Chipre) fue escrita por Wilhelmina Christiane von Chécy (1783 - 1856) en 1823 y estrenada (sólo se ofreció dos noches) en el Theater an der Wien el 2O de diciembre del mismo año, en una función a beneficio de la joven actriz Emilie Neumann, quien fue la elegida para interpretar el rol titular en Rosamunda. La señora von Chécy había llegado a Viena procedente de Berlín para colaborar en la producción de la ópera Euryanthe de Weber, escribiendo el libreto, no muy afortunado por cierto. Es muy probable que Weber previniera a Schubert acerca de las condiciones literarias de esta señora, pero la posibilidad de que alguna de sus obras fuera presentada en público, unida a la intervención de su amigo Josef Kuppelweiser (enamorado de la actriz Neumann) lo inclinaron a aceptar. 

Su argumento, que se trascribe a continuación, ha sido reconstruido según noticias periodísticas de la época.

El rey de Chipre había muerto cuando Rosamunda, su hija, tenía dos años, y había decretado que se la criara como una pastora hasta que cumpliera los dieciocho. Se acerca la fecha en la cual su identidad le será revelada, pero el gobernador de Chipre, el malvado Fulgencio, alberga sombríos designios con respecto a ella y al trono. Un ciudadano de buenos sentimientos, Albano, escribe una carta pidiendo ayuda al príncipe Alfonso de Candía, que había sido prometido como esposo a Rosamunda en la niñez. Llega el príncipe, a pesar de un naufragio, pero se disfraza para descubrir si Rosamunda es una consorte apropiada, y entra al servicio de Fulgencio. La hija de Fulgencio es capturada por los piratas, y luego rescatada. Cuando Fulgencio se ve rechazado en sus propósitos con Rosamunda, la acusa del rapto y la hace después encarcelar. 

Ella escapa, pero Fulgencio averigua su paradero y envía a Alfonso a su encuentro, con una carta envenenada, cuyas vaharadas le darán la muerte. Alfonso, disfrazado, descubre que Rosamunda es su verdadera alma gemela. Fulgencio, llega, se entera de que por un accidente ha fracasado su trama del veneno, y envía a Alfonso a que vigile a Rosamunda. Llega otra carta de Albano a Alfonso, y cuando Fulgencio la ve descubre la verdadera identidad de Alfonso, y trata de matarlo. Pero mediante una rápida estratagema manual, Alfonso hace que Fulgencio muera víctima de la misma carta envenenada. Los enamorados se casan, y ascienden juntos al trono.