Gustavus Theodore von Holst, más conocido como Gustav Holst,
nació en Cheltenham, Gloucestershire, Reino Unido, el 21 de septiembre de 1874,
y murió en Londres, Reino Unido, el 25 de mayo de 1934. Compositor.
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publicó este recordatorio.
Gustav Holst
(Gustave Theodore von Holst; Cheltenham, 1874 - Londres,
1934) Compositor inglés de origen sueco. Discípulo de Charles Villiers Stanford
en el Colegio Real de Música londinense, llegó a ser, como su maestro, un
apasionado folklorista. Luego de haber sido músico de orquesta durante algún
tiempo, a partir de 1903 se dedicó a la enseñanza, actividad que ejerció
primero en Dulwich, más tarde en el Morley College, y, finalmente, como maestro
de composición, en el Colegio Real de Música.
Es el autor de una de las páginas más interpretadas y
grabadas del repertorio: Los planetas, que en cierto sentido ha oscurecido, si
no eclipsado totalmente, el resto de su producción. Mostró durante toda su vida
un creciente interés por la filosofía y la cultura hindúes, que inspiraron
algunas de sus composiciones más importantes, como la ópera de cámara Savitri,
que llegaría a ejercer una profunda influencia en los compositores más jóvenes,
con Benjamin Britten a la cabeza. Su hija Imogen Holst (Richmond,
1907-Aldeburgh, 1984) fue una conocida musicóloga.
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Gustav Holst |
Los planetas, pieza que ha inmortalizado el nombre de Gustav
Holst, se abre con los violentos y apocalípticos acordes de Marte, el portador
de la guerra, movimiento en forma de marcha que, en el momento del estreno
(1918), fue considerado una alusión a la Primera Guerra Mundial. Otros seis
más, dedicados a otros tantos planetas (Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno,
Urano y Neptuno) completan esta suite en la que su autor expresó su pasión
astrológica. Compuesta entre 1914 y 1918, Los planetas es una obra desarrollada
en forma de poema sinfónico, con precisas referencias literarias: se interpreta
el significado esotérico ritual de cada planeta, a menudo diverso de la imagen
mitológica. Marte aparece como portador de la guerra y Mercurio como mensajero
alado; pero Venus es portadora de la paz, y sobre todo Júpiter es portador de
alegría, en un sentido casi dionisíaco; Neptuno es el místico que acompaña a
Saturno, portador de la vejez, y a Urano el mago.
Se ha querido reconocer en Los Planetas el período oriental
de la copiosa producción de Gustav Holst, interesado en el ocultismo místico
del pensamiento filosófico indio. Se trata en cualquier caso de un período
central, singularmente aislado entre el juvenil, vuelto hacia los
descubrimientos del folklore inglés, y el ecléctico de la plena madurez, que
desembocará más tarde en la devoción a Bach, de acuerdo con la afirmación de un
gusto neoclásico.
La obra es, en el fondo, un producto del último romanticismo
alemán; la naturaleza "inspirada" del músico, elocuente, en muchos
puntos straussiana, y su gusto por el timbre como inmediato término expresivo
de evidencia visual, una y otro estimulados por un tema rico en situaciones,
son las características de esta partitura. Es una música descriptiva, o sea de
aquella que "mira" a través de sonidos. De un logrado conjunto de
imágenes brota y se afirma el gusto de Holst, en un encuentro continuo de
motivos comunes, efectista y musicalmente centrado.
Fruto de la fascinación que ejerció el Oriente en Holst
durante este mismo período de su producción es también la ópera de cámara en un
acto Savitri, compuesta en 1908 y estrenada en 1916 en el Covent Garden de
Londres. La protagonista, Savitri, es la joven hija de un rey que escoge por
esposo a un príncipe al cual han asignado los dioses sólo un año de vida. La
muchacha lo sabe y se propone acompañarlo en la muerte, de la cual, sin
embargo, consigue rescatarlo en virtud de la oración.
Holst redujo la copiosa materia de una antigua leyenda hindú
al núcleo temático del amor que vence a la muerte, subrayando el carácter
místico-emotivo de la leyenda, y aplicó su criterio de simplificación a toda la
redacción de la partitura: desde las proporciones del "conjunto
instrumental" de la orquesta (la obra es, en efecto, presentada como
"poema para tres voces y coro invisible con acompañamiento de un doble
cuarteto de cuerda, siete flautas y corno inglés") hasta la sencillez de
la interpretación musical, que dio a la obra una real eficacia poética. Además
del color opalino del sonido minuciosamente modulado, es de observar la llamada
de la muerte que recorre toda la obra en un ritmo angustioso de tres notas
repetidas, y el etéreo coro invisible, de marco espectral, en algunos cuadros.
A continuación, recordamos a Gustav Holst en el día de su
nacimiento, con la Suite para gran orquesta Los Planetas Op. 32, en la versión
de la Orquesta Nacional Juvenil del Reino Unido, dirigida por Edward Gardner.