miércoles, 5 de febrero de 2020

Felipe Villanueva


Felipe de Jesús Villanueva Gutiérrez, nació en Tecámac, México, el 5 de febrero de 1862, y falleció en la Ciudad de México, el 28 de mayo de 1893. Violinista, pianista y compositor.

A los 10 años escribió su Cantata patriótica, para piano y cuatro voces; un año más tarde compuso su mazurca para piano El último adiós. En 1873 ingresó al Conservatorio Nacional de Música. Posteriormente continuó con sus estudios de piano y armonía en clases privadas con el maestro Antonio Valle.

En 1876 ingresó como violinista a la orquesta del Teatro Hidalgo dirigida por José C. Camacho, de quien recibió lecciones de composición. En 1879 la editorial internacional Wagner y Levien Sucs publicó sus piezas para piano La erupción del Peñol y La llegada del ciclón, que lo dieron a conocer entre el público mexicano. En 1887 fundó, junto a otros músicos, el Instituto Musical, que transformó la enseñanza musical de México, con una contribución fundamental de Villanueva, quien difundió obras de Johann Sebastian Bach, Frédéric Chopin, Franz Liszt y Antón Rubinstein.

Como compositor dejó numerosas obras para canto y piano, valses, nocturnos, mazurcas, polkas y gavotas entre otras, en 1892 estrenó la ópera cómica Keofar  en el Teatro Principal de la Ciudad de México, con mucho éxito. Su obra para piano fue grabada por varios concertistas mexicanos.

El profesor José Ovando Ramírez en su libro Felipe Villanueva Gutiérrez, su época, su vida, su obra, hace referencia al hecho de que su obra se desarrolló en la época en que la música italiana predominaba en las preferencias musicales en Europa y América, incluido México, aunado a ciertas reminiscencias del vals vienés que introdujo una orquesta austriaca en México en la época del emperador Maximiliano. Sumado a la originalidad de las composiciones musicales mexicanas, dieron lugar a considerar a Felipe Villanueva Gutiérrez como uno de los destacados precursores del nacionalismo musical mexicano del siglo XIX, época en la que el vals mexicano se distinguió por sus tiempos pausados, con carácter íntimo, añoranzas en su rítmica y de notable calidad musical.

Una de sus obras para piano más conocidas es el Vals Poético. También hay un arreglo sinfónico realizado por Gustavo Campa.


A continuación, recordamos a Felipe Villanueva, con dos versiones del Vals Poético, la primera de Jozef Olechowski en piano y la segunda por la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional, dirigida por Enrique Arturo Diemecke.