Felipe de Jesús Villanueva Gutiérrez, nació en Tecámac, México,
el 5 de febrero de 1862, y falleció en la Ciudad de México, el 28 de mayo de
1893. Violinista, pianista y compositor.
A los 10 años escribió su Cantata patriótica, para piano y
cuatro voces; un año más tarde compuso su mazurca para piano El último adiós.
En 1873 ingresó al Conservatorio Nacional de Música. Posteriormente continuó
con sus estudios de piano y armonía en clases privadas con el maestro Antonio
Valle.
En 1876 ingresó como violinista a la orquesta del Teatro
Hidalgo dirigida por José C. Camacho, de quien recibió lecciones de
composición. En 1879 la editorial internacional Wagner y Levien Sucs publicó
sus piezas para piano La erupción del Peñol y La llegada del ciclón, que lo
dieron a conocer entre el público mexicano. En 1887 fundó, junto a otros músicos, el Instituto Musical, que
transformó la enseñanza musical de México, con una contribución fundamental de
Villanueva, quien difundió obras de Johann Sebastian Bach, Frédéric Chopin,
Franz Liszt y Antón Rubinstein.
Como compositor dejó
numerosas obras para canto y piano, valses, nocturnos, mazurcas, polkas y
gavotas entre otras, en 1892 estrenó la ópera cómica Keofar en el
Teatro Principal de la Ciudad de México, con mucho éxito. Su obra para piano fue
grabada por varios concertistas mexicanos.
El profesor José Ovando Ramírez en su libro Felipe
Villanueva Gutiérrez, su época, su vida, su obra, hace referencia al hecho de
que su obra se desarrolló en la época en que la música italiana predominaba en
las preferencias musicales en Europa y América, incluido México, aunado a
ciertas reminiscencias del vals vienés que introdujo una orquesta austriaca en
México en la época del emperador Maximiliano. Sumado a la originalidad de las
composiciones musicales mexicanas, dieron lugar a considerar a Felipe
Villanueva Gutiérrez como uno de los destacados precursores del nacionalismo
musical mexicano del siglo XIX, época en la que el vals mexicano se distinguió
por sus tiempos pausados, con carácter íntimo, añoranzas en su rítmica y de
notable calidad musical.
Una de sus obras para piano más conocidas es el Vals Poético.
También hay un arreglo sinfónico realizado por Gustavo Campa.
A continuación, recordamos a Felipe Villanueva, con dos versiones del Vals Poético, la primera de Jozef Olechowski en piano y la segunda por la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional, dirigida por Enrique Arturo Diemecke.