Con cerca de cuarenta minutos de duración, es una de las sonatas más largas que se hayan creado. Beethoven, al crearla dijo: "ya sé componer".
En su publicación, no tuvo ninguna acogida por parte del público, y ningún pianista se atrevía a enfrentarse a esta sonata, ya que demanda técnicamente más del ejecutante que otras obras.
Esta composición ha "tentado" a todos los grandes pianistas de los últimos cien años, e incluso a algunos grandes como Arthur Schnabel, que nunca quedaron del todo satisfechos con su ejecución.
Esta sonata presentaba dificultades técnicas tan descomunales que todos los que intentaban interpretarla chocaban una y otra vez contra un muro infranqueable.
Cuando Beethoven la terminó dijo: "Esta es una obra que no dará problemas a los pianistas que la ejecuten dentro de cincuenta años".
El intérprete no sólo tiene que vencer las dificultades técnicas, sino que debe saber moverse en una gran variedad de registros diferentes y salir airoso de ellas.
A continuación, la Sonata para Piano Nº 29 en Si Bemol Mayor Opus 106, de Ludwig van Beethoven, en la interpretación de Daniel Barenboim.